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Sus ojos le arden, pero aun así no puede cerrarlos y dormir.
Todo parece tan dolorosamente falso, que ya quiere despertar de esa pesadilla.
Pero está ahí, tirado en su cama, acompañado del dolor y unas cuantas lágrimas secas sobre sus mejillas; recordando el primer beso de ambos -que, con él, inició todo-. Y no sabe si era bueno o malo, solo quiere recordar la suavidad de sus labios.
¿Recordarlo hace mitigar el dolor o solo volverlo más profundo?
Sabe perfectamente que, si sigue en vela, pensando en ese momento desastroso, sus ojos permanecerían de un tono rojizo durante mucho tiempo... Pero lo valía.
Porque ya no puede escapar de lo que siente; ama tanto a Atsumu que ya siente una necesidad por siempre estar con él.
