Reencuentro

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Allen y yo cumplimos ya dos meses juntos, los mese más felices de toda mi existencia, pero la felicidad es lo que más rápido se acaba o simplemente al destino le desagrada que mi vida contenga un poco de alegría.

Un sábado cualquiera Jenna y yo nos preparábamos para ir a la casa hogar donde pasaríamos todo el día con algunas personas mayores como es de costumbre entre mi tía y yo, pero ahora Allen se nos unió a la diversión.

Mientras iba escaleras abajo para recibir a quien creía que era Allen, mi tía se encontraba en la cocina preparando algunos postres de los favoritos de las personas de la casa hogar.

Cuando abrí la puerta me encontré con la sorpresa de que el que estaba allí no era Allen, sino alguien que pude reconocer por el gran parecido que compartíamos y al cual sólo veía en mis pesadillas; mi padre o más bien mi progenitor.

-¿Qué haces aquí?-dije fingiendo un tono frío y de desprecio, pero la verdad es que me moría de miedo. Odiaba el hecho de que no fui bendecida con ninguna de los rasgos genéticos de mi madre sino que fui maldecida con los de mi progenitor, el cual le importé tanto que me abandono.

-Vine por ti Edith.-me respondió con voz pasiva y tranquila.

-¿Por mi? , pero si nunca te importe- grite enojada y eso al parecer alarmo a mi tía porque vino alarmada desde la cocina para saber que pasaba.

-Querida sucede algo....?-dijo mientras miraba con asombro la figura de mi padre detrás del umbral de la puerta.

- ¿Elliot?-pregunto mi tía aún si creerse de que aquel personaje estuviera frente a nosotras.

- Hola Jenna me permites pasar?-pregunto con voz calmada y tranquila.

La tranquilidad que reflejaba me sacaba de mis casillas.

-NO!!-dijimos juntas a unísono.

-¿Qué rayos haces aquí?-pregunto mi tía con enojo.

-He venido aquí por Edith-respondió otra vez con su voz calmada al mismo tiempo que fijaba su mirada en mi.- Vengo a reclamar mi derecho y a recuperar el tiempo perdido con mi hija.

-Te equivocas Elliot, ella es mía y nadie me la puede quitar, ni tu ni nadie!!!!-le respondió ahora mi tía con más enojo del que le había visto en toda mi vida.

-Jenna no me obligues a hacer las cosas de una manera dura.

-Yo soy la tutora legal de Edith.

-Y yo soy su padre.

-Claro un padre que abandona a su hija y a su esposa por otra mujer y no tiene ni el coraje de ir a la citación de divorcio. Te mereces un Gran Premio por tu responsabilidad.

Allen llego en el momento culme de la discusión acalorada y pude percibir que su rostro se veía preocupado y enojado al mismo tiempo. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba llorando, así que me limpié rápidamente para que mi padre no se diera cuenta.
No quiero que nadie sé de cuenta que me afecta, quiero serle indiferente en cada aspecto.

-¿Pasa algo?- pregunto Allen preocupado.

-No nada, este señor ya se iba.

-No me voy sin Edith...

-Disculpe ¿Quién es usted?-pregunto Allen enojado.

-Yo soy su padre-dijo señalándome.

-El no es mi padre-respondí enfadada-Mi padre murió.

-Edith te vienes conmigo y punto-dijo esta vez tomándome por el brazo y alandome para llevarme con el.

-Acaso no entendió que ella no se quiere ir con usted!-dijo Allen enojado al mismo tiempo que me soltaba de fuerte agarre de mi progenitor y me coloco detrás de el con ademán protector.
-Volveré por ti Edith y nos veremos en el juzgado Jenna.-dijo mientras se marchaba.

-¿Estas bien?-dijo Allen envolviendome en un gran abrazó protector.

Mi tía aún continuaba enojada y su rostro estaba totalmente rojo, yo nunca había visto a mi tía de esa forma.

-Si el cree que se saldrá con la suya, se equivoca-escuche decir a mi tía mientras esta entraba a la casa enojada.

Alce la mirada para poder ver directo a los ojos a Allen, verlo a los ojos siempre me tranquiliza porque se que el nunca me dejara sola. Allen aún esperaba mi respuesta a su anterior así que sólo asentí y volví a meter mi cabeza en su pecho, el solo hizo más fuerte nuestro agarre, pero luego entramos a la casa y nos dirigimos hacia mi habitación.
Me senté en el suelo de mi habitación y Allen hizo lo mismo.

-¿Quieres hablar de ello?- preguntó y pude ver sus ojos llenos de preocupación, pero sólo me límite a negar con la cabeza. Él solo se limitó a abrazarme.
Allen siempre sabe que hacer para hacerme sentir mejor y siempre le daba resultado.
Mientras estábamos abrazados mi tía entro por la puerta con los ojos rojos y la cara inchada. Nuestro agarre se debilitó.

- Querida no permitiré que nadie te aleje de mi, nunca.Primero tendría que pasar sobre mi cadáver. Eso último me asusta debido a que no se qué haría sin mi tía ni Allen, ellos son mi todo, pero ella es mi tutora legal y sin ella tendría que irme a vivir con ese señor que proclama ser mi padre.
Me levanté del suelo y la abrace, fue extraño dado a que no recuerdo la última vez que abrace a mi tía.
-Llamare a la casa hogar para avisarles que no iremos hoy y les traeré unos bocadillos.
Al salir mi tía. Allen y yo nos colocamos en la posición anterior. Un fuerte abrazó por parte de ambos.
-Creo que podría vivir así.
-Así ¿como?- pregunte mientras sumergía mi cabeza en su pecho.
-Así-y me abrazo más fuerte para enfatizar su punto.
-Edith...- dijo en un susurro.
-¿Sip?- respondí safandome de su abrazo para poder mirarlo a la cara.
-Yo tampoco permitiré que alguien te haga daño o se te acerque.
No pude evitar abrazarlo aún más fuerte de lo que el había hecho antes, justo en ese momento mi tía entro con dos bandejas con bocadillo como sí fuera para alimentar a un equipo de fútbol.
-Wao eso es mucha comida.- comente.
-Me preocupa que ustedes se alimenten bien.
-Muchas Gracias Jenna-dijo Allen mientras tomaba algunos bocadillos de la bandeja.
En eso mi tía se marcho.

Los días siguientes pasaron con normalidad y no volví a ese señor, Allen no me dejaba sola en ningún momento hasta me acompañaba a casa.
El viernes en la tardes Tia llego más temprano de lo normal y nos encontró a Allen y a mi estudiando para los parciales, mi tía se veía súper nerviosa y agitada.
-¿Paso algo Jenna?- pregunto Allen un tanto preocupado.- Te ves nerviosa.
-No es nada tranquilos.-respondió mientras observaba un papel que traía en la manos.-Allen ¿te quedarás a cenar con nosotras hoy?
-Me encantaría, pero mi madre ya empieza a preguntar si me mudare con ustedes.
-Jenna ¿qué es lo que traes ahí?-dije interrumpiendo la conversación que tenían y refiriéndome al papel que mi tía sostenía en su mano.-¿Puedo verlo?

-Es sólo una citación al juzgado.-respondió casi en un susurro y se dirigió a la cocina sin decirme más.
-Me tengo que ir-dijo Allen despidiéndose con un tierno beso en la frente.-No te preocupes todo va a salir bien.

-Lo se-dije y le dedique una sonrisa solo para que me la devolviera y así fue.

Luego de que Allen se marchará me dispuse a recoger mis libros y subir a mi habitación, para poder escribir en mi diario todo lo ocurrido.

Al día siguiente teníamos examen de biología y nuestro maestro nos coloco en parejas, la suerte es que mi pareja era Allen y el es muy bueno en biología, aunque el es bueno en todo, incluyendo deportes que es en lo que más apesto.
Allen completó todo sin problemas en menos de 15 minutos, lo cual es bastante fascinante, pero todo en el es fascinante y cautivador, muchos talvez piensen que exagero, pero es que aún no conocen a Allen.

-¿En qué piensas?- dijo Allen sacándome de mis pensamientos.
-Eh?... en nada tranquilo.
-Últimamente andas muy pensativa y distraída.-comentó.
-Eso no es cierto!-dije mirándolo justo a sus hermosos ojos color chocolate.
-¿Qué harás luego de clases?-dijo mientras me abrazaba con ademán protector.
-Sólo ir a casa.
-No irás a casa está tarde.
-¿Me vas a secuestrar?
-Sí.

El Cáncer de EdithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora