Capítulo 13: CONOCIENDONOS

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Narra Celeste

Me dejé caer en sus brazos, él me tomó con ternura. Cerré los ojos hasta que sentí que él me sacó del taxi en el que ibamos.
-- Preciosa, ya llegamos a tu casa, debes despertar.- su voz me envuelve y me vuelve loca, mis sentimientos se mezclan y... me doy cuenta que sigo medio dormida, abro y cierro los ojos para despertar.
Bajo de los brazos de mi lindo acompañante, me pongo de pie con ciudado para no caer. Tomo mi llave y abro la puerta.
Oh no....
Mi madre está sentada en el sofá viendo una película romántica, llora peor que en el funeral de mi padre. Le sorprende verme con compañía.
-- Hola cariño, ¿quién es tu amigo? - pregunta con voz pervertida.
-- Es un amigo que encontré hoy en la calle...- contesto haciéndole un gesto a Alejandro para que entre, nos ponemos al frente del televisor. Su mirada me fulmina.
-- Señora,- dice Alejandro- llegué ayer al pueblo y ahora no me queda dinero para hospedarme en otro lugar, robaron mis cosas y, por mera suerte me encontré con el ángel de su hija, que me ofreció hospedaje....
Me quedo callada, mi madre tiene una cara inexpresiva. Creo que lo va a hechar y llamará a la policía.
-- Bueno, si quieres puedes quedarte en la habitación de Celeste, ahora quítense que me tapan la televisión.
Ok, amo a mi madre.
Alejandro y yo intercambiamos unas miradas sorprendidas y yo avanzo hacia mi habitación.
-- Buenas noches mamá! !!- grito desde arriba.
-- Buenas noches, señora, gracias por el hospedaje! - grita también Alejandro.
-- Buenas noches!!- se limita a contestar ella.
Abro la puerta de mi recámara, ingresamos y un silencio incómodo inunda el lugar.
-- Amo a tu madre- dice él gracioso.
-- Yo también- contesto sonriendo.
A veces tener una madre disfuncional, sirve de mucho. Al menos cuando debes ayudar a que un extraterrestre se quede en tu casa.
-- ¿Voy a dormir a tu lado, hermosa? - pregunta con su voz de galán.
-- No..-digo riendo- tú vas a dormir al lado, pero de mi cama.
Saco uno de los colchones de mi cama y lo tiro al suelo, me dirijo al armario y le tiro en la cara un par de sábanas polares. Me rio de él, se ve ridículo con esas sabanas sobre la cabeza.
Él comienza a tender las sábanas en el colchón, y cuando ya ha terminado se saca la chaqueta y también la polera.
-- Oye, que estás haciendo! - regaño.
-- ¿Qué? Esa es la única polera que tengo y no la voy a ensuciar tan fácilmente.
Tiene unos abdominales increibles! Parece que me desmayaré si lo sigo mirando, siento el calor que sube por mis mejillas.
-- Te gusta demaciado lo que ves, ¿cierto? - dice sonriente.
-- Eso quisieras...-le contesto dándome la vuelta.
-- Y si....- no termina la frase, escucho sus pasos, de pronto siento dos brazos fuertes apretando mi cintura, la respiración se me acelera demasiado, el corazón me late a mil por hora y siento que voy a desmayarme.
-- Mantente más lejos si no quieres salir lastimado. - digo intentando quitar sus brazos de mi cintura, el retrocede y se aleja, busco un poco más en mi armario y encuentro una polera que dice: dame un abrazo y yo te regalo un beso francés. Que bien cae a la situación, mi papá me regaló esa polera cuando cumplí 13 y vio que un muchacho me miraba de una manera no tan cómoda para él, pero como siempre el se la tomó a bien y me regaló la polera, la usé muchas veces cada vez que salía con mi papá a pasear.
Le arrojo la polera en la cara.
-- Pontela rápido. - ordeno con voz firme.
-- Ok, no vayas a golpearme.-dice con una sonrisa de oreja a oreja.

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