Había pasado un tiempo desde que habían intentado hacer que Artemisa expusiera su caso ante el consejo, asi que Zeus convoco a una reunión para solucionar la inactividad de Artemisa, ya ni siquiera se hacía cargo de su dominio sobre la luna... Y eso era inaceptable. Asi que o bien se nombraba a otra persona bajo ese dominio o Artemisa ponía las cosas en claro. Asi que de manera extraña para cualquiera estaba Artemisa en el centro mirando con nostalgia su trono.
— Artemisa te hemos llamado porque como ves no podemos dejar este problema quede en el aire — Artemisa gruñía con furia porque la estaban forzando de varios modos a hablar de algo que para ella era pasado y sin importancia, o al menos eso era lo que ella pensaba, pero no podía evitar sentirse intimidada, por el interrogatorio.
— Padre no hay ningún problema — Artemisa tenso sus nervios para mentir groseramente, pero no podía dejar que la vieran perturbada, tenía una reputación, además que las cosas podrían salirse de control.
— ¿Estas segura? — Pregunto Zeus, mientras Poseidón solo observaba a su sobrina. Ese había sido un tema del que no había hablado con Perseo. Pero al parecer él tenía algo que ver con el estado estoicamente extraño de Artemisa.
— Arte... — Atenea empezó tratando de sonar pacificadora, pero a la vez amable, pero fue rápidamente cortado por la mano en alto de Artemisa.
— No tengo nada que decir — dijo finalizando Artemisa, pero a parecer nadie le prestó atención, porque todos se miraban entre sí.
— Esto no está llevando a ningún lado — Apolo dijo con fastidio mientras su mente buscaba la manera de llegar a Artemisa, no podía seguir recluida en su palacio por lo siglos de los siglos.
— Por fin dices algo con inteligencia — Artemisa se burló de su hermano, esto solo hizo sonreír a Apolo con ligereza, se preocupaba mucho por ella, más de lo que ella pensaba. Saber que algo la afligía era simplemente inaceptable.
— Sabes que no podemos dejarte simplemente tomar tu lugar en el consejo — Zeus lo dijo con cuidado, todos miraron con detenimiento a Artemisa, quien miraba con fiereza al rey del Olimpo.
— Ese derecho me pertenece... a nadie más — la voz de Artemisa podía cortar el aire por la fiereza con que salió cada palabra desafiante.
— El consejo es capaz de revocar un puesto... eso lo sabes — Zeus sabía que tenía pleno apoyo... al menos de la mayoría para optar por esa medida, pero no era su intención.
— No se atreverían... ¡como pueden ser asi! — Artemisa estaba furiosa y brillaba en su luz color plata, procedente de su dominio sobre la luna. Pero aun asi era una diosa olímpica a la cual no se le podía ignorar... al menos por ahora.
— No queremos Artemisa... pero... — Apolo trató de hacer entrar en razón a Artemisa, pero parecía que nada podía.
— Pero ¡¿qué!? — gritó enfurecida, pero no por eso el consejo se echó atrás en su determinación de arreglar el problema llamado: Artemisa...
— No nos das muchas opciones — Trató de razonar Atenea, pero parecía que nada podía calmar la ira de la diosa de la luna.
— ¡Opciones para que! Ya me despojaste de dos de mis dominios... ¿¡que más quieres!? — más que furia en ese momento fue frustración por parte de una Artemisa que quería despedazar a los responsables de su desdicha.
— Esa fue tu decisión — Zeus no quería prolongar esto más tiempo, pero necesitaba que Artemisa se calmara. Hera había decidido no intervenir en este caso porque ya de por si Artemisa y ella no estaban en las mejores relaciones... por lo de Leto y eso...
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Algunas cosas toman tiempo
RomanceLa muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del mar. Pero el sabia que no podía esconderse del mundo y de sus amigos por siempre, tenia que seguir adelante. Y tal vez no seria de la forma...