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El sol brillaba con fuerza lo que le molestaba a la vista a ___, las caras que hacía guiñando los ojos para protegerse de la luz debían de ser la cosa más graciosa para Camilo esa mañana que se burlaba del aspecto de cansancio de su amigo, quien se vió obligado a arreglarse en cuestión de minutos a pesar de que Madrigal le había dicho que podía esperarse el tiempo que fuera necesario.

- Necesitamos conseguir unos 3 metros de tela estampada y 4 metros de tela verde oscuro.

- También deberíamos de conseguirte un café.

Acabaron con las compras antes de lo que imaginaban, cuatro ojos y cuatro manos eran más efectivos que tan solo dos cuando se buscaban telas, Camilo se ofreció a comprarle algo de desayuno a ___ y a llevar las telas hasta su casa sin embargo un grupo de unos cinco niños de edades similares acorralaron al cambiaformas, le tiraban de los pantalones y le preguntaban todo tipo de cosas sobre su familia, los Madrigal eran el centro de atención de todos. El joven trataba de responder y jugar con los niños mientras caminaba con los rollos de tela bajo el brazo.

- ¡Camilo, muéstranos tu poder!

- ¡Sí, Camilo! Conviertete en mi.

Pronto los cinco niños estaban suplicando que tomará sus formas. Camilo miró a ___ buscando su aprobación cuando le respondió con una suave sonrisa apoyó las telas en la pared de un casa cercana y comenzó a hacer uso de su don, hacía reír a los niños a carcajadas haciendo imitaciones de los adultos, cuando los niños parecieron satisfechos volcaron su atención en ___ que se había separado de la acción.

- ¿Y tú quién eres?

- ¿Tu que haces?

- ¿Sabes hacer algo?

- ¿Cómo te llamas?

Camilo se apresuró a salvar a su amigo de aquella situación, rodeó sus hombros con el brazo y atrajó su cuerpo al de él.

- Este de aquí es ___, el chico más lindo, bondadoso y divertido de toda Colombia después de mi, por supuesto - rió

-¿Es tu novio - Preguntó un niño gritando creando un silencio en toda la calle.

Los mercaderes, los que tan solo paseaban y niños estaban mirando a Camilo, esperando una respuesto, todos habían visto su conexión, un enlace que les hacía brillar el uno al otro. Los mayores esperaban oír un sí pues llevaban desde que eran niños apostando por su relación, algunas jóvenes que estaban interesadas en uno o en el otro suplicaban por oír un no y los niños comenzaban a impacientarse. Camilo estaba en silencio con la mirada perdida en los ojos del niño que había hecho la pregunta, en sus mejillas había explotado el color rojo y apretaba los labios en una sonrisa con el brazo todavía alrededor de su amigo, ___ por otra parte miraba a todas partes riendo nervioso y sintiendo las mariposas de las que hablaba la gente en su estómago, supo actuar rápido, tomó las telas y a Camilo de la muñeca arrastrándolo con él hacía la casa de los Moreno.

Los niños estallaron en chillidos de alegría mientras el resto de la calle volvía a su rutina.

- ¡Son novios! ¡Son novios!

· · · · · · · · · · · · ·

- ¡Camilo Madrigal! - la voz de su madre le llamó al segundo que entró por la puerta, ella venía corriendo en su dirección seguida por su padre, hermanos y primas.

- Hola, mami, famili- ¡¿Ah?!

Pepa tomó a su segundo hijo por los hombros y lo empezó a zarandear, chillaba de alegría y un arcoíris se había formado sobre sus cabezas, Maribel saltó para hablar ya que Pepa parecía estar demasiado feliz como para articular palabra.

- Dolores ha escuchado a los niños del pueblo decir que tu y ___ sois novios.

- Ya era hora, Camilo. - Exclamó Luisa golpeando con suavidad el hombro de su primo una vez su madre dejó de agitarlo.

- Espera ¿Qué? ¿Cómo?

- Ay, Camilo, era obvio que os gustáis ¡Estoy tan feliz por vosotros! - Félix abrazó a su hijo.

La familia Madrigal, en especial Pepa y Félix, adoraban a ___ y la nueva noticia había traído mucha felicidad a la casa. Camilo trató de explicarse pero estaban demasiado ilusionados en la farsa.

- ¡Oigan! ¡Es un malentendido! - Chilló - Los niños se han pensado que somos novios porqué... Bueno ¡ No sé! Pero ___ tan solo es mi amigo

Todos se miraron entre ellos decepcionados y sorprendidos, Dolores susurraba que ella solo había dicho lo que había oído, Camilo suspiro con las manos a la cadera y mirando al suelo.

- Pero, hijo - habló Félix - tu le quieres más que como a un amigo ¿verdad?

La magia de nuestro enlace  ( Camilo Madrigal x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora