Nunca Jamás

348 53 11
                                    

Miya se escondía en hecho bolita en uno de los cuartos del castillo. Kaoru le había insistido en que debía asistir a clase con los herederos para que pudiera aprender sobre la historia y no se repitieran situaciones como las de la noche anterior. Sin embargo, Takashi en serio le había desagradado.

La puerta se abrió. Buscó ni siquiera respirar.

Estaba bajo un escritorio.

Pudo mirar una cola frente a él. Pero no era la de Kaoru.

Soltó un gruñido. Algo que al parecer había alertado al mayor.

–¿Qué haces aquí?– le preguntó Ainosuke en cuanto lo encontró.

–¿Qué te importa?– contestó.

–Es mi castillo, creo que sí me importa– frunció el ceño.

–No es tuyo, es de Cherry– se cruzó de brazos.

–¿Por qué lo llamas así? Es raro–.

–Pues así lo conocí– salió de su escondite –¿Dónde está? Por cierto–.

–Te estuvo buscando durante media hora, pero como no te encontró tuvo que ir a dar clases–.

–Fiuf– soltó –Entonces soy libre– miró a su alrededor –¿Dónde estamos?–.

–En la biblioteca– bufó –Pero tú deberías estar en clase–.

–No quiero ir a clases– giró los ojos –Todos son un montón de pretenciosos. Yo no quiero ser rey como ellos. Soy un pez pequeño a comparación–.

El rostro del peliazul se ablandó y soltó una risita.

–¿No tienes buenas experiencias en las escuela, verdad?–.

–Nunca había ido a una– explicó -Siempre creí que sería divertido aprender y todo eso. Pero parece una guerra por ser el mejor– se abrazó a él mismo.

–Ya veo– se sentó en una ostra gigante –Ven– dio palmadas a su asiento. El menor obedeció dudoso –Mi experiencia en la escuela tampoco fue la mejor. La maestra era mi hermana y yo el único alumno. Nunca sentí ese espíritu competitivo en realidad. Tal vez si no hubiera sido así sería un rey más capaz–.

–¿Uh?– se sobresaltó.

–Todos saben que soy solo el adorno de Kaoru– sonrió –No me molesta, él es asombroso, pero a veces me gustaría ayudarlo–.

–Pues te falta demasiado carácter–.

–Tienes razón– rio -Oye ¿Qué te parece si yo te doy tu clase de hoy?–.

–¿Qué?– arqueó una ceja.

–Anda, tal vez no sea el mejor en la práctica, pero sí un experto en teoría ¿Qué te gustaría aprender?–.

–¡Medicina!– respondió emocionado.

–Eres algo joven para eso– se levantó –Pero supongo que puedo enseñarte las bases ¿Qué sabes sobre la biología y anatomía?–.

–Nada–.

–De acuerdo– buscó entre los estantes –Entonces empecemos con esto– tomó un libro –Eso sí, soy un maestro muy estricto–.

–Entendido– fue a su lado.

Estuvieron así durante unas horas. Los ojos de Miya brillaban como nunca antes. Algo que sorprendió mucho a Ainosuke ¿Entonces eso era todo lo que debía hacer para conectar con ese niño?

Formó una sonrisa inconsciente. Después de biología, pasaron a un poco de matemáticas y lenguajes. Acabando con historia.

–La información está mal– dijo el niño.

El Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora