Capítulo 14: SUEÑOS Y PESADILLAS

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Narra Celeste

-- Dame 5 minutos y luego entras tú- le digo señalando la puerta del baño.
-- Te voy a esperar aquí- me contesta.
Corro al baño y pongo a calentar la ducha, hasta que esta esté tibia preparo mi mejor ropa para dormir, escojo una solera, que tiene escrito: esta belleza se ve pero no se toca. Sonrio ante mi elección, al parecer mis soleras y poleras vienen muy al caso.
Ingreso en la ducha y me deleito en la lluvia artificial, intento no pensar en lo que me pasa y lo que me espera al salir, no quiero pensar en que hay un extraterrestre sentado en mi cama en este momento y mucho menos pensar que es super guapo.

-- ¡Tienes ricos perfumes!- Grita Alejandro desde la otra habitación, lo que me saca de mis pensamientos, paro la corriente de agua.
-- ¡Aléjate de mis cosas!- grito mientras me seco.
-- ¿o qué preciosa?- me reta.
-- ¡o te dejo sin herederos! - amenazo.
-- Ok, tranquila, no voy a tocar nada más. -
ja! Lo asusté.
Me pongo la solera, unos shorts cafés con los que estoy segura que moriré de calor, puesto que son largos y de polar, no es exactamente un intento de coqueteo hacia él, lo que pasa es que esas son mis mejores cosas para dormir, las demás están medio rotas o desteñidas.
Salgo con la máxima seguridad en mi misma, apenas le veo mi valor se desmorona, está viendo mi álbum de fotos de toda mi vida, su rostro perfecto hace distintas muecas a cada foto que ve, parece que no se dio cuenta que ya salí y que lo estoy observando.
-- Te dije que no tocaras nada- digo en voz baja y me acerco hacia él.
-- Siempre fuiste hermosa.-comenta en voz baja.
Me siento a su lado. Me acomodo para ver las fotos junto a él.
-- Gracias por mentir.- le contesto.- ya entra de una vez, tengo mucho sueño.
-- Esta bien, espérame despierta. - me condiciona.
Asiento con la cabeza, él se pone de pie y antes de irse me da un tierno beso en la cabeza.
Lo veo entrar al baño. Veo las fotos de mi álbum, las recuerdo una por una. Tantos momentos de felicidad, todos los viví con mi hermano y mi padre.
-- Oye, no tengo muchas cosas en este planeta, asi que...¿quieres ir de compras mañana? - escucho que me dice.
Cierro el álbum de fotos y me acerco con cautela a la puerta del baño.
-- Claro, nunca he ido  de compras con amigos así que será una bonita experiencia.
Escucho el agua correr.
-- ¿Quién es el hombre con el que sales en casi todas tus fotos?- me pregunta.
-- Es mi padre. - me limito a contestar.
-- Y el niñito?
-- Mi hermano.
-- Y ellos... se fueron? - se nota en su voz su inseguridad por preguntar.
-- Papá murió hace un par de años, y mi hermano fue llevado a un hogar de acogida.- quise mantenerme fuerte pero se me hace imposible, jamás habia hablado sobre eso despues de que pasó. Es un poco incómodo.
-- Lo siento, no quise...- se detiene a media frase, está arrepentido ppr preguntar.
-- No hay problema- eso si que no me salió bien, las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y se me quebró la voz por completo.
La puerta se abre y veo que el sale con la polera puesta. No puedo evitar sonreír.
-- ¿Me das un abrazo? - pregunta con mirada tierna.
-- Ya te llegará tu día- le contesto sin siquiera saber a que me refiero.
Me dormí con facilidad, estaba muy cansada. Una pesadilla no tarda en llegar:
Veo una habitación, cubierta de sangre. Dos figuras se me acercan y me levantan lo más rápido que pueden, es cuando me doy cuenta que soy yo la que sangra y que estoy tirada en el suelo.
-- lo siento, no sabes cuanto lo siento- me dice una de las figuras.
No veo sus rostros, pero veo sus ojos, ojos celestes que facinarían a cualquiera. Reconozco esos ojos, pero no logro recordar de quienes son.

Despierto de golpe y lo primero que veo son un par de ojos celestes.
Suelto un grito tremendo.
-- Quítate, me asustaste! - le grito a Alejandro que estaba muy cerca de mi rostro.
-- Lo siento, parecía que estabas en una pesadilla. ..- me contesta él, saltando al colchón que está al lado de la cama.
-- ¡¿Pasó algo?! - Grita mi madre.
-- ¡Nada, mamá, solo una pesadilla!
-- Ah, ok! !!
Miro a mi alrededor, el cuarto está totalmente oscuro.
-- ¿Qué se supone que estabas haciendo en mi cama? - le pregunto.
-- Nada, sólo me acerqué a ver como estabas- dice gracioso.
-- Vete. si, estoy bien.
Él se mueve a mi alrededor y aterriza perfectamente en su lugar. -- Dulces pesadillas, mi amor.- me dice en voz baja.
Tomo un peluche de por allí y se lo arrojo. Escucho cono se retuerce por el dolor.
-- Llámame así otra vez y te va a ir mal...- le advierto con tono brusco.
-- Llegará el día en el que me pidas que te llame así.
-- Sigue soñando, mi amigo, sigue soñando.
Cierro los ojos y vuelvo a dormir.

La luz se enciende en su totalidad. Me pregunto donde estoy ahora, escucho unas risas, camino hacia el sonido. Veo una habitación, una niña de coletas rie junto a su padre, juegan y ríen, se ven muy felices.
-- Hermosa escena ¿no? - me dice una voz desconocida.
Giro la cabeza para ver quién es el que me habla. Un muchacho de cabellos largos y dorados como el sol mismo está parado a mi lado, él no despega los ojos de la escena, veo sus enormes alas que le brotan de la espalda.
-- ¿Quién eres? - le pregunto en voz baja.
-- Soy Michael, un Ángel del Páramo. - me contesta.
-- ¿Un Ángel dijiste? - le pregunto impresionada.
-- sí, bonita escena.- comenta sonriente.
-- ¿Qué es lo que hago aquí? - pregunto con curiosidad.
-- Eres muy importante aunque no lo creas Celeste, tu futuro es muy interesante.
-- ¿Puedes ver el futuro también?
-- No, pero se cual es tu destino y te aseguro que será maravilloso. Ah, por cierto, no trates mal a Alejandro, lo que él siente por ti es algo que no se puede comparar con nada.
-- Esta bien, pero todavía tengo mis dudas, como el ¿por qué a ?
-- Esa pregunta está muy facil, porque tienes Sangre Real, al igual que Alejandro.
-- ¿En serio?
-- Si, ya debes marcharte, tienes que despertar.
-- Debo decirte adiós?
-- No, solo un Hasta Pronto.

Siento que ya he regresado a mi cuerpo, aunque aún no he abierto los ojos.
-- ¿Alejandro? - pregunto con voz ronca. Escucho el crujir de mi cama y sé que el está a mi lado.- sé que estás junto a mí- le acuso.
-- Sólo quería saber si estabas bien, ya me iba...
-- No te vayas- le pido cortándole a media frase.- no quiero que te vayas.
Abro los ojos y le veo al lado mío, mirándome con esos hermosos ojos celestes cristalinos. Me aferro a él igual como lo hacia yo de pequeña con mi padre.
-- Entonces no me iré- dice acomodandose más a mi lado.

Hola, este capítulo me salió medio largo por eso tardé en subirlo, espero que les guste. .. Saludos, lo quiero mucho y no olviden dejar sus comentarios! !!
Besos
Cristel Fushimoto

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