Capítulo 6: EL SUEÑO

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Al llegar a casa lo único que hago es intentar subir a mi habitación y dormir, pero mi madre me interrumpe.

-- Por qué lo hiciste. - dice, y eso suena más a un reclamo duro, en lugar de ser una pregunta.

-- Mamá, no quiero hablar de esto ahora, estoy muy cansada. - le digo en voz baja y desgastada.

-- ¿Por qué no hablas conmigo? ¿Por qué no pudiste decirle a alguien que tenías problemas con esa chica? - su voz suena acusadora, llena de sentimientos duros.

Intento darme un respiro, porque estoy segura de que no quiero decir todo lo que tengo en mente, mi madre no es del todo responsable de lo que me sucede.

-- ¿Y a quién se supone que debería decírselo? Creo que no estás del todo enterada, pero todos en la escuela me tratan así, solo que Cristal es la peor de todos, no se trata de que esquive sus comentarios o intente acusarlos, eso solo lo haría peor.

Sin darme cuenta he levantado la voz con cada palabra, sé que mi ira está a punto de estallar, pero no quiero que se desborde con mi madre.

-- Solo quiero irme a dormir, por favor. - suplico, esta vez con la voz más quebrada.

-- No te vayas todavía, te prepararé algo para comer.

Ella parece suplicar con las palabras, quizá piensa que cuando llegue a mi habitación pensaré en quitarme la vida de nuevo.

Asiento con la cabeza.

Me siento en el sofá, no enciendo la televisión, no estoy lista para ver algo todavía, solo quiero tener un pequeño momento para no pensar en nada, para no ser nada.

-- Ya está lista la comida. - anuncia mi madre.

Comemos en silencio, sé que mi madre odia cocinar, de eso me encargo yo por lo general, pero supongo que ahora debe sentirse realmente mal como para prepararme la cena.

La última vez que me preparó la cena fue cuando tenía 12, llegué una noche a casa y una enorme cena estaba esperándome, ella lo había preparado, a pesar de que mi padre era el que se encargaba de las comidas de la casa. Esa noche me dijo que mi padre y mi hermano habían sufrido un accidente en la carretera. Esa noche supe que mi pare y mi hermano habían muerto.

-- Mañana no tienes que ir si no quieres, solo puedes recoger algunas de tus cosas y regresas. - dice ella, en medio de la comida.

-- Tengo examen de química. - susurro.

Sé que ese examen lo tengo asegurado, además se puede decir que ya aprobé el curso, pero detesto fallar en las cosas de la escuela, son prácticamente lo único que hago bien.

-- El director dice que vayas a la hora que tu quieras.

Me limito a asentir de nuevo.

Al terminar la comida me ofrezco a lavar los platos, mamá ya hizo suficiente por hoy. Cuando termino esa labor subo a mi habitación, y de camino me despido de mi madre, ya que su habitación es la contigua a la mía.

Tomo una ducha antes de irme a dormir, agradezco que mi pijama favorita esté lavada, adoro dormir con esa pijama de conejos rosados.

El sueño no tarda en vencerme, este ha sido un día realmente exhaustivo, así que no me es difícil caer en una profunda oscuridad.

Me veo en un lugar muy amplio, todo es de color plomo.

Camino hacia adelante con pasos muy delicados y tambaleantes. De repente siento la mirada de alguien detrás mío, volteo rápidamente y allí está, es una figura compuesta de luz en su totalidad, mi mente trata de recordar dónde vi antes esa silueta, pero me es imposible recordar mucho, creo que lo he visto en otros sueños.

La figura hace un ademán con la mano, creo que a modo de saludo. Imito su acción y con mucho cuidado me acerco a la figura.

Dirijo la mirada a mis manos y noto que son algo distintas a las suyas, pues casi no es posible distinguirle por su color tan blanquecino.

La figura parece curiosa, aunque no puedo descifrar cómo lo sé. Se acerca a mí y me pone una mano en el hombro, y ocurre algo extraño: poco a poco comienza a tomar color, como si estuviese siendo pintado con suavidad, es un varón, sus facciones son delicadas y perfectas, parece una pintura en movimiento.

Quiero acercarme a él, pero en ese momento algo ocurre y todo regresa a ser negro en su totalidad.

No recuerdo nada más.

Me despierto por una luz que me golpea en el rostro. Abro los ojos con dificultad y eso me hace caer en cuenta que me dormí con los lentes de contacto, eso era un problema.

Me levanto de la cama con mucho desgano, veo la hora del despertador.

¡Las 9! Dentro de 40 minutos tengo el examen de química.

Corro a la regadera y me pongo lo primero que encuentro, que resulta ser una polera roja de manga corta y unos vaqueros azules.

Tomo el primer bolso que veo y bajo corriendo.

-- ¡Los zapatos! - grita mi madre.

Miro al suelo y sí, no llevo zapatos. Corro hacia el pequeño lugar debajo de las escaleras donde mi madre guarda sus zapatos de fiesta. Busqueteo entre las cosas y tomo un par de zapatos de tacón no tan alto como para que me mate en el camino.

-- Me quedé dormida. - digo mientras corro hacia la puerta.

-- Ve con el auto. - dice mamá mientras me lanza las llaves del coche en las manos.

-- ¡No te estrelles! - grita desde la cocina.

-- No te prometo nada. - bromeo antes de salir.

La broma tiene algo de verdad, hace un par de meses practicaba para obtener mi licencia y terminé chocando el coche en mas de una ocasión antes de que pudiera llegar la grúa a recogerme.

Solo espero no chocar esta vez. Solo por esta vez.

EL AVISTAMIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora