Dieciséis (p)

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Domingo por la tarde

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Domingo por la tarde. Ya estaban en el festival; su último día de vacaciones. Hinata estaba más que emocionado, sentía un revoloteo en su estómago; aunque no sabía precisamente porqué, tal vez porque era la primera vez que iba a un festival o porque estaba de nuevo junto a Atsumu. No lo sabía aún.

Desde ayer, que dejó de ver a Atsumu, se sintió ansioso por volver a verlo, sin contar el hecho que cuando sus rostros estuvieron tan cerca, tuvo el deseo de juntarlos un poco más.

Durante esa noche, su mente no dejó de pensar en Atsumu y su inexplicable deseo por estar más cerca de él. Al comienzo se asustó, pues nunca había experimentado algo como aquello. Y el hecho que ahora estuviera viendo muchas parejas tomadas de las manos, solo causaba una picazón en la palma de la suya, pues él también quería saber qué se sentía tomar la mano de Atsumu y caminar lo que quedaba del festival.

Pero todos sus deseos y querencias murieron al recordar lo que habían dicho en la iglesia semanas atrás. El amor entre hombre con hombre y mujer con mujer es lo suficientemente temible como para no entrar al reino de los cielos. Si eso era cierto significaba que se iría al infierno, solo por querer a Atsumu, otro hombre.

—¿Qué pasa, Hina? ¿Por qué de pronto dejaste de sonreír? —Atsumu detuvo su paso y miró al menor. —¿Estás incómodo? Si quieres nos podemos ir, no hay problema.

Hinata salió de sus pensamientos y vio en Atsumu una expresión de preocupación.

De verdad, que fuera el caso que sí fuera amor, cómo evitaría enamorarse de él cuando ha sido la única persona -aparte de su abuela- en preocuparse por él.

Oh, nada de eso, 'Tsumu, solo pisé una piedra y me dolió —Hinata sonrió para que el mayor le creyera.

—¡Tonto! —soltó en una carcajada. —No me asustes de esa manera.

—Perdón, 'Tsumu —susurró bajito, sintiendo como Atsumu revolvía sus cabellos con su diestra.

—¡Ya! Mejor vayamos a tomar asiento que ya van a comenzar los fuegos artificiales.

Cuando comenzaron los fuegos artificiales, el cielo ya estaba oscuro y la mayoría de las personas también estaban ya sentadas. Los ojos de Hinata se dilataron al presenciar tan bello espectáculo, pero sin duda su aliento se contuvo cuando Atsumu tomó su mano y entrelazó sus dedos, regalándole un cálida sonrisa al final.

—¿Te gustó cómo terminamos las vacaciones de verano?

—Mucho. Gracias, Atsumu.

Al terminar ese día, Hinata confirmó que tal vez sí se estaba enamorando de Atsumu. Y lloró con amargura, porque quizás ese amor nunca sería correspondido, además de que no era correcto el amarlo.

Y desde entonces, esperó a que ese sentimiento muriera, porque Hinata no era lo suficientemente valiente como para luchar por él.

Quisiera no amarte | AtsuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora