Lunes, 21 de Marzo de 1977

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—¿Sigues teniendo la hoja de mandrágora en tu boca? —Es lo que siempre Pandora y yo preguntamos una vez que despertamos. Yo asiento y ella sonríe en aprobación.

Es completamente horrible, pensé que tarde o temprano llegaría a dejar de molestarme, pero lo cierto es que es una verdadera mierda tener una hoja todo el tiempo y estar cuidado de no tragarla o que no se salga cuando trato de comer, hablar, lavarme los dientes.

Ese día, Pandora ha quedado de verse con sus compañeras de "Cuidado de Criaturas Mágicas" para realizar un proyecto, lo que significa que tendré la tarde para mí sola, podría buscar a Remus, o podría simplemente hacer las tareas que nos dejen a lo largo del día, pero es el primer día de la semana, no creo que haya mucho trabajo.

El día de clases se va igual de rápido, el clima es bellísimo, así que mientras Pandora se adentra al Bosque Prohibido yo la esperaré afuera buscando como distraerme.

Me quito el suéter y lo dejo directo al pasto, saco una novela, recuerdo que es un título que Regulus me ha recomendado y por primera vez pienso en él, desde que tuvimos aquella pelea el jueves por la noche. Me siento mal porque en realidad no pensé que fuera a molestarle tanto, ni siquiera sé qué fue lo que hice mal.

—¡Hey! —Brinco del susto, pero solo es Amos.

—Hola, ¿qué haces por acá? —Le pregunto una vez que me calmo y él toma su lugar a mi lado.

—Nada, he decidido darme el día libre, me la he pasado estudiando, los E.X.T.A.S.I.S son pronto. —Yo asiento.

—Más vale que cuando los pases me digas que viene. —Lo obligo a hacerlo.

—Claro. —Él sonríe.

—¿Ya sabes que harás una vez que salgas de Hogwarts? —Le pregunto, es una pregunta que me he encontrado haciendo varias veces, porque yo no tengo la menor idea.

—Oh, bueno, algo así. —Conozco esa expresión, es la misma que hago cuando alguien más me hace esa pregunta. —Mi padre quiere que comience a trabajar para el ministerio. Dice que tiene un amigo que puede colocarme y que empezaré de abajo, lo que sea que signifique eso.

—¿Y quieres trabajar ahí? —No se ve muy convencido.

—No lo sé, supongo que es lo que hay, ¿no? —Él mira hacia el bosque.

—Supongo.

—¿Qué hay de ti? ¿Cuáles son tus planes para cuando salgas de aquí? —Estoy por responder cuando lo veo a lo lejos, apenas se ve una mancha negra pero lo reconozco de inmediato, es el perro negro del bosque.

El perro parece que me reconoce porque se acerca a nosotros y al llegar se deja acariciar por mí, no se le acerca a Amos.

—¡Wow! ¿Y este pequeño de donde viene? —Diggory pregunta mientras estira su mano para que el perro la olfateé, pero él no parece estar interesado en Amos. —Pero entonces, ¿qué planeas hacer?

Me quedo en silencio acariciando las orejas del peludo.

—No lo sé, supongo que tengo más tiempo que tú. —Él se ríe. —No quiero trabajar para el ministerio, tampoco quiero trabajar en San Mungo, no soy buena en las ventas, y mucho menos en los deportes, no lo sé, no he encontrado nada que me llame. —Dios, que deprimente respuesta, pienso.

—¿Has pensado en enseñar? —Yo lo veo incrédula, ¿Ser maestro? Nunca lo había pensado. Volteo a ver a mi peludo amiguito y veo que se ve intrigado, ¿Entenderá lo que hablamos? Probablemente no.

—No, jamás lo había considerado.

—Bueno, lo cierto es que tú tienes más posibilidades, podrías hacer cosas de muggles. —Claro, y de paso cumplirle el sueño a mi padre de ser "normal" mientras destruyo a mi madre.

—¿Te gustaría hacer cosas de muggles? —Pregunto porque se ve verdaderamente interesado.

—¿Te digo la verdad? —Yo asiento y puedo ver como una sonrisa se planta en su cara y sus ojos brillan. —Me gustaría vivir a las afueras de la ciudad, tener una pequeña granja, vender mis productos locales, plantar flores y comenzar una familia, conocer a una buena mujer y muchos niños. ¿Tú quieres hijos?

El perro se sienta de inmediato, parece que sintió peligro. Amos y yo volteamos a todos lados en caso de ver algo fuera del lugar pero no encontramos nada.

¿Hijos? ¿Esposa? ¿Cómo es posible que Amos Diggory se vea como un padre de familia? Cuando yo ni siquiera puedo elegir qué haré el siguiente año.

La verdad es que no quiero crecer, no quiero convertirme en esposa de alguien y en madre de otros, ¿Qué tal si soy mala madre o mala esposa? No puedo ni siquiera imaginarme así.

—Supongo que algún día quiero tener hijos. —Miento, porque no sé qué quiero pero esa respuesta parece gustarle a Amos, así que no digo nada más.

Por un segundo se me ha olvidado que el perro está aquí, ahora está frente a mí sentado, lo deje de acariciar hace un rato, pero parece no tener intención de irse.

—Serías una buena madre, estoy seguro de eso. —Diggory continua y yo asiento pero solo quiero cambiar el tema.

—¿Y por qué no haces lo que verdaderamente quieres?

—Mi padre jamás me dejaría, él ya tiene planeado el resto de mi vida. —Vaya, supongo que eso suena peor que mi vida. —¿Te he contado que cada vez que regreso a casa me presenta "esposas"? Chicas muy lindas e hijas de amigos de la familia, es realmente fastidioso, es como si me pidiera elegir entre sabores de helado, yo no quiero eso.

—No puedo ni imaginarlo.

—Es por eso que mejor me concentro en trabajar donde mi padre quiere y así seguir evadiendo su búsqueda de mujeres para mí. —Amos está arrancando pasto con sus manos, se ve frustrado, se ve como un chiquillo. —Mínimo tú tienes a Black.

El perro se acerca a Amos y se le queda viendo, el hufflepuff saca una galleta de su mochila y se la entrega, el animal la toma con recelo,

—Es complicado, no sé qué es lo que tengamos Sirius y yo.

—Claro que no es fácil, pero tienes a alguien, la chica que quiero ni siquiera se digna a mirarme desde el fiasco del 14 de Febrero. —Recuerdo que Amos ha sido rechazado por una de las chicas mas hermosas de Slytherin y toda la escuela si soy sincera.

Yo no puedo evitar reirme, me siento mal por Amos pero me da risa.

—Tu vida sí es un verdadero fiasco, mi querido amigo. —Digo eso mientras no puedo parar de reír, y al parecer a Diggory también le parece gracioso porque se comienza a reír a carcajadas conmigo, no es hasta que terminamos que me doy cuenta que el perro se ha ido pero ha dejado la galleta mordisqueada a los pies de Amos.

—Parece ser que el perro también te desprecia. —Le digo y esto solo hace que ambos nos ríamos más.

Después de eso, me complace escuchar que no soy la única la cual no sabe qué hacer con su vida, claro, Amos tiene un plan y tiene sueños pero parece que no quiere tomarlos y yo, bueno, todavía tengo un año más para pensarlo. 


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3/3

Sé que son cortitos pero poco a poco, espero que les hayan gustado y espero tengan una bonita semana. 


Atentamente 

Fernanda

Par de Ases /Sirius Black/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora