against the wall; a.i

twelve.

-¿Lo he dicho en alto? -hago una fina línea con mis labios.

-Me temo que sí -nos quedamos los dos en silencio. Ashton se sienta a mi lado, pone su mano en mi rodilla y la aprieta levemente- ¿Es verdad?

-Creo que sí.

-¿En serio?

-Que sí, Ashton, déjame ya.

-¿De verdad, de verdad?

-¡Que sí! ¿Cuántas veces más quieres que te lo repita?

-Todas las posibles.

-He dicho que estoy comenzando a sentir algo por ti, no que sienta algo por ti.

-Déjame al menos conservar algo de esperanza, ¿no? Ya sé que la probabilidad de que te enamores de mí de la misma manera en la que yo lo estoy de ti es prácticamente nula, pero... aún me queda algo de esperanza. Y cuando has dicho eso... no sé, simplemente... ha habido algo dentro de mí que ha pensado que quizás las posibilidades no eran tan pocas.

-Ashton... yo no puedo enamorarme de ti... es imposible... Quiero decir... eres un chico maravilloso, pero... tienes veintidós años, y yo solo dieciséis.

-No te quejaste cuando este chico de veintidós años te follaba hace menos de tres horas.

Frunzo el ceño y me levanto.

-Tienes razón, ese chico de veintidós años no debería follar más veces a una cría de diciséis.

-No me refería a eso -se levanta y me coge del brazo.

-Sí que lo hacías -me suelto de su agarre y juego con mis dedos-. Una cosa es tener solo sexo, y que me enamore de ti.

-Pero yo no quiero que esto sea solo sexo. Para mí nunca ha sido solo sexo. Ya sé que para ti sí. Pero tú para mí eres mucho más que un agujero donde meto y saco mi polla.

Me coge de las mejillas y me besa.

Su manos van de mis mejillas a mi cintura y me carga en sus caderas, me tumba en la cama con cuidado de no aplastarme y detiene el beso para mirarme y acariciar mi mejilla con sus nudillos.

-Quiero conocerte mejor -digo. Él hace una mueca-. Por mucho que lo nuestro sea solo sexo de momento, quiero saber más de ti. Solo sé tu nombre y edad. Y lo que te mide la polla.

-¿Qué quieres saber de mí?

-No sé, muchas cosas.

-Lo veo justo, yo lo sé todo sobre ti -deja un pequeño beso en mis labios y se levanta-. Voy a ir a por la comida, tú ponte ese pijama corto gris que te queda tan sexy para que pueda quitártelo yo mismo luego.

Me guiña un ojo y sale de la habitación. Yo me pongo el pijama y me detengo a mirar su habitación. Hay algunas fotos suyas en las estanterías; de él con tres chicos más, él con sus abuelos cuando tenía cuatro o cinco años... había varios álbumes de fotos más en las estanterías y un montón de libros.

Cojo de nuevo su libreta en la que pone mi nombre y la abro en una página cualquiera.

Esta tiene una foto mía, estoy sentada en mi cama, con mi pijama y leyendo un libro que está apoyado en mis muslos.

"A veces me pregunto qué narices tiene esta chica que me vuelve tan loco.

Luego me doy cuenta de que tengo más de mil respuestas a esa pregunta".

Noto unas manos alrededor de mi cintura, y apoya su barbilla en mi hombro.

-Sales muy guapa en esa foto -me dice.