🍄Día 22🍄

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—... Micchi~

—Dígame, compañero de pandilla desconocido del cuál pene reconozco con los ojos vendados.

—No te puedes enojar por eso, tú me dijiste que para mantenerte despierto te mande un mensaje que diga "Tenemos que hablar".

He aquí, la discusión más ridícula de la historia conocida por el hombre.

—¡Es que eso mantiene la cantidad exacta entre miedo y adrenalina que necesito para seguir funcionando, Mikey kun!

—¡No es mi culpa!

—¡Lo siento!

Sí, así son los días típicos de una pareja que aunque haya superado viajes en el tiempo, debastadoras noticias y conflictos atemporales se pelea porque Mikey le ha mandado un mensaje a Takemichi medio dormido porque necesitaba estar despierto para el trabajo.

¿Takemichi se enojó? Sí.

¿Tenía motivos? No realmente.

¿Lloró? No lo duden.

Las cosas son tan simples que las cuestiones más simples hacen una vida de casados tan maravillosa.

Ambos se miran fijamente en la pequeña sala de estar con los papeles amontonados de Takemichi adornando la mesa. Mikey acababa de llegar a casa, para su sorpresa descubriendo que su esposo estaba llorando a mares mirando el teléfono donde el mensaje que el mismísimo Takemicchi le ha pedido que le mande brilla con intensidad.

Ambos no saben como la disparatada conversación se ha dado, aún así el primero en tirar la toalla es el ojiazul que suspira y oculta el rojo que baña sus mejillas, estaba casi dormido cuándo le llegó el fatídico mensaje, el mensaje con el que lloró casi diez minutos.

Dios, que vergüenza.

Pero no puede decir lo mismo de Manjiro que mientras lo mira con el ceño fruncido, parece estar apunto de explotar de risa.

Se viene...

—Tú...

Manjiro sonríe cada vez más, a cada segundo transformado sus rasgos similares a un felino.

—Takemicchi es tan lindo.

El pelinegro se queda mudo por unos segundos recalculando, aún así sus ojos se llenan de lágrimas.

Mikey finge que no se le aplaca el corazón al verlo, realmente lo extrañó. No va a negar que apenas llegando a Tokyo dejó sólo a Hanemiya y corrió a su casa sólo para ver a su esposo, a pesar de todo, no puede decir que la sonrisa exultante, es que se muestra radiante de alegría justo ahora sea sólo por llegar.

Verlo ahí, parado y llorón cómo el solo, esperándolo con sus zafiros brillantes y el rojo tiñiendo sus mejillas es lo mejor ir tiene, verlo ahí con la felicidad rebosante -a pesar del grito que le dio al inicio- y sus gestos que delataban querer abrazarlo.

Mikey se deja hacer cuando a pesar de la patética discusión inicial es abrazado suavemente y un "bienvenido a casa" sale de los labios de su rayo de sol.

Corresponde lo más calmado que puede, ese cariño inefable nace desde el fondo, calentando sus venas e hinchando su corazón por verlo. La peor decisión en mucho tiempo fue ir con Hanemiya a un lugar lejano por u. cliente, cliente que le pagaría una pequeña fortuna por entrenar a un estudiante que se negaba a salir de casa pues decía que apenas sus bullys lo vieran lo golpearían.

Faltar se una semana fue bastante amargo a pesar de todo, porque aunque no lo admitía abiertamente Mikey odiaba aún un poco el tiempo, las posibilidades de que todo podría salir mal, de que al volver algo malo pasase, de no sentir el calor que Takemicchi le brinda le asustaba más que desagradarle.

Así que mientras un beso es dado a su cuello sonríe pues la sensación alegría vuelve a embargar su corazón.

—Neh~ Takemicchi ¿me extrañaste?— Pregunta pícaro.

—Mikey kun...

Mientras el abrazo se suelta lo suficiente como para poder mirarse a los ojos la cabecita de Takemichi sale de su escondite y sus ojos brillantes delatan un "¿en serio estás preguntando eso?"

Aún así, aunque se han mandado mensajes y las llamadas no faltaron, no fue suficiente.

Por pruebas se sabe que Mikey no es capaz de sobrevivir mucho sin Takemicchi y el mismo ojiazul se desespera mucho cuando su esposo no está a su lado.

Se han acostumbrado a su presencia, a su cariño y a los abrazos que se dan, cuando en la noche se envuelven en un abrazo, cuando comen y tiene juntos, o esas veces que Takemichi se sonroja y esas noches o mañanas candorosas en las que se vuelven uno.

El amor es así.

Simplemente volverán a estar juntos aunque pase el tiempo, siempre, no importa nada porque Takemichi y Mikey se buscan incluso cuando no lo saben. Se necesitan, es tan simple como eso.

 Se necesitan, es tan simple como eso

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Hola banda.


Y cuando vean los errores diganlo, no edito, al menos no acá.

Cosas de casados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora