23

15 4 25
                                    

Capítulo Final.

Sarah Jones.

Me desperté dando un respingo, abrí mis ojos lentamente pero la luz proveniente de la ventana me encandilo causando que parpadeara varias veces. Cuando por fin pude adaptarme a la luz de la habitación, mire a mi alrededor; estaba en mi habitación, en mi vieja habitación. En casa de mi madre. En Tirman.

—¿Qué mier...?— no pude terminar mi pregunta a causa de que mi madre abrió la puerta haciendo que me sobresaltara de nuevo.

—Sarah, ¿Te piensas quedar en la cama todo el día? Anda, apresúrate. Chris está esperándote abajo.— finalizo ella chasqueando sus dedos y cerrando la puerta tras de sí.

¿A qué Chris se refería? ¿Mi Chris? Vale, no lograba entender nada de lo que sucedía. Suspire y pase mis manos por mi rostro levantándome hacia el baño. Supongo que tendría que bajar y averiguar por mí misma que rayos pasaba.

Salí del baño y busque en mi armario que ponerme, mi confusión fue mayor al ver ropa la cual no usaba hacia un año o más. Escuche mi madre gritándome desde abajo otra vez y me apresure; escogí un pantalón simple con un suéter gris y unos converse un poco viejos.

Me mire en el espejo y note que no tenía el pequeño piercing que me había hecho en la nariz hace poco. ¿Se me habría caído? ¿Cómo?

Sacudí mi cabeza, esto tenía que ser un sueño muy raro. Baje las escaleras y encontré a mi madre quien al parecer también estaba preparada para ir al trabajo, me entrego una bolsa de papel y supuse que adentro estaría mi desayuno. Beso mi frente y me hizo una seña para ir afuera, asentí confusa.

—Que te vaya bien, cariño.— me deseo y salió hacia la cocina de nuevo. Yo mire la bolsa de papel distraída y pensando a toda velocidad. Respire hondo y salí de la casa. Frente a la casa estaba estacionado un auto rojo, muy bonito he de decir. Suspire nuevamente y apreté la correa de mi mochila.

Camine hasta el auto rojo y una vez frente a él, me agache para quedar a la altura de la ventanilla del copiloto. Dentro había un rubio mirando a través de su ventana al otro extremo de la calle. Me aclare la garganta para hacerme notar, el volteo rápidamente y sonrió.

Era Chris, mi Chris. Mi novio... Espera, ¿De verdad lo era?

—Hola, dormilona. Tardaste más de lo normal esta vez, seguro te quedaste leyendo hasta tarde o algo parecido. Entra, llegaremos tarde.— hablo el rubio rápidamente y aun anonadada abrí la puerta y entre.

Lo mire por unos segundos pero rápidamente volví mi vista al frente. Se me ocurrió una idea y abrí mi mochila, adentro estaba mi celular, aquí debía haber una orientación de qué demonios pasaba. Un momento estaba en California, en casa de los padres de Chris, y al otro en mi antigua casa, con Chris buscándome para ir a la escuela.

Que jodida locura.

Encendí mi teléfono y tenía clave, era diferente, pero no sé porque extraña razón, la sabía. Rápido entre a la galería y estaba segura de que pronto me volvería loca; Solo habían fotos de Chris conmigo y otras personas las cuales me parecían familiares y creo conocía, pero mi mente era un embrollo y no pensaba con claridad. Cabe destacar que este Chris que aparecía en mis fotos no era como el que era mi novio hace ya unos meses.

Gire a verlo pero él estaba totalmente concentrado en la carretera, incluso tenía la misma arruga en la frente que la del otro Chris. Otra característica que no entiendo ni un poco, es que mi Chris tenía 22 años, este tenía más o menos mi edad.

Cada cosa que notaba irregular hacia que poco a poco empezara a desquiciarme. Mire de nuevo mi celular y decidí entrar a mi Instagram, o al menos el que tenía aquí. Realmente empezaba a creer que estaba en una dimensión alterna.

Recuerdos [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora