Soy una Torpe

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Las Clases distraían mi mente de tener que pensar en que estará tramando Jenna para mi cumpleaños. En el Almuerzo me senté sola pero sabía que no iba a estar sola mucho tiempo y no me equivoque, Allen se sentó junto a mí y hablamos hasta que el timbre sonó, él se fue a su clase de literatura y yo me dirigí al gimnasio.

-¿Tu eres Edith?-dijo una voz que no era la Allen.

Escuchar mi nombre de boca de otra persona que no sea Allen es extraño. No pude evitar alzar la vista para poder quien se está dirigiendo a mí.

-Sí, Soy yo. ¿Por qué?

- Mi nombre es Tara y contigo quería hablar...

- Pues adelante-le respondí

-Es sencillo. Aléjate de Allen...

-¿Qué pasa si no quiero?-le respondí indiferente.

-Te Arrepentirás de haber nacido...-dijo en tono burlón

-Dudo que pueda arrepentirme más...-dije imitando su tono burlón.



No sé qué fue más extraño. que una de las populares me conozca o que me declare la guerra y todo porque Allen es tan terco que no quiere alejarse de mí. Si tan solo el pudiera hacer amistades como ella no se condenara su posible muerte.

Hoy el maestro de Educación Física nos dividió en equipos para jugar voleibol, no me gustan los deporte dado a que no soy buena en ellos y que soy una torpe. En mi equipo se las arreglaron para cubrir todas las bolas que se dirigían a mí y al parecer la táctica funciono dado a que mi equipo gano 2 juegos, pero no pudieron evitar que algunas bolas me golpearan varias veces.

Terminar la jornada de trabajo estudiantil siempre era un placer en especial porque podía descansar todo lo que quiera en casa, pero ese día me sentía cansada y estropeada, solo quería dormir.

-¡Hola Edith!-dijo una voz que pude reconocer como la de Allen, pero dado a que estaba tan cansada ni siquiera alce la mirada para confirmarlo.  

-Hola...-dije tan bajo y sin fuerzas que pensé que me desplomaría en el pavimento en ese momento.

-Edith... ¿Te pasa algo?-oí que lo dijo con voz un poco preocupada.



-¿Allen?-pregunte con un hilo de voz.

-Claro, sino ¿Quién?

-No sirvo para hacer deporte...-le conteste a la voz y ligeramente escuche una pequeña carcajada.

-Bien... Te llevare a casa, levántate.

-No puedo...-respondí con un hilo de voz e inmediatamente sentí que alguien me cargaba, lo cual me asusto muchísimo.

-¡¿Qué haces?!-dije sobresaltada y agotando las pocas fuerzas que tenía.

Me sentía tan cansada que no podía siquiera mover mis piernas, nunca había jugado Voleibol, pero lo odio. Además sentía dolor en casi todo mi cuerpo así que simplemente deje que me llevar.                                              

Me cargo hasta su vehículo y me ayudo a entrar en él .El transcurso fue tranquilo, talvez porque me dormí.   

-Llegamos... ¿Te sientes mejor?-dijo con voz relajada.

-Sí, solo necesito dormir más...

-¿Segura?, porque puedo cargarte hasta tu cuarto.

-No es necesario, pero Gracias Allen por traerme

El Cáncer de EdithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora