CAPÍTULO 17

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Al abrir los ojos pudo ver aquel techo blanco con una luz tenue apuntando a su rostro. Ya sabía dónde estaba, bajó la mirada hasta su brazo y se asombró al no ver heridas recientes por lo que sólo volvió a su anterior posición sintiendo las lágrimas caer a los costados de su cabeza. Otro intento fallido.

El tiempo pasó y al no tener nada grave solamente lo dejaron ir. Caminaba entre el frío de aquella mañana con la mirada perdida, sin ningún rumbo, estaba tan destrozado, si volvía a casa tendrían que hacer el papeleo para la boda, no quería eso, creía estar tan débil y harto de la vida, siempre dándole batalla tras batalla, él ya no quería ser más un "guerrero", sentía que ya había fallado todas sus luchas y la espada por fin atravesaba su triste corazón.

Al llegar a un puente se detuvo viendo los autos pasar por debajo, colocó ambas manos en aquella baranda y observó hacia abajo, era el mismo puente en el que su primer beso hacia SeokJin fue dado, una sonrisa se dibujó en su destrozado rostro, su llanto se hizo más fuerte y el dolor en su pecho fue mucho más grande.

— Hasta que la muertes nos separe... — susurró comenzando a subirse en aquella baranda quedando en el lado adverso, sólo sosteniéndose con una mano. — todo este dolor terminará, ¿no es así? — levantó la mirada al cielo — ahora entiendo el por qué te fuiste... ¿tampoco querías a mamá? — soltó una pequeña risa.

Sus pies poco a poco fueron alejándose del concreto y fue ahí cuando pudo notar a todas las personas asombrarse por lo que estaba a punto de hacer, incluso los autos se habían detenido. Gracias a las lágrimas de sus ojos era difícil ver quienes estaban en aquel lugar pero había una voz llamando su nombre. Negó levemente y tragó saliva para así ver hacia abajo de nuevo pero, otra vez, lo escuchaba a él.

— Sólo es... mi mente — musitó para si mismo cerrando los ojos un poco fuerte.

— Hoseok... por favor, no lo hagas — alzó la voz SeokJin a unos metros de él sintiendo sus lágrimas caer mucho más rápido.

El menor giró su cabeza logrando observar al chico por el que estaba en aquel estado. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro, pero a pesar de esto, se veía muy dolido.

— Cariño, estoy aquí, por favor no lo hagas.

— Jinnie... — gimoteó.

— Ven, dame la mano, no hagas eso, yo estoy aquí, siempre estuve aquí, vamos, dame la mano, volvamos a casa — pidió tratando de no entrar en pánico.

— Te hice daño... — observó directamente a los ojos adversos — me hice daño a mi mismo, ya no puedo salir de este hoyo

— Mi amor... claro que puedes, hagámoslo juntos, dame tu mano — dio unos pasos hasta el castaño de forma lenta.

— ¡Tú no lo entiendes! — alzó la voz comenzando a llorar mucho más — si yo dejo de vivir, entonces serás libre... nadie te hará daño — sonrió levemente.

— ¿Y qué hay de nosotros? Prometiste estar conmigo siempre, ¿¡qué haré sin ti, Hoseok!? Te estuve esperando tanto tiempo, fuiste la primer persona en la que confié y en la que me enamoré. Me sacaste de la oscuridad — sollozó — Déjame hacer lo mismo contigo... por favor, dame tu mano.

— Quiero que seas feliz...

— Lo seré si estás tú aquí conmigo.

— Ya estoy destruido, no tengo remedio...

— Entonces yo te curaré, cada una de tus heridas. Seamos felices de nuevo, Hoseok — pidió volviendo a acercarse un poco.

— ¿Me amas?

— Te amo cómo a nadie más... por favor... dame tu mano.

Hoseok sonrió y se giró dando la espalda a la autopista notando a los demás observar aquella escena. Los sonidos de la policía estaban llegando al igual que los bomberos, su mirada permanecía fija en Kim.

— Yo también te amo — sonrió — nunca... me olvides, yo te llevaré en mi corazón ¿de acuerdo?

— ¡Hoseok, basta, dame tu mano! — pidió desesperado.

— Gracias por estos años a mi lado, fue hermoso estar contigo, pero ya no puedo más, no es por ti, no es por mi, es por los malos que me hicieron ésto — tragó saliva — sonrió de nuevo — te amo mucho, SeokJin.

El susodicho finalmente corrió hasta dónde su chico estaba, extendió su mano y... no logró tomarlo. Un desgarrador grito de parte del último sonó en cuanto vio al castaño chocar contra el pavimento. Las personas gritaron al ver aquello y SeokJin sólo se quedó ido viéndolo desde arriba, sintió cómo si su corazón se hubiese detenido.

Todo ensordeció, sus ojos estaban fijos en el cuerpo de Hoseok quien ya había finalizado su vida gracias al fuerte golpe en su cabeza.

Al reaccionar corrió hasta dónde este se encontraba y lo tomó entre sus brazos dando pequeños golpes en su rostro para luego comenzar a llorar de una manera tan desgarradora mientras le pedía al susodicho que se levantara.

— Eres un t-tonto... no puedes irte sólo así, ¡¡HOSEOK POR FAVOR DESPIERTA!! NO ME DEJES AQUI, PODEMOS LOGRARLO JUNTOS... por favor — pidió mientras abrazaba el cuerpo del castaño negándose a soltarlo — no me dejes por favor, NO ME DEJES — gritó sintiendo su garganta desgarrarse mientras seguía abrazando aquel cuerpo.

Los paramedicos llegaron en ese momento y lo alejaron para poder hacer algo por su vida pero... Hoseok ya estaba muerto. SeokJin no dejaba de llorar y de gritar por el chico que tanto amaba y que en tan sólo segundos había perdido su vida gracias al daño causado por su familia. Todos los momentos vividos junto a él ahora sólo serían recuerdos, pensar en que ya nunca más podría verlo... lo hacía desesperarse.

Se soltó del agarre de aquel policía y volvió a su novio para así abrazarlo y pedirle una y otra vez que despertara.

Pero él... ya no lo haría nunca más.

MEMORIES LIKE SHOOTING STARS | Taekook [ HIATUS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora