Capítulo 1

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Los últimos resquicios de la navidad aún cuelgan de los largos cables que cruzan de un lado a otro de la Gran Vía madrileña, el frío invernal aún está presente, pero mientras escucho música a través de los auriculares observo como las prisas y los agobios vuelven a estar latentes en las personas que llegan tarde a trabajar tras las vacaciones. Mientras camino me fijo en las personas ensimismadas que van a mayor velocidad y mirando al suelo.

Este año, como propósito, he prometido que voy a vivir algo más tranquilo, y eso, teniendo en cuenta que soy alguien que se agobia con cosas absurdas como, por ejemplo, que me toque en la caja del supermercado, pasen la compra demasiado rápido y no me dé tiempo a guardar las cosas en la bolsa antes de que le empiecen a pasar sus artículos al siguiente cliente...

Por lo que he decidido que voy a ser una persona mucho más relajada.

Saco un momento el móvil del bolsillo del abrigo y miro que aún quedan quince minutos para entrar a trabajar y sólo estoy a un par de calles. Suelto un pequeño suspiro y continúo caminando mientras comienzo a pensar en el mail que mandó mi jefe hace tres días.

Ah sí, no lo he dicho...

Trabajo como ayudante a tiempo completo del Señor Moratti, el dueño de Moratti & Associates, un importante despacho de abogados italiano con varias sucursales en Europa y que, fuera de toda lógica geográfica tiene su sede central en Madrid.

Impresiona, ¿eh?

Comencé en esta empresa hace cuatro años tras terminar la carrera de Administración y Dirección de Empresas, envié el currículum y me llamaron a los pocos días para un puesto como Administrativo, pero resultó ser un puesto para llevar cafés y hacer fotocopias a todo el mundo. No me gustaba nada, cobraba muy poco y solo tenía media hora para comer, pero sabía que si aguantaba me darían un puesto mejor y bueno, así fue.

Tras un año sirviendo cafés, el señor Moratti me ofreció ser su ayudante porque Elena, su ayudante durante veintiocho años se jubilaba. Acepté el puesto y pasé de tener una mesa en el cuarto de la fotocopiadora a tenerla en primera línea de fuego junto al despacho de mi jefe. Se puede decir que cualquier información o cambio en la empresa pasa por mis manos antes que por las de otra persona.

Como dije antes, hace tres días nos llegó un mail diciendo que mi jefe se jubilaba con efecto inmediato y hoy, será el su último día. ¿Qué estoy un poco agobiado porque no sabía nada? Sí, lo estoy y no me escondo.

No te agobies, Rober...

Sigo caminando por la calle y veo que la Policía tiene cortado el tráfico por nosequé manifestación que hay más tarde, por lo que me toca dar un rodeo. Vuelvo a mirar el reloj y veo que quedan cinco minutos y aprieto el paso.

Al ser su último día, le hemos organizado una especie de Brunch en forma de despedida y para que bueno... nos presente al sustituto.

Efectivamente, tendré nuevo jefe y desde que recibí el mail he intentado que el señor Moratti me diga quién es, pero no suelta prenda y el problema es que soy una persona de costumbres y no me gustan los cambios bruscos. ¿Y sí no le gusta al nuevo jefe mi forma de trabajar? ¿Y si no me entiendo con él?

Dios, que dolor de cabeza me está entrando con tanto agobio...

¿Qué dijimos de agobiarnos? Nada de agobios.

Sigo caminando y al girar la esquina veo la entrada acristalada del edificio. Al pasar por la puerta giratoria, le enseño mi acreditación a Simón, el portero. Me conoce desde hace cuatro años y aún tengo que sacar la tarjeta con mi foto. Continúo y pulso el botón del ascensor, mientras espero me atuso un poco mi ondulado y oscuro pelo. Cuando llega, entro y pulso el botón 4 para que me lleve hasta la última planta.

SOY TODO TUYO - parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora