Capítulo 14 parte A

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Hacía tiempo que a la actuación le había dado un descanso.

El que Terry tomaba en ese momento, le permitía admirar, desde un asiento mecedor de un pórtico, un hermoso espectáculo.

Mylo, sentado en el húmedo y verde césped, y de frente a su pequeña hermanita, la cual sonriente y cuidadosa colocaba en la cabeza del joven castaño una corona de flores hecha por las manos de la nena.

Una vez dejada, la chiquilla de cinco años, pelirroja y pecosa, decía:

Listo.

¿Puedo moverme entonces?

Sí, hazlo. Te doy autorización.

Muy bien — exclamó el rapaz, y sonriendo hizo el intento por levantarse.

Al hacerlo, la corona cayó al suelo; y Joe, diminuto de Josephine, presta se inclinó a cogerla y demandar:

Vuelve a sentarte para que la coloque.

Está bien— dijo y actuó el dócil Mylo, quien diría, además: — Pero entonces, me deberás cinco besos y tres abrazos.

Te daré eso y más por ser el mejor hermano del mundo.

Joe, una vez dicho eso, se olvidó de la ornamenta para abrazar y besar al joven, el cual correspondió de igual manera el afecto profesado.

Sin haber apartado sus ojos de ellos, Terry suspiró hondamente.

Consiguientemente, él desvió su mirada al haber percibido unos pasos.

Se trataba de Candy.

Ésta aparecía sosteniendo un servicio de té.

Increíble, ¿cierto?

Sí, pero le tomó un buen de tiempo aceptarla.

Es normal. Siempre acostumbrado a estar solo, y de repente...

Las carcajadas entremezcladas con gritos juguetones pidiendo ayuda atrajeron de nuevo la atención de dos padres, los cuales, veían ahora a Joe en el césped y pataleando debido a las cosquillas que Mylo le proporcionaba.

Ya libre de aquel ataque, la pequeña huyó de su hermano mayor, yendo éste detrás y haciéndosele difícil capturarla.

Al menos, le tomó cinco minutos hacerlo, y luego de atraparla se condujo hacia donde sus padres.

Ahora sí, aquí les dejo a este duende. Debo irme o si no llegaré tarde a mi clase de ciencias.

¿Qué harás hoy? — preguntó Joe yéndose a sentar en el regazo de su padre.

Seguiré con el cometa a control remoto. El doctor Ripley dijo que el tío Archie le permitiría usar los planos del tío Stear. Que él había hecho un par y...

Está bien, hijo. Sólo procura no llegar tan tarde — advirtió la mamá, no obstante...

Después de mi clase, iré a verme con... mis amigos. ¿Habrá problema, papá?

Sí — respingó la hermana menor, — porque prometiste enseñarme a usar el telescopio.

Eso puedo hacerlo yo, Joe — dijo Terry, autorizando: — Puedes, hijo.

Bien. Madre, te veo después.

Candy sonrió, apreciando el cálido abrazo y beso de su hijo mayor.

Ten cuidado, hijo.

Viendo el camino que éste tomaba, Joe dejó su lugar para seguir a Mylo y acompañarlo hasta la puerta principal desde donde lo despidió, no cerrando la puerta sino hasta que lo perdiera de vista.

En ese tiempo, Candy y Terry hubieron hablado.

Insisto. Es increíble lo bien que se llevan.

Sí; sólo espero que su relación no se vea afectada cuando Mylo decida traer a la novia a casa.

Terry... ya que tocaste el tema —, Candy ya vertía el té, — no estoy muy segura de...

¿Acaso te opones? —indagó él. En cambio, ella...

No, es sólo que...

La recuperada rubia extendió la taza hacia su esposo, el cual la miraba inquiridoramente, y debido a lo percibido se aseguraban:

Estás celosa

Es mi hijo. ¿No es normal? Además...

¿Qué?

Los padres de ella se me hacen demasiado arrogantes, y no quisiera que le hicieran un feo a mi hijo.

¿Un feo con todo lo que le va a heredar su abuelo? — dijo Terry bebiendo del té y reservándose así una risa burlona.

A no ser que... le agreguemos su linaje real que le corre por las venas.

Con eso, Terry escupió el líquido que intentaba ingerir, pero además una tos de pronto le había aparecido.

Ayudado por Candy, él con dificultad se ponía de pie y decía:

E-estás... bromeando, ¿verdad?

No.

Candy... ¿desde cuándo eres tan prejuiciosa?

Para mi hijo lo quiero todo, ¿es malo?

VIDA PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora