Capítulo cinco

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Entró un rayo de luz por la ventana, impactándole en toda la cara y despertándola. Estaba en su cuarto, con un pijama limpio puesto y las zapatillas de andar por casa bien colocadas al lado de la cama. Ni rastro de las alas. 'Todo ha sido un sueño' pensó justo antes de encontrar la nota de la mesilla.

'Sé que tendrás muchas preguntas cuando despiertes, llámame y te explicaré todo lo que esta pasando. No tienes porque estar sola en esto. -Iahiel.'
Debajo había un número que supuso que sería del desconocido de anoche, ese tal Iahiel. Menudo nombre de capullo que tenía.

Marcó en su teléfono los números de la nota y al tercer timbrazo una voz masculina respondió.

-¿Iahiel?

-Hola pajarito.- Respondió él susodicho amablemente.

-No me llames así. ¿Cómo sabes que soy yo?- Inquirió Abril molesta.

-Nadie me llama Iaiel, se pronuncia I-a-ji-el.- explicó él- De todas formas me imagino que llamas por lo de anoche, ¿quieres que me pase por tu casa?

-Ni de coña, la última vez me noqueaste ¿recuerdas? Prefiero quedar en un sitio público, con gente.

-¿No crees que si quisiera ya te hubiese matado?- Contestó el exasperado.

Pero después de discutirlo unos minutos acordaron encontrarse en un café del centro, en una hora. Cuando acababa la conversación Abril no pudo evitar preguntarle algo.

-Mmm... ¿Iahiel?- Por primera vez le habló con voz suave.

-Dime.

-¿Que pasa con las alas?- dijo ella en voz baja. Oyó como él se reía a través del auricular y le entraron ganas de pegarle.

-Bueno, sería un coñazo tenerlas ahí todo el día ¿no crees?- y colgó la conversación.

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Cuando Abril llegó al café le costó localizar a Iahiel. Al final él se le acercó y ella entendió porque le había costado tanto. Mentalmente buscaba a un ser alado, y no a un tío normal y corriente. Sin las alas parecía más pequeño y algo más joven, aunque las canas seguían evidenciando que estaba entrando en la cuarentena. Él, siempre sonriente, le señaló la mesa donde estaba sentado, con un café y un bollito mordisqueado delante.

-¿Empiezas tú con las preguntas o te explico directamente?- dijo él.

-¿De dónde sale esto? ¿Quien coño eres tú? ¿Cómo cojones entraste en mi casa? ¿Se supone que eres una especie de ángel o algo así? ¿Y se supone que somos parientes o alguna mierdas de esas? ¿Cómo controlas las alas? ¿Hay alguna manera d...- Abril había ido preguntando todo a la vez, atropellando las palabras y alzando la voz, hasta que se dio cuenta de que dos abuelas de su lado la miraban fijamente.

-¿Que coño miras puta vieja? ¿Te saco una jodida una foto de recuerdo?- Les insultó mientras Iahiel trataba de excusarla y las señoras se giraban remilgadas.

-Vale, mejor empiezo yo.- Suspiró él mientras empezaba a hablar.

Noche de AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora