Familia Otra vez

332 51 2
                                    

Kaoru caminaba de un lado a otro, mientras que Kojiro movía su cola ansioso.

–Entonces ¿Ese sujeto es tu esposo?– le preguntó.

–Se llama Ainosuke– respondió –Y sí, es mi marido. Pero prefiero verlo como mi mejor amigo– se acarició el cabello –No te reconoció ¿Cierto?–.

–No– tragó saliva –O eso creo–.

–De acuerdo– suspiró –Entonces te daremos a Miya y después se irán–.

–¿Qué?– frunció el ceño –Pero si apenas te vuelvo a ver–.

–Kojiro, si descubren que eres humano...

–Corro el mismo riesgo que tú cuando estabas en la superficie– tomó su mano –Déjanos quedarnos. Al menos hasta el cumpleaños de Miya–.

Amaba la calidez de esa mano. Deseaba quedarse de esa manera para siempre.

–Kaoru– interrumpieron la escena.

–Ainosuke– se soltó de inmediato –¿Qué sucede?–.

–Miya vendrá cuando las sirvientas acaben de arreglarlo– dijo –Por cierto, no te lo dije en su momento– miró al peliverde –Pero es un placer conocerte. No sabía que mi Kaoru tuviera amigos– le sonrió y le tendió la mano.

El contrario la tomó y apretó con fuerza.

¿Su Kaoru? ¿Enserio se había atrevido a decirle eso?

–Oh, tienes un agarre muy fuerte– rio nervioso. El ambiente se puso tenso –Que lindo tatuaje– intentó hacer conversación.

–Gracias– gruñó.

–Emm ¿Cuánto tiempo planeas quedarte? Espero que mucho, Miya es enserio lo que este palacio necesitaba–.

–¿Qué?– lo miró el pelirrosa.

–Es un niño asombroso. En poco tiempo se volvió como un hijo para mí– sostuvo a esposo por la cintura.

–Pero no lo es– se puso Kojiro en medio –Es mío– tomó a Kaoru por los hombros.

Este se tensó. Ainosuke frunció ligeramente el ceño ¿Qué le había querido decir exactamente?

–¡Papá!– nadó Miya hacia Kojiro –Estás aquí– lo abrazó.

–Miya– lo sostuvo con fuerza –Gracias a Dios que estás bien ¡No vuelvas a irte así!–.

–¿Podrías dejarnos solos un rato?– preguntó Kaoru a su esposo.

–Claro– asintió y salió de la habitación.

Miya miró a ambos adultos y sonrió.

–Deberían agradecerme. Los volví a juntar– dijo.

–¿Agradecerte? ¿Bromeas?– se cruzó Kojiro de brazos.

–Nos preocupaste mucho a mí y a tu padre– lo regañó Kaoru –No puedes estar escapando de casa sin avisar–.

–Lo siento– murmuró –Pero yo solo quería... Quería a mi familia. Y Cherry es parte– se le cristalizaron los ojos –Perdón– murmuró.

–Cariño– lo abrazó el pelirrosa –No llores, por favor. Solo que fue algo muy peligroso lo que hiciste. Alguien pudo salir lastimado–.

–Pues...

Frunció el ceño –Kojiro– gruñó –¿Qué pasó?–.

–Koyomi me estaba acompañando, pero por su cola fue llevada con los tiburones–.

–¿¡Qué!?– gritó Miya –¿Koyomi? Ugh, esa niña ¿Qué se cree? ¿Qué solo por ser bonita se librará de todos los problemas?– soltó –Es una narcisista. Quiero decir, sí, es lista y tiene un asombroso espíritu aventurero. Eso y un carisma nato. Y una sonrisa linda. Oh, su cabello también es suave– sintió la mirada de los mayores sobre él. Se sonrojó de inmediato –Pero como quiera es una tonta– miró hacia otro lado.

–Aww ¿Entonces te gusta Koyomi?– lo miró Kaoru coqueto.

–Claro que no– aumentó su sonrojó –Es mi amiga– hizo un puchero.

–¿Desde cuándo te gusta?– se burló su padre.

–No me gusta. Solo que... Desde que volvió de su escuela para señoritas creo que es linda. Se veía tan cambiada. Y al mismo tiempo es divertido que no hayan podido arreglar su actitud para nada– sonrió inconscientemente.

–Las sirenas de tu clase estarán decepcionadas– dijo Kaoru.

–¿Clase?– preguntó el mayor.

–¡Sí!– respondió el niño emocionado –He estado yendo a la escuela. Y Ainosuke también me enseña y juega conmigo ¡Este lugar es asombroso! ¿Podemos quedarnos?–.

–¿Qué?–.

–No quiero irme aún–.

–¡No vamos a irnos! Aún hay que encontrar a Koyomi y hablé con Kaoru. Tu cumpleaños lo pasaremos aquí–.

–¡Asombroso!– los abrazó –Gracias, los amo–.

–Y nosotros a ti, cariño– le sonrió.

Kojiro no podía evitar sentirse feliz. De nuevo su vida parecía recobrar sentido.

Tenía al hombre de sus sueños y su hijo sonreía de manera auténtica. Pero Ainosuke lo molestaba. No tardó en recordar que había sido él quien se había llevado a Kaoru. Su hermanas era un monstruo ¿Qué aseguraba que él no era igual? Sin embargo, lo que más detestaba era que no tenía una buena razón para odiarlo. El sujeto parecía asombroso.

Demasiado bueno para ser verdad.

Su instinto nunca le fallaba, algo debía estar pasando.

Y no era el único Nanjo con un ojo sobre el tiburón. Miya aún no estaba totalmente convencido con él.

Estaba bajo total vigilancia.

El Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora