Mekael estaba frente a ella, con los puños cerrados y una expresión furiosa. Abril no pudo evitar retroceder lentamente hasta que su espalda tocó la pared del pasillo. Estaba convencida de que él le iba a pegar, pero una voz desde la habitación interrumpió su cruce miradas.
-¿Cuánto rato llevas ahí, pajarito?- preguntó Iahiel, más serio que nunca.
-N... nada. - Tartamudeó confundida.- Quería disculparme con Mekael por lo de antes, y estaba a punto de tocar la puerta cuando él salía. No he oído de que hablabais. -Mintió con su mejor cara de póker.
-Está bien, discúlpanos.- Contestó él antes de cerrarle la puerta en las narices, sin más explicaciones.
Abril, perpleja, fue a girarse para hablar con Mekael, pero este ya se había ido silenciosamente. Sacudió la cabeza y suspiró para sus adentros, 'jodido loco' pensó. Echó a andar por el pasillo, pero esta vez no en busca de él, sino simplemente con ganas de alejarse de aquella incómoda situación. La verdad es que no sabía que era lo que podía haber ocurrido entre ellos tres, pero al parecer Mekael no estaba cómodo en aquel lugar, y por alguna razón que no entendía, Eli e Iahiel aún no le habían dado la patada y lo habían echado de allí. En cualquier caso, Abril siguió vagando por el corredor sin rumbo hasta que una voz le llamó desde una puerta que ya había dejado atrás.
-¡Ey, Abril!- Era Lim que parecía bastante mejor que después de la conversación que habían tenido antes sobre su familia.- Vente un rato con nosotros, estamos aquí dentro jugando al billar.- Dijo mientras la invitaba a pasar con la mano a la sala de donde había salido.
Por su parte, Abril vaciló un instante en la puerta, aún seguía con la cabeza en todo el asunto de Mekael y la pelea que había escuchado a escondidas. De todas formas decidió no decir nada y pasar a jugar con los demás, le vendría bien distraerse.
Cuando entró en la habitación vio que era de un tamaño mediano, como una sala de juegos no demasiado grande. En la parte derecha de la sala había una tele pegada a la pared con un sofá en frente, desde el cual pudo ver a Caleth y a Troy jugando con la consola a gritos, saltando de sus asientos e insultándose cuando uno superaba al otro en el número de zombies matados. Parecían dos jugadores de fútbol americano hormonados y brabucones. En cierta forma su comportamiento recordaba al de unos mandriles, en cualquier momento empezarían a emitir sonidos guturales y rascarse el trasero. 'Oh, espera' pensó Abril, 'eso es justo lo que acaba de hacer Troy'.
Detrás del sofá, en el centro de la habitación estaba la mesa de billar, sobre la cual se inclinaba Lim mientras Paz, una chica con el pelo y los ojos de un negro intenso y Sasha, una chica mulata, le observaban atentas. Por último, en la parte izquierda había un par de máquinas vintage de recreativos donde Mica y su hermano mayor Alex (o Alec, no lo recordaba), jugaban ausentes del resto. Por toda la sala había pósters y el ambiente estaba lleno de una música animada que procedía de unos modernos altavoces de una esquina. Parecía algún tema de uno de esos raperos modernos, pero tampoco era capaz de reconocer a aquel cantante que chapurreaba en espaninglish.
Lim atrajo su atención de nuevo al billar, donde acababa de ganar la ronda, cosa que no parecía sorprender a nadie.
-¿Sabes jugar?- Le preguntó con una sonrisa.
-No he jugado más que en bares y así, pero me defiendo.- Contestó Abril animada de distraerse.
-Bueno, si se te da mal yo me encargo de enseñarte.- dijo Lim mientras le guiñaba un ojo con una sonrisa.- Pilla una y yo te traigo una de estas.- Añadió señalando primero uno de los tacos y luego una cerveza que había apoyado en el borde de la mesa. A continuación fue hasta el lado del televisor, de donde sacó un par de birras más. En ese momento Caleth se giró y fijo la vista en Abril, con una sonrisa de depredador.
-Vaya, vaya, mira a quien tenemos aquí... Qué pena que esta vez vayas con camiseta.- Siguió sonriendo mientras saltaba el sofá y se acercaba al billar. Así que juegas al billar, ¿eh? Déjame jugar contigo.
Abril lo evaluó con los ojos entrecerrados, tratando de analizarlo. Sin decir avisar le lanzó uno de los tacos -que él pilló al vuelo- y masculló por lo bajini 'adelante'.
Todo el mundo se reunió a su alrededor, expectantes de ver ese duelo entre la novata y el capullo (o eso supuso Abril), pero antes de empezar Caleth sugirió algo.
-No tan deprisa, muñeca. ¿Qué te parece si primero hacemos una apuesta?- su sonrisa se ensanchó aún más.- Si gano yo te quitas la camiseta y me dejas sobarte las peras por unos, mmm... ¿30 segundos?
-¿Con treinta segundos ya tendrás bastante, cariño? ¿Sabías que hay soluciones para la eyaculación precoz?- le contestó Abril con ironía, haciendo que todos miraran entretenidos a Caleth, que parecía divertido ante la rápida respuesta de ella.- ¿Y si soy yo la que gana?
-Entonces me puedes tocar el paquete todo lo que quieras, nena.- dijo él mientras se acercaba y le guiñaba un ojo. Abril se acercó sugerente hacia él hasta quedarse a unos pocos centímetros de su cara.
-Mmm... déjame pensarlo... -ronroneó. Y justo en el momento que Caleth abría los ojos con sorpresa añadió: -Mmm... creo que sólo te tocaré para darte una patada en los huevos. Y además tendrás que dejar de llamarme nena, muñeca o cualquier cosa de esas, o te juro que te arrancaré las pelotas.- dijo mientras le guiñaba un ojo a su vez y sonreía.
-Uuuuuuuh- dijeron todos a la vez mientras se reían, y mientras Caleth aceptaba la apuesta.
-Que empiece el juego.
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Se aproximaron a la mesa y Caleth colocó las bolas mientras miraba a Abril fijamente, con su sonrisa brabucona siempre pegada en los labios.
-¿Rayadas o lisas?- preguntó.
-Lisas, yo saco.- contestó ella al instante.
-Vale, baby.- dijo mientras le volvía a guiñar el ojo.
Empezaron la partida con ella metiendo dos bolas seguidas, pero su suerte acabó pronto al quedarse en un mal lugar la bola blanca, y entonces comenzó el turno de Caleth. Se notaba que era bueno, sonreía con facilidad y consiguió meter tres en un solo turno, fallando la cuarta por un efecto mal hecho. 'No puedo dejar que le toque a él o me pulirá', pensó para sus adentros Abril antes de inclinarse sobre el billar para darle a la bola.
-Mmm... que culito más sexy, niña. -le dijo Caleth justo en el momento que golpeaba con el taco, distrayéndola y haciendo que fallara su turno.
-¡Capullo! ¡Me has desconcentrado!- gritó ella. Le estaban dando ganas de romper la botella de cerveza y clavársela en sus bonitos abdominales.
Sin embargo, él ensanchó su sonrisa sin decir nada y empezó a apuntar con el taco hacia la bola. 'A este juego podemos jugar los dos', se dijo Abril, y se situó enfrente de él, desabrochándose un botón del top e inclinándose sobre la mesa para que tuviera una visión directa de su escote. Funcionó tal y como esperaba, y él alzó la vista justo en el momento que le daba a la bola, que se quedó a dos palmos del hoyo.
-¿Quién juega ahora sucio, tetitas?- masculló él.
-Oh, cállate.- suspiró ella mientras continuaba con la partida.
Durante el resto de ésta continuaron tratando de distraerse el uno al otro con cosas del estilo, pero poco a poco fueron cayendo todas las bolas, hasta que sólo quedó la negra. En cuanto Caleth falló su golpe, Abril sonrió para sus adentros. 'Esta vez no puedo fallar' se dijo mientras le daba y observaba como la bola hacía una leve curva, impactando y entrando en el agujero limpiamente. Había ganado.
-¡Sí!- celebró mientras el resto aplaudían riéndose; todos parecían haberse divertido. Todos menos Caleth, que furioso por su mal perder salió de la sala dando un portazo.
'Menudo crío', pensó Abril mientras abría la puerta para verlo marchar cabreado. -¡Eh, Caleth! ¡Acuérdate de nuestra apuesta!- él, como toda respuesta le enseñó el dedo corazón sin girarse y siguió andando a grandes zancadas mientras ella reía.
-¿Cómo tienes el poder de cabrear a todo el mundo de esta casa?- dijo una voz a sus espaldas, y Abril se dio la vuelta rápidamente para encontrarse con la mirada de Mekael, que la observaba silencioso con los brazos cruzados.
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Noche de Abril
ParanormalAbril es una chica normal, solitaria y algo borde. Vive totalmente independiente desde hace más de 4 años, ya que desde los 18 no ha tenido ninguna clase de contacto con su familia. Sin embargo, un día cualquiera un dolor de espalda que le atormenta...