FIN

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Para sorpresa de Atsumu, fue Hinata quien los guía hacia un lugar, después de salir del edificio

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Para sorpresa de Atsumu, fue Hinata quien los guía hacia un lugar, después de salir del edificio.

Los faroles de la facultad están encendidos y son pocas las personas que aún se encuentran caminando a los alrededores.

Y -como si no fuera suficiente con aquel viento helado- comienzan a caer pequeñas gotas de lluvia, pero solo es una pequeña llovizna que provoca a las personas correr y refugiarse en algún techo. Por suerte, Atsumu y Hinata llegan a su destino, el estacionamiento de la facultad. Y es el menor quien de nuevo los guía con sus pasos hacia su auto.

Suben en silencio y se mantienen ambos en sus pensamientos. Hinata no enciende el auto, ya que no tiene un lugar en mente para terminar de hablar sin interrupciones; quedarse en el estacionamiento es su mejor opción.

—te extrañé —salen del silencio gracias a Atsumu, quien se dedica a ver al menor con un sentimiento profundo de amor y añoranza.

Hinata se da cuenta y su corazón se estremece con aquella mirada, que por más que esté roja e hinchada, le sigue pareciendo hermosa.

—Yo también te extrañé, 'Tsumu —murmura con sus labios temblorosos, que lentamente se forman en una pequeña sonrisa.

A Atsumu le da confianza esa sonrisa y decide tomar lentamente una de las manos de Hinata para poder cubrirla entre las suyas y regalarle un pequeño beso en los nudillos.

Por largos segundos de nuevo se quedan en silencio, solo con las gotas de lluvia cayendo en el exterior. Se miran, se aprecian y suspiran, en su pecho algo se llena y se vuelve cálido.

—Atsumu, yo...

—No lo digas —el mayor lo interrumpe, con la mirada sería y dándole un ligero apretón al agarre de sus manos—. Si aún no estás listo, no lo digas. Yo sé que aún te duele.

—P-pero quiero explicarte...

—Pas explicaciones pueden venir después —le regala otro beso a sus nudillos.

Hinata le sonríe y quiere llorar, pero sus ojos le arden y de ellos ya no salen lágrimas por más que quiera. Entonces, decide mejor cerrar sus ojos y disfrutar de la caricia de la mano de Atsumu en su mejilla.

Y ahora siente culpa, porque a causa de sus malas decisiones y cobardía, los había hecho separarse. Sí desde un principio hubiera aceptado el amor que siente por Atsumu, esto sería una historia completamente diferente; quizás ahora mismo hubieran estado en una cena y no en el auto, después de llorar y lastimarse por tanto tiempo.

Y sin él darse cuenta, frunce el ceño y sus labios hacen pucheros, señal suficiente para hacerle saber a Atsumu que está pensando en cosas que no debe.

—Hey, ya no pienses en eso —Atsumu pide en un susurro, ahora con sus dos manos en ambas mejillas del menor.

Hinata lentamente abre los ojos y se da cuenta que el rostro de Atsumu este realmente cerca, mirándole con preocupación.

—Perdón... —mira triste al mayor y él también toma entre sus manos el rostro de Atsumu, acariciándole las mejillas con sus pulgares—. Perdón, por todo.

—Te perdono con la única condición de que me perdones tú a mí —junta sus frentes y la lluvia hace una armonía a su alrededor.

Ambos hacen una ligera sonrisa y cierran aquel pacto con sus miradas unidas. Sus respiraciones se mezclan entre el pequeño espacio que hay entre sus rostros y es Hinata quien acorta esa distancia, dejando un pequeño beso sobre los labios contrarios. Pero antes de tan siquiera alejarse, Atsumu es quien de nuevo los junta, yendo desde primera instante a un beso necesitado, brusco y prolongado.

Hinata le sigue el paso y se deja llevar, siente como el mayor pasa una de sus manos a su nuca y profundiza el beso. Gime y baja sus manos del rostro de Atsumu a su pecho para sostenerse. Se separan un segundo para tomar aire, pero al siguiente vuelven a juntar sus labios en otro beso igual de necesitado, rudo y largo.

Después del tercer beso, se separan casi por completo, con sus respiraciones agitadas y sus miradas dilatadas. Porque más que lujuria en aquellos besos, solo era la necesitad de sentirse y saber que realmente lo que está pasando no es un sueño.

—Hinata... S-solo quiero saber una cosa —sus miradas se encuentran y Atsumu tiembla ante lo que va a preguntar—. T-tú... ¿realmente estás dispuesto a amarme?

¿Quiere ser feliz? Sí.
¿Quiere estar con Atsumu? Sí.
¿Dejará atrás todos sus miedos para lograrlo?

—Sí, e-estoy dispuesto a amarte, Atsumu.

Atsumu sonríe y no puede evitar soltar algunas lágrimas, está realmente feliz. Y Hinata también deja salir unas cuantas gotas, que -por primera vez- son de felicidad.

—Gracias, Hina —se abraza al cuerpo del menor, tomándolo por la cintura y escondiendo su rostro en su cuello—. No sabes cuánto te amo.

Hinata corresponde el abrazo y siente un escalofrío correr por su cuerpo, pero lo que lo hace estremecer es su corazón latiendo con tanta fuerza, que siente que se le podría salir del pecho.

—Y-yo también te amo, Atsumu —sonríe con alegría y deja caer más lágrimas de felicidad, así como la lluvia que los acompaña.

A la mierda lo qué dirán.

A la mierda sus miedos.

A la mierda la sociedad, porque lo único que ahora le importa a Hinata es amar a Atsumu.

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F I N



Hola, llegamos al final!

Realmente espero que les haya gustado esta pequeña historia <3

Pero escríbanme,
¿Qué les pareció? ➡️

Y nada, gracias por los votos y comentarios. Espero pronto pueda escribir otra historia AtsuHina y tenerles por ahí.

Eso es todo; aquí, Jor.

Quisiera no amarte | AtsuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora