Veinte

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Atsumu sigue acariciando los cabellos del menor, viéndolo como si fuera el ser más hermoso del mundo; de su mundo

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Atsumu sigue acariciando los cabellos del menor, viéndolo como si fuera el ser más hermoso del mundo; de su mundo. Pero se asusta y retira el tacto cuando ve a Hinata removerse. Atsumu se queda en silencio y por un instante retiene la respiración, aunque su corazón se está agitando como un loco.

Hinata parpadea un par de veces antes de levantar su cabeza y darse cuenta de que el sol que entra por la ventana es naranja, lo que significa que ya es tarde. ¡Demonios! ¿En qué momento se quedó dormido?

Atsumu hasta ese momento no ha hecho ruido alguno y su respiración va al ritmo como si aún estuviera durmiendo; solo se ha mantenido mirando el perfil de Hinata, notando a la vez sus ojos rojos y las lágrimas secas.

Pero en el momento que Hinata gira su rostro y se encuentra con la mirada cansada de Atsumu, los dos se congelan al igual que sus respiraciones. Se quedan segundos eternos mirándose fijamente.

Los dos sienten sus pechos oprimirse al ver el rostro contrario, porque al parecer Atsumu no es el único que ha dejado de comer y dormir. Sus ojeras se marcan, sus mejillas ya no están hinchadas y rellenas; sus rostros demacrados y apagados. Simplemente, destrozados.

Sí que se jodieron ambos al no estar juntos.

—Lo siento —Hinata es el primero en romper el contacto visual.

El menor se levanta deprisa, dispuesto a irse -huir- lo más rápido posible. Pero Atsumu logra tomarlo de la muñeca antes de que se levantara por completo.

—Por favor, no te vayas —Atsumu ruega en un hilo de voz. —Hablemos.

—No, aún no es el momento —escupe con su voz quebrada, que, aunque Atsumu no lo vea -porque le está dando la espalda-, sabe que ha comenzado a llorar. —Aún no estoy listo. Perdón.

Y se suelta del agarre de Atsumu.

Quisiera no amarte | AtsuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora