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Hoy soy una persona diferente, no me parezco en nada a la chica de 16 que se durmió anoche en espera de su cumpleaños. Hoy tengo 17.

Me levanto alegre de mi cama y en seguida me voy a duchar, ni siquiera sé porque estoy alegre, solo sé que lo estoy y que lo estaré todo el día, porque este mi día.

Al bajar las escaleras sentí un olor muy familiar, mi tía me estaba preparando el desayuno, pero no cualquier desayuno.

-Buenos días-dije con ánimo.

-Buen día querida, ¿Cómo amaneciste?-pregunto mientras servía mi desayuno en la mesa. Una ráfaga de sentimientos y pensamientos llegaron a mí al ver que mi tía preparo una de las recetas del libro favorito de madre y no solo eso, sino que es además una de las que me encantan.

-Bien-dije dudosa-¿hiciste tostadas francesas?

-Sí, sé que te encanta y que mi hermana te los hacía en tu cumpleaños.

-Si los hacia...-dije en un hilo de voz mientras las lágrimas se asomaban a mis ojos. Me duele y me alegra pensar en mi madre, pero me duele más pasar por estos momentos sin ella.

-La Extraño...-me limite a decir mientras las lágrimas rodaban en mis mejillas.

-Edith...

Mi tía es de esas mujeres que si ve a otra llorando se le une y llora con ella. Jenna no pudo evitar abrazarme para reconfórtame y la verdad es que se lo agradezco, ella siempre ha estado para mí en los momentos difíciles y no sé qué haría sin ella.

-Bueno basta de llorar-dije mientras me secaba las lágrimas y terminaba mi desayuno.

-Tienes razón Querida, hoy es tu día.

Creí que todas mis sorpresas se habían acabado en ese momento, pero me equivoque solo era el inicio y lo sé porque alguien toco el timbre. Me dirigí a la puerta con el corazón en la boca, pensando que talvez sea Allen y efectivamente lo era.

-¡Feliz Cumpleaños Edith!-dijo Allen con esa sonrisa que me encanta.

-Gracias.-dije devolviéndole la sonrisa.-No pensé que vería hasta la noche.-dije pensando en la cena que planeo Jenna para hoy.

-Sí, pero tengo una sorpresa para ti y necesito que vengas conmigo.

-¿Q-Qué vaya contigo?-tartamudee.

-Sí, ¿no hay ningún problema?

Sentía que alguien escuchaba nuestra conversación desde otro lado, no me equivoque, la chismosa de mi tía nos escuchaba desde la sala de estar y no pudo evitar entrometerse en la conversación.

-¡Hola Allen!-dijo emocionada.

-Hola Jenna.-respondió Allen con un tono de voz respetuoso.

-Te has adelantado.-dijo mi tía con voz sarcástica.

-Bueno es que quería sacar a Edith a pasear el día de su cumpleaños, si es que no hay ningún problema.

-Claro que no tengo ningún problema, al contrario quería que Edith te llamara para avisarte que he cambiado la cena para mañana domingo.-dijo tranquila como si todo eso fuera cierto.

-Perfecto-respondió con una sonrisa mientras me tomaba de la mano y me sacaba de mi casa.

-¿Puedo saber a dónde iremos?-pregunte cuando ya nos encontrábamos en el vehículo.

-No puedes saber, es una sorpresa.-dijo mientras conducía hacia un lugar desconocido.

Luego de una hora de camino me comencé a impacientar.

El Cáncer de EdithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora