Narra Celeste
Mi respiración se acelera, el corazón me quiere estallar por dentro.
-- ¿Quién se supone que eres? - pregunto en un susurro.
-- Me llamo Alejandro.
Su voz es muy agradable, sus ojos tan verdes como los de las siluetas de mis sueños.
Él se aleja de mí poco a poco, sin quitarme la vista de los ojos, me levanto con cuidado y busco sentarme en mi cama.
-- ¿Qué haces en mi casa? - digo con un hilo de voz.
-- Yo no pertenezco a tu planeta. - me aclara él.
El corazón me late sin parar, se me revuelve el estómago y si hubiera comido algo, lo hubiera vomitado.
Por un momento me siento caer, y pienso que voy a desmayarme, esto no puede estar pasando, ¿o sí?
Se supone que los extraterrestres no existen, o por lo menos lo hacen solamente en mis sueños y en las películas, no existen pruebas fehacientes que demuestren su existencia. ¿Quién sabe? Quizá tenga a un demente en mi habitación. Por un momento pienso en gritar con todas mis fuerzas, para ver si así alguno de los vecinos escucha mis gritos y viene en mi ayuda.
-- Ni siquiera se te ocurra volver a gritar. - me condiciona él, como si conociera las intensiones que tengo. - Apenas estoy estrenando estos oídos humanos, y no quisiera arruinarlos tan pronto.
-- ¿Cómo se supone que pruebes lo que dices?
-- No entiendo el punto de tu pregunta...
-- No existen los extraterrestres, si te atreves a decir semejante locura, al menos debes probarme que no eres un simple loco que se metió a mi recámara.
Él me mira con un gesto disgustado, como si le hubiera ofendido en algo.
-- Quieres que te pruebe que no provengo de tu planeta, ¿verdad?
Me limito a asentir con la cabeza.
Él se pone de pie, quitando la amenazante cercanía que tenía. Me observa con curiosidad, mientras parece estar estudiando mis reacciones.
De un momento a otro veo su mano transformarse en un completo rayo de luz blanca, Está formado por un resplandor, está hecho de luz.
En ese instante me aseguro de no tener la impresión de caer desmayada, sino que me desmayo como si nada.
Soy despertada por un leve movimiento en mi hombro. Cuando abro los ojos, encuentro con unos verdes ojos del invasor que se entrometió en mi habitación.
-- ¿Tuviste una prueba suficiente de la veracidad de mis palabras? - pregunta, sin apartar el rostro de mí.
-- Creo que sí. - contesto con un raspón en la garganta seca.
-- Necesito tu ayuda. - me dice, apartándose y dándome espacio para que me ponga de pie.
-- ¿Quieres que te lleve con mis líderes? - pregunto confundida.
Él se cruza de brazos y me observa levantando una ceja.
-- ¿Te estás burlando de mí?
Suena serio al decirlo, así que inmediatamente pienso algo para excusarme.
-- No encuentro la razón para que yo te sirva para ayudarte en algo.
-- Verás, tengo un pequeño trabajo que debería realizar ahora en tu planeta. Mi plan es ser biólogo de especies extraterrestres, y especializarme en tu planeta, así que estoy haciendo una especie de... investigación, por así decirlo, es mejor aprender a adaptarse a esta edad al planeta al que quieres mudarte.
-- Sigo pensando que escogiste una mala persona para esto, yo no puedo explicarte la "normalidad humana" porque tampoco me adecúo a eso.
-- ¿Tú tampoco?
Sonríe como si lo que hubiera dicho le hubiese sonado como una broma, pero aún no le encuentro la gracia.
-- Se supone que debería estar con mi grupo asignado de compañeros para hacer este trabajo con mis demás compañeros de clase, pero... no me estiman lo suficiente como para pasar el tiempo conmigo, así que me abandonaron a mi suerte en este planeta.
Observo la tristeza reflejada en sus ojos, una clase de tristeza que yo conozco.
-- ¿Estás solo en este planeta? - pregunto.
-- Se puede decir, que literalmente sí.
-- Esta bien. - contesto de repente. - Haré lo que pueda, pero debes prometerme que no harás cosas más extrañas de lo que se considera normal o real en la Tierra.
-- No entiendo a qué te refieres. - voltea la cabeza hacia un costado, como si estuviera tratando de descifrar lo que digo.
-- No lanzas rayos por doquier o comer carne cruda o manipulas armas asesinas, ¿verdad?
Aunque intento camuflarlo, el miedo me consume por dentro.
-- Sabes, por un momento me haces sentir como su fuese una amenaza para el mundo.
Se cruza de brazos negando con la cabeza, se ve realmente ofendido.
Al escuchar sus palabras no puedo evitar reír un poco.
Eso fue lo primero que se me ocurrió.
-- No te has presentado hasta ahora. - me reclama luego de un rato.
-- Me llamo Celeste. - contesto, extendiéndole la mano.
él estrecha mi mano y oficialmente me hago amiga de un extraterrestre extrañamente guapo.
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EL AVISTAMIENTO
RomanceCeleste es la tipica nerd raleada del grupo de los adolescentes normales. Una noche ve algo que cambiará su vida para siempre, ve un platillo volador caer del cielo, conoce así también a Alejandro, que parece ser el amor de su vida entera. André, el...