Se despertó cuando la camioneta entró en un camino de tierra, botando con cada piedra que encontraba en el camino y haciendo que la cabeza de Abril golpeara con fuerza el cristal.-¡Joder!- Exclamó mientras se frotaba la frente.-Podrías haberme despertado.
Perdona -contestó Iahiel con una cara de diversión-, acabamos de salir de la autopista y te veía dormida tan a gustito que me daba cosa despertarte. Hasta se te caía la baba y roncabas un poco.
-Oh, genial.- suspiró Abril.- ¿Que hora es?
-Son las cuatro de la tarde, más o menos. Llevamos dos horas de viaje, y ya sólo queda otra hora más.- Siguió sonriendo él.
Abril no contestó y trató de acomodarse en su asiento, le empezaba a doler el culo y el repiqueteo constante de la camioneta no ayudaba. Después de estar un rato en silencio decidió sacarle conversación a Iahiel.
-Bueno... Cuéntame como es el sitio donde vamos.
-En seguida lo verás y lo descubrirás por ti misma.- Contestó él misteriosamente.
-Mmm... Ya.- Hizo una pausa mientras pensaba otro tema. - ¿Oye y tienes familia allí o algo?
-Luego lo verás.- Sonrió Iahiel.
-Joder tío, ¿me vas a contestar con algo más a parte de eso?- Abril se empezó a mosquear de como se reía de ella.
-No se... Sigue preguntando y lo verás.- Siguió mofándose divertido. Pero al ver que Abril giraba la cara contra el cristal, cabreada, suavizó el tono.- Vamos pajarito, no te enfades, solo me río un poco. Pregúntame otra cosa va.
Ella iba a seguir protestando, pero de golpe se le ocurrió algo que no había aclarado.
-Iahiel, ¿porque mis alas han salido ahora? ¿No debería tenerlas desde pequeña o algo así?- dijo con un tono neutral, sin rastro de cabreo.
-Bueno, realmente es normal, así que no te preocupes. Las alas se van desarrollando a un ritmo más lento que el cuerpo, y hasta que no llegas a la completa madurez física y mental no aparecen. Lo podrías considerar como una segunda pubertad supongo, a cada uno le llega a una edad, cerca de los veintipocos.
-Oh, genial, primero te crece pelo en nuevos sitios, y ahora un par de alas.- Bromeó ella.- ¿A que edad te salieron a ti?
-¿Los pelos en sitios raros o las alas?.- río animado.- A los 20, creo. También tienes que tener en cuenta que yo sabía lo que iba a pasar porque mis padres me lo habían explicado, así que fui capaz de controlarlo mejor. No te extrañes si al principio te cuesta más que a los demás sacarlas y usarlas.
Abril asintió en silencio y se pasó el resto del viaje en silencio.
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Al cabo de unos veinte minutos, sin embargo, ocurrió algo. La camioneta había entrado cada vez más en el bosque, adentrándose en un camino rocoso que se había estrechado hasta tal punto que las ramas de los árboles golpeaban constantemente los cristales, y al mirar a través de ellos no se veía nada más que hojas verdes. Abril empezó a pensar que se habían perdido, y sus sospechas se confirmaron cuando llegaron a una gruesa cadena con un letrero que predicaba:
'CAMINO CORTADO. NO PASAR.'
Iba a decirle algo a Iahiel, pero este, sin inmutarse un pelo continuó avanzando con la camioneta hasta la cadena.
-¿Que coño haces?- Exclamó sobresaltada Abril, viendo que de ninguna manera pasarían.
Sin embargo Iahiel no contestó y en el momento en que la camioneta debería haberse llevado por delante la cadena y el letrero, simplemente los atravesó como si fueran de humo.
-Es un simple truco.- Explicó él a la incrédula Abril.- Así disuadimos a los humanos de pasar y nadie nos molesta.
Abril no dijo nada y siguió mirando sorprendida hacia el bosque de fuera, que al cabo de diez minutos se abrió en una enorme explanada. Era una parcela realmente enorme, de varios kilómetros cuadrados. En uno de sus lados, pegado al bosque había un edificio que parecía un hangar con bloques adosados.
-Es como un sitio de esos donde hacen paracaidismo.- Susurró sorprendida.
-Lo era.- Contestó Iahiel. -Pero el negocio no funcionó muy bien y al final les compramos la parcela a los dueños. Es un sitio perfecto para enseñaros a volar y a controlar las alas, aquí no nos molesta nadie. Al lado de hangar principal, que funciona de garaje para los pocos coches, están un par de edificios más que es donde vivirás las próximas semanas.
Iahiel siguió avanzando con la camioneta hasta el hangar, donde la aparcó y salió de ella. Fuera les esperaba una chica, probablemente de la edad de Iahiel. Llevaba el pelo moreno recogido en un moño alto, con la excepción de un flequillo de lado que remarcaba sus enormes ojos color avellana. Llevaba un top cruzado de una forma extraña, con la espalda totalmente al aire, por lo que, aunque no mostraba sus alas, Abril supuso que sería una akhariem.
-Hola Abril.- sonrió agradable mientras le tendía la mano.- Soy Elisabeth, pero me puedes llamar Eli.
Abril le estrechó la mano sin poder evitar sonreír a su vez. Por su parte Iahiel se despidió de ambas, excusándose y dejó a Abril a cargo de la mujer.
-Deja que te enseñe el lugar mientras te explico como funcionamos aquí, y luego me preguntas lo que quieras ¿de acuerdo?- Empezó hablando Eli.
Abril asintió con la cabeza mientras comenzaban a andar.
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Noche de Abril
ParanormalAbril es una chica normal, solitaria y algo borde. Vive totalmente independiente desde hace más de 4 años, ya que desde los 18 no ha tenido ninguna clase de contacto con su familia. Sin embargo, un día cualquiera un dolor de espalda que le atormenta...