La vida de casados es divertida, a veces también es triste y muchas veces la vida feliz de un Takemichi es mas extraña cuando recuerda que su esposo es un Manjiro Sano.
En fin, la vida de casados es mejor cuando su esposo está a su lado.
🌸AU con co...
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Uno de los placeres de la vida menos apreciados es la elocuencia, la capacidad de levantar emociones, sensaciones y deseos con simples prosas.
Armar un ejército con oraciones y conjugaciones propias de un poeta.
Destrozar a alguien por el simple uso delicioso del léxico adecuado, con el contexto correcto y la persona correcta. Hacerlos llorar con palabras hasta deshacer cada uno de sus sueños, creencias y seguridades.
El poder de las palabras es magnifico, precioso en boca de poetas y sin necesidad de ser uno para alcanzar a la persona adecuada es letal.
Algunos codician el enriquecedor conocimiento como para encantar legiones con párrafos. Otros como cualquiera sólo mejoran su expresión para obtener atención completa de un igual.
No se necesita ser un erudito, sólo aprender y desear, expresar y sentir, sin remordimiento, sin miedo y con ansias de devorar cual agujero negro, llevar a otros hasta su territorio y derretirlos, volverlos una masa tembleque necesitada de atención y amor, prender cada centímetro de piel y hacerla arder deseosa de ser tocada sin siquiera necesidad del tacto.
El sexo no siempre será alocado y explosivo.
Será dulce, suave, borrando neuronas, abrazando sentimientos y encantos cuando la lujuria se mezcle con entonaciones dulces y admiración pura por el cuerpo de la pareja, adoración absoluta que como miel endulza los oídos y despierta el cuerpo sensible.
Será sensual y suave, a veces sin palabras más que susurros deseosos, ansiosos de aprender más del cuerpo ajeno, deseando destruirlo y obtener un cuerpo cansado, extasiado de placer pleno y bello, donde la acción misma de disfrutar más allá del sexo va en disfrutar del toque, sentirse ardiendo tras cada caricia y exultante sonrisa.
Pero...
También será tan bueno como reducir toque, rasgar la piel suavemente, suspirar sobre los labios del otro pues lo tendrá a su disposición, suave y dulce, listo para abrirse a él, para entregarle el placer al que son adictos, gimiendo entre chillidos por simples palabras pues el simple hecho de sentir contacto piel con piel está prohibido para uno.
Porque Mikey ama la vitalidad, ama disfrutar cada momento, se deleita con rigor cuando el poder lo tiene en sus manos, cuando no necesita más que palabras o para tener a su Takemichi en sus manos, retorciéndose bajo su cuerpo sin siquiera tocarlo tanto como lo hace generalmente.
Aún así es fascinante, la variabilidad, la sensación de sentirlo exudando desesperación por un poco de su toque.
—Bueno, tan suave, mojado y delirante, esperando a que pruebe un poco más de tu saliva ¿no es así?
