Veintitrés

157 21 0
                                    

El coraje se drena de su cuerpo y siente su corazón romperse, al igual que Hinata frente a él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El coraje se drena de su cuerpo y siente su corazón romperse, al igual que Hinata frente a él.

El menor deja salir un llanto que lo hace hipar y temblar, y lo único que puede hacer es abrazarse a sí mismo, buscando protección.

—¿Por qué? —se levanta de la camilla y da los tres pasos que lo separan del menor, quedando frente a frente—. ¿Por qué nunca me lo dijiste?

La mirada de Atsumu busca la de Hinata, pero él cierra los ojos y niega, a la vez que intenta dar pasos hacia atrás para separarse del mayor. Pero Atsumu no se lo permite, tomándolo delicadamente de la mano y con la otra, tomando su rostro, así, logrando juntar sus frentes.

—Lo siento, no quise decir todas esas cosas hirientes —Atsumu admite desde el fondo de su roto corazón, realmente arrepentido por aquel arranque de enojo que tuvo y que orilló a Hinata a esto.

Hinata deja salir sin miedo un gran sollozo, temblando bajo el toque del mayor. Mantiene sus ojos cerrados, sin el valor para encontrarse con aquella mirada.

—C-cuando dije que no quería lastimarte, fue en serio —logra murmurar Hinata—, pero lo terminé jodiendo para ambos. Pe-perdón.

Se destroza un poco más y a Atsumu le duele verlo así; ante sus ojos, Hinata sigue siendo aquel chico que necesita que lo protejan. Acaricia su mejilla y termina por abrazarlo, porque sabe que los dos lo necesitan.

Hinata en un principio se aferra al cuerpo contrario, escondiendo su rostro enrojecido en el pecho del mayor y tranquiliza un poco su llanto, dándose cuenta de lo mucho que ha extrañado a Atsumu.

—Cuando me di cuenta de que estaba enamorado de ti, deseé con todas mis fuerzas que aquel amor se muriera —sus palabras ahogadas chocan con el pecho de Atsumu, minutos después de que su llanto se convirtió en solo pequeños sollozos—. Pero nunca se disolvió, al contrario, conforme pasaba el tiempo se iba intensificando, hasta que hice la estupidez que hice. L-lo siento.

Atsumu siente su pecho húmedo y sabe que Hinata de nuevo está llorando. Se abraza más fuerte a él, escuchando sus disculpas entre balbuceos y sollozos. Y solo deja que se desahogue otro poco más, dejando en su espalda pequeñas caricias para tranquilizarlo.

—No tengo nada que perdonarte, Hinata —le susurra en su oído al menor—. Yo soy el que debe disculparse contigo; yo solo estuve pensando en mí y mis sentimientos, y nunca pensé en cómo te sentías ni en lo que tuviste que pasar. Lo siento.

Los corazones de ambos saltan, se estremecen y vuelven a latir al mismo ritmo, ahora que de nuevo están juntos. Se abrazan con fuerza, con el miedo latente en sus pechos que puedan otra vez separarse. Pasan minutos en aquella posición, solo pensando en lo mucho que se extrañaron el uno del otro, hasta que sus respiraciones se calman. Se mecen un poco en sus mismos pasos por iniciativa del mayor, pareciera como si estuvieran bailando y eso hace sonreír a Hinata.

Pero pronto su éxtasis se interrumpe por alguien tocando la puerta. Se separan enseguida del abrazo y entra el enfermero. ¿Cuánto tiempo había pasado?

—Oh, lamento interrumpir de nuevo —se rasca la nuca y deja salir una risita nerviosa—, pero ya tengo que cerrar la enfermería.

Avergonzados y con los colores en sus mejillas, asiente y toman sus pertenencias, pero antes de salir, el enfermero le dice a Atsumu que debe beber agua y comer mejor, ya que su desmayo fue por cansancio y deshidratación.

Después de aquello, Atsumu y Hinata salen con un incómodo silencio hasta llegar a fuera del edificio, pero en todo momento Atsumu sostiene la muñeca del menor, porque esto aún no ha terminado. 

Quisiera no amarte | AtsuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora