—De vuelta al presente—
Habiendo visto caer la mochila del jovencito Granchester, Terry no permitió que la empleada se molestara en levantarla.
Él lo haría, e inclusive llevarla hasta su dueño, el cual una vez arribada a su habitación, una "moderna" radio consola fue a activar.
No obstante, la ruidosa frecuencia que se escuchó de repente, consiguió que la apagaran rápido y la dejaran en paz.
Mylo también lo pedía al oírse un llamado a la puerta.
Sin embargo, quien yaciera detrás se dio el acceso, viéndose inmediatamente al chico tirarse de manera enfadada sobre su cama, y desde la misma repetía:
— Dije que quería estar en paz.
— Lo sé — respondió el que caminaba hacia el rebelde muchacho que decía:
— ¿Entonces?
— Tenemos que hablar.
— ¡Papá! — pronunció un sorprendido Mylo, enderezando al mismo tiempo su torso.
Sentado, el unigénito Granchester III miraba a su padre sentarse a su lado. También, agachar la cabeza y jugar nerviosamente las cintas de lo que todavía llevaba en manos.
Sabiéndolo suyo, Mylo se puso de pie para quitarlo y llevarlo a su debido lugar.
Hasta allá, Terry lo siguió con la mirada. Al sentir que se levantaba, él la cabeza para ver lo que se haría.
Uno a uno, comenzaron a sacarse los útiles escolares.
Depositados estos en una mesa, en la silla cercana Mylo se sentó, fingiendo estudiar e ignorar así al observador que diría:
— Tu madre finalmente ha sido vengada
— Ah, ¿sí? Qué bien — se contestó con escaso interés. Sin embargo, el jovencito se giró para preguntar con sarcasmo: — Mamá no ha aparecido por esa puerta. ¿Irá a tardar más?
— Mylo...
— Papá, no has sido el único que la extraña
— ¡Pero sí el único responsable de lo que sucedió! —, un acto de desesperanza se apoderó del actor.
Pese a ser divisado por su hijo, éste decía:
— No. Tú lo has querido de ese modo. Te has pasado todos estos años victimizándote que...
— Perdóname — pidió Terry.
Y ante ello, Mylo, sonriendo con tono burlón, diría:
— Haciéndolo, puede que te haga sentir mejor. Sin embargo...
— Te he hecho mucho daño.
— Tal vez.
— Debí haberte cuidado como tu madre me lo pidió.
— Mi madre — la nombraron con nostalgia. — Hace tanto tiempo que partió, que apenas la recuerdo.
Consecuentemente de decir eso, silencio llegó a la recámara.
Aprovechándolo, e inclusive de que Mylo había agachado la mirada, Terry abandonó su asiento para ir hasta él y colocar su mano en el hombro más cercano.
La caricia proporcionada y la calidez percibida tuvieron reacción, notándose en el pecho del joven un repentino impulso por echarse a llorar.
Dispuesto a consolarlo, Terry se atrevió a más y lo abrazó. No obstante, el hacerlo fue merecedor de un rudo desplante.
— Por favor, déjame a solas. Quiero estarlo.
No porque se lo pidieran, Granchester padre también lo necesitaba. Había pasado por tanto que, esa "tranquilidad" lo estaba matando.
Sin haberle importado que sus invitados siguieran en la sala, Terry, una vez que abandonara la pieza de Mylo, a la propia se dirigió para encerrarse y no volver a saber nada sino de ella. De su pasado. De su recuerdo. De sus tiempos juntos y de...
A solas y en el interior de su aposento, el castaño actor fue a pararse frente a una gruesa y alta cortina de color negro.
El largo cordón que yacía a un costado, él lo tomó, haciendo deslizar conforme lo jalaba, las pesadas telas, y dejar al descubierto un impresionante retrato de Candy.
Nuevamente de frente, Terry corrió hacia la pintura, y sobre el pintado vientre de ella, él colocó su mejilla, cerró los ojos y lloró.
Lo haría tanto y sin fuerzas que el hombre de rodillas prontamente caería ante su santa.
Ésta, en su cama, lo volvía a llamar. Pero lo hacía de un modo que lo pudiera calmar. Que la pudiera sentir e inclusive oír para hacerlo reaccionar.
— Candy — la nombró Terry.
Y lentamente fue abriendo los párpados; levantó la cabeza hasta toparse con sus ojos.
Ojos verde—esmeralda que siempre lo volvieron loco, y en ese momento no era la excepción al ver según él, un destello.
Resplandor que le hizo dar un brinco el corazón. Sin embargo, el escalofrío que estaba percibiendo, puso al hombre de pie y, mirar a su difunta esposa ciertamente espantado.
— ¿Quieres decirme algo? — aun así él la hubo cuestionado. — ¿Acaso... un regaño por no cumplir? Sé que es difícil de comprender, pero... tú eras todo para mí. Vivir sin ti, no está resultando fácil. Yo...
Los llamados a la puerta interrumpieron su monólogo. Gesticulando molestia, Terry respondía:
— ¿Qué desean?
— Señor, los señores Andrew desean retirarse, no sin antes saber...
— Dígales, por favor, que estoy bien, Lucrecia. Que les buscaré después.
— Como ordene, señor.
Éste, habiéndose quedado mudo, escondió de nuevo su tesoro.
Asegurado, él caminó hacia otra puerta.
Ésta conducía a la habitación contigua, perteneciente a ella. Bueno, la que debía haber pertenecido.
Con el incendio de su primer hogar, lo perdieron todo. Y este segundo lo construyó con el anhelo de...
— Ser feliz — dijo él. — Lo hubiera sido eternamente contigo, sino...
Con la firme decisión de hablar con su director sobre la relación que ya mantenía, Terry acudió a Hathaway para revelarlo.
Pero, pese a notar el disgusto en un rostro, el joven actor salió de aquel recinto laboral feliz y a la vez liberado.
Ahora sí y a todo el mundo iba a gritar lo muy enamorado que estaba de su esposa y quien era ella.
La mujer más bella que sus ojos jamás vieron. La mujer más buena que ningún otro podía tener porque Candy ya era suya. Sólo de él y para él. Así también ella se lo hacía saber durante sus apasionadas entregas. Increíbles momentos que se repetían constantemente y que, los conectaba más aún.
No obstante, la felicidad pronto se vería turbada.
Ya presentada y rápidamente reconocida, Candy, luego de haber asistido a otra función de teatro, se dirigió al camerino de su famoso esposo, al cual, no le importaba que la audiencia femenina, por días lo privaban de su presencia.
Él tenía lo que le valía más: su esposa, que todo el tiempo le aplaudía sus excelsas actuaciones.
La de esa noche no fue la excepción, y para celebrarlo fueron a cenar. ¿El lugar? ¡El mejor de la ciudad! y donde la señora Marlowe los pudo divisar y también el amor que se profesaban.
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VIDA PERDIDA
FanfictionJuntos tomaron la misma decisión: defender su amor y seguir sus vidas. Sin embargo, al revelar un secreto, les arrebatarían la felicidad planeada. * * * * * * * * * * * * * * * Historia primera vez escrita el día 22 de Febrero de 2018. Historia com...