against the wall; a.i

fifteen.

-Buenos días -escucho una voz ronca detrás de mí.

Abro los ojos con lentitud y me encuentro con Ashton con una sonrisa de oreja a oreja y cara somnolienta. Preciosa y somnolienta.

Maldita sea, ¿por qué no podía verme tan bien por las mañanas como él?

-Buenos días -respondo.

Acerca su cara a la mía y deja un rápido beso en mis labios.

-Estás preciosa por las mañanas.

-Cállate, mentiroso -digo, y me hago un ovillo en la sábana. Escucho que se ríe-. ¿Qué hora es?

-Las siete y veinte.

-¿Y para qué me despiertas tan temprano?

-Tus clases empiezan a las ocho.

-Hoy no tengo clases, son las evaluaciones. ¿Y a qué hora tienes las prácticas?

-Hoy no tengo. Hasta la semana que viene nada.

-¿Y qué vamos a hacer toda la mañana?

-No sé, ¿sexo?

-Ayer lo hicimos dos veces -emito un pequeño quejido.

-Ahora podemos hacerlo otras dos. O tres. Si quieres.

-Me vas a destrozar.

-Por fi.

-No.

Me saca de mi escondite y me mira haciendo un puchero.

Jo. No podía resistirme a eso.

-Por fi. Te lo hago lento como a ti te gusta. Por fi.

-Está bien -ronroneo.

Pongo las manos en su pecho y le beso. Sus manos van hasta mi cintura y me mueve hasta que yo quedo encima de él.

Nuestros pechos están juntos y yo cierro los ojos, dejándome llevar por el beso. Sus manos bajan hasta mi culo y lo aprieta, sacándome un gemido. Hago mis caderas hacer fricción con las suyas y él gime.

-Hm.. bebé -ronronea-. Pienso follarte muy muy duro.

-Nadie te lo está prohibiendo.

Empuja mis caderas contra su erección y entra en mí. Gimo y echo la cabeza para atrás.

Mueve mis caderas entrando y saliendo de mí. Yo no puedo hacer otra cosa que seguir gimiendo. Aumenta la velocidad y siento que mis piernas comienzan a temblar.

-Me pone tanto que sigas estando tan estrecha.

Mis paredes se contraen alrededor de él y, varios minutos después, yo llego al orgasmo y él me sigue.

Sale de mí y me recuesto en la cama. Mi pecho sube y baja con rapidez y cada célula de mí tiembla.

-Te quiero -dice con la voz agitada.

Cierro mi boca rápidamente. Estaba a puntísimo de fastidiarlo diciendo "Y yo" o algo así. No. No debería decirle aún que le quiero. Tengo que callármelo. En las últimas dos semanas me he dado cuenta de que le quiero, aunque solo haya pasado un mes desde que lo conozco, siento como si estuviera destinada a él desde el principio de los tiempos.

-Eh, Ashton -lo llamo.

-¿Qué?

-Fóllame otra vez.

-Como deseéis.

Sonrío, y el que se pone encima mía ahora es él. Comienza a acariciar mi estómago con sus grandes dedos y ronroneo. Sube hasta mis labios y me besa, yo lo cojo por las mejillas y profundizo el beso.