Un sonido interrumpe mis sueños, siento el cuerpo pesado y los párpados como si estuvieran hechos de concreto.
El sonido es constante e irritante.
Es el despertador.
Abro los ojos, la cabeza me da vueltas. Recuerdo por imágenes el sueño de la otra noche, todos lucen confusos ahora que lo pienso, pero en su momento tenían mucho sentido. El sonido irritante del despertador me desconcertó por completo.
Apenas dos vuelta para apagar el despertador que tanto me desespera y tomo mis ridículos anteojos. A cuestas me siento en la cama, me coloco los anteojos y miro al frente, ceo reflejada la figura de mi peor enemiga.
Hago el esfuerzo de ponerme de pie, caminando con cuidado hasta llegar al espejo, observo con curiosidad:
Unos ojos grandes de color celeste claro, mejillas ensanchadas y de color rosa, una quijada no muy triangular completa mi aspecto. A veces mi madre solía decirme que tenía las facciones perfectas que ella siempre había querido tener, pero por algún extraño motivo yo jamás logré verme así, nunca encontré ningún signo de belleza en mí.
Agacho un poco la cabeza para poder ver mi cabello, hago una mueca de decepción al ver un par de raíces rubias brotando de mi cuero cabelludo. No recuerdo cuándo comenzó, pero el verme con el cabello rubio me desagradaba por completo, así que empecé a teñirme el pelo del color más oscuro que encontré. Algo más extraño en mí es que no importa cuántas veces lo tiña, o qué color utilice, siempre vuelven a crecerme raíces rubias, eso no es normal.
Dirijo la mirada a la repisa del peinador y veo mi paquetito amarillo para lentes de contacto; lo tomo en mis manos y camino con él hacia el baño, me observo un poco en el espejo cerca del lavamanos. Es hora del cambio.
Tomo una ducha rápida y me pongo los lentes de contacto. Me pongo lo primero que encuentro, no necesito resaltar, además, nadie notará lo que llevo puesto, una de las ventajas de ser invisible en la escuela. Saco una pequeña bolsa de maquillaje de una de mis repisas. Me pongo un poco de maquillaje gris en los pómulos y mejillas para que mi rostro deje de parecer tan infantil y luzca más alargado.
Veo mi imagen al espejo y veo a otra persona, tampoco me agrada, pero es lo que hay.
Mis ojos pasan de ser celestes a marrones.
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EL AVISTAMIENTO
Любовные романыCeleste es la tipica nerd raleada del grupo de los adolescentes normales. Una noche ve algo que cambiará su vida para siempre, ve un platillo volador caer del cielo, conoce así también a Alejandro, que parece ser el amor de su vida entera. André, el...