Te Amo

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Luego de una semana de haber hablado con mi tía continúe llamando a Allen, pero no hubo respuesta y estaba tan preocupada que estaba decidida a tomar un vuelo hacia Ohio, pero algo me lo impedía, no tenía dinero y dudaba que mi tía me ayudara.

Así que ahorraría lo suficiente para ver de nuevo a Allen. La cuestión es que no tengo trabajo.

—¡Buen Día Edith! —gritó Lucía sacándome de mis pensamientos.
—Buen Día —respondí —No grites.
—Oh, lo siento. Vamos a desayunar —dijo esta vez con un tono de voz más suave —se nos hará tarde.
—Vamos —dije al mismo que recogía mis cosas.

Tal y como dijo Lucía se nos hizo tarde, pero mi primera clase era educación física y yo odio esa asignatura. Aún así pude asistir a las demás clases.

Hoy había algo diferente, algo faltaba, se podría decir que me sentía algo libre, luego me di cuenta de que Isaac no estaba. Mentiría si dijera que no se siente bien tener sus acosadores ojos verdes boscoso puestos en mi, pero aún así sentía curiosidad por saber que le había pasado.

A la hora del almuerzo decidí comer sola y alejarme un poco de Lucía.

—Hola —dijo una voz detrás de mi a la que fácil reconocí como la de Isaac y a la que fácil ignore —¿Me extrañaste? —dijo sentándose en frente.
—¿Por qué te extrañaría?
—Tal vez porque soy necesario para que no parezcas una Forever Alone*.
—Créeme cuando digo que me gusta la soledad y que sería magnífico si te marcharás.
—Wow, alguien amaneció agresiva el día de hoy.
—Hablando de hoy —dije en tono despreocupado —¿Dónde estabas? —dije saciando mi curiosidad.
—¿Por qué? ¿Te preocupaste por mi? —dijo en tono burlón.
—Claro que no, ¿Por qué debería?
—Bueno, entonces ¿por que preguntas?
—Porque soy muy curiosa.
—¿Sabías que la curiosidad mato al gato?
—Si no quieres, no tienes que responder.
—Estaba en el hospital, en una cita médica. ¿Feliz?—y se retiró de la mesa.

Inmediatamente termine de comer, me dirigí a mi salón y disfrute mi soledad hasta que timbre sonó y me dispuse a atender a la clases. Terminada la jornada no espere a Lucía y me puse a caminar sin tener un rumbo en específico.

Luego de caminar por lo que me pareció una hora, me acerque a un parque y me senté en una banca para descansar. En el parque había mucha gente realizando actividades familiares y parejas acarameladas, la simple imagen era bastante abrumadora.

Ya comenzaba a oscurecer cuando pensé en que sería oportuno mandarle un mensaje a Lucía diciendo que llegaré algo tarde. Luego de escribirlo me dispuse a llamar a Allen, pero no hubo respuesta, así que intente llamar directamente a su casa, luego del segundo timbre descolgaron el teléfono y me pregunté como fui tan idiota de no llamar a su casa desde un principio.

—Hola—dijo una voz dulce que reconocí como la de Allisson.
—¿Allisson?—respondo con voz esperanzada —Soy yo, Edith —musito.
—¡Hola Edith! —dijo con emoción casi gritando —¿Cómo has estado? —dijo ahora sonando un poco triste—Te extraño tanto, bueno no soy la única que te extraña...Todos te extrañamos y ...bueno Allen también—dijo mientras su voz disminuía hasta sólo ser un pequeño susurro.
—Alli yo también los extraño... A todos.
—Entonces ¿por qué esperaste hasta ahora para llamar.
—Porque soy una idiota, pero he estado llamando y texteando, pero no he recibido respuesta.
—Bueno Edith....—suspiro y luego hubo un silencio lleno de tristeza.
—¿Cómo esta? —pregunte refiriéndome a Allen.
—Devastado —dijo junto con un suspiro.
—Alli...yo...lo extraño —dije mientras una lágrima resbalaba por rostro —¿Puedo hablar con él?
—No, el no está. Hace rato que salió —respondió triste.
—Bueno, pues ¿ le puedes decir que le he llamado?
—Claro Edith, hasta luego.
—Ah! Allisson —le interrumpo.
—¿Si? —responde.
—¿Le puedes decir que le quiero? —pregunté con mis ojos llenos de lágrimas.
—Si, se lo diré —musitó.
—Gracias Alli —y termino la llamada.

El Cáncer de EdithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora