—¡Yo no necesito dormir, necesito respuestas!
Dicho y hecho, Mikey saltó de la pared sobre la que estaba parado.
¿Como llegó ahí?
No se sabe.
Cosas de pandilleros.
Bueno, y es que a Peh no lo dejaron decir más y lo dejaron con la palabra en la boca.
Mikey se encontraba corriendo por la calle hasta poder llegar a la cancha más cercana, un lugar recreativo para hacer deportes y donde según información privilegiada su Takemicchi estaría jugando un partido de basquetbol. Una liga de maestros de su unidad educativa contra otra de una escuela diferente.
¡No podría perderse eso!
Con agilidad y extrema facilidad llegó campante y con una gran sonrisa al lugar que con grandes escalones daba presentación a una cancha reglamentaria del deporte.
Sobre los lugares de espectadores, él se atrevió a sentarse.
Miraba con absoluta felicidad el lugar esperando ver a su esposo quien "curiosamente" no le contó nada.
Estaba tentado a levantarse la polera y dejar al descubierto el tatuaje corto que llevaba a la altura de las costillas donde el símbolo de su gran amor pasado brillaba, ¡la insignia de la gran y poderosa ToMan!
Sus lentes de sol incluso se los iba a poner de manera diferente. Y gritaría incluso cuando Takemichi aparezca, algo como "¡Los lentes aquí significan que la ToMan lo respalda!"
Sonríe alegre aún buscando a su querido Takemicchi.
Ah~
¡Al fin lo atrapó, esponja!
Ahí iba, con sus piernitas temblorosas como un patito asustado, con el uniforme del equipo que era de un verde oscuros y lineas divertidas entre blancas y negras que le daban un toque agresivo al diseño pues simulaban un pequeño demonio en el logo. Takemichi se veía pequeño con ese uniforme.
El número veintitrés era su insignia.
Takemichi, su Takemicchi, su esposo. Ese que temblaba como una jodida gallina cuando un pelotazo de practica casi le llega.
Mikey arruga el ceño disgustado cuando, lo ve tan tristón y asustado. Ése no era su Takemicchi.
Se atreve entonces a moverse lentamente más cerca.
Puede ver mejor a Takemicchi, con unas muñequeras negras y un balón reglamentario del siete, no vas decir que su esposo es el próximo Jordan pero al menos sabía hacer rebotar la pelota.
¿Por qué se veía tan triste entonces?
No lo sabe hasta que la mirada azulina se dirige a los demás, todos personas que de seguro son del mismo equipo, Mikey en su mente es como: "no me importa quienes son esos porque no son Takemicchi, ni los topo"
La cuestión: Ellos parecen jugar bien.
Takemicchi a pesar de ser una persona fuerte y valiente, es alguien. un tanto desconfiada de si misma, sin motivación suele perderse en sus pensamientos pesimistas.
Gruñe como un Caniche, es decir, como un león. Molesto porque su Takemicchi está triste.
Está tentado a ir y envolverlo en sus brazos, listo para golpear a todos sin razón pero es algo necesario, repito, sin razón.
Pero...
Ambos deben ser conscientes y lo son.
Takemichi tiene todo el amor y apoyo que Manjiro podría darle, aún así, Takemichi debe desenvolverse sólo en ámbitos que no desea, claro que es consciente de que todos sus amigos y pareja lo aman y lo apoyan, aún así, existen momentos de miedo e incertidumbre que deben librarse sólo.
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Cosas de casados.
FanfictionLa vida de casados es divertida, a veces también es triste y muchas veces la vida feliz de un Takemichi es mas extraña cuando recuerda que su esposo es un Manjiro Sano. En fin, la vida de casados es mejor cuando su esposo está a su lado. 🌸AU con co...