Déjanos ayudarte II

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No fue fácil atravesar esa puerta. No sabía lo que debía decir al respecto o como abordar esa incomoda conversación. Era una conversación espinosa, y sin duda tendría que abrir su propio corazón ya había tenido demasiado por este día. Pero era necesario era un amigo que tenía una profunda depresión y que necesitaba toda la ayuda necesaria. El vínculo que había compartido con Connor era algo que no había visto en nadie más en el campamento. Tal vez porque eran gemelos, pero era algo más, algo que sobrepasaba los vínculos familiares. Era una amistad.

Mientras caminaba en medio de la habitación un mar de recuerdos se empezaban a filtrar en su mente de todas las experiencias que había pasado en este campamento, se sentía un poco extraño filtrarse de manera tan secreta, como si no quisiera que nadie lo reconociera. Pero era necesario. Las emociones todavía estaban a flor de piel y no podía exponerse a recaer, no después del incidente con Artemisa. La sola idea hacia que le ardiera el pecho de dolor y rabia. No podía creer que esa diosa había podido usar ese recurso para lastimarlo, porque eso es lo que había logrado. Lastimarlo. Y no podía entender como había podido tener la consideración del silencio para alguien tan cruel como Artemisa, que tal vez se merecía lo que estaba atravesando. Percy había pensado que podría salir de ese asunto sin muchas complicaciones ya que era un dios nuevo y no tenía por qué intervenir en asuntos que no le involucraban sino solo en su lado mortal que ya no existía.

Había muchas cosas pendientes todavía que hacer y parecía que el tiempo faltaba para todas las obligaciones que ahora tenía. El solo pensar en eso le producía una jaqueca terrible. En su mente las cosas ya no tenían el ingrediente significativo. Faltaba algo... faltaba alguien. Y siempre faltaría. Pero como Atenea le dijo tal vez debía buscar un nuevo propósito para poder darle sentido a la divinidad que ahora cargaba sobre sus hombros. Y aquí estaba encontrando ese nuevo significado. Y tratando de ayudar a un amigo a encontrar el suyo nuevamente. No sería una tarea fácil, él lo sabía, pero tenía que tratar con todas sus fuerzas para poder salvar una vida. Una vida. El solo recuerdo lo consumía en vida... Ese momento, ese instante donde por debilidad, porque no tener los recursos que ahora tenía como un dios hubieran podido hacer la diferencia. Pero ya no importaba. Aunque tendría que cargar con ese pesar.

— Travis — el sonido de la voz de Percy se perdió en la oscuridad de la habitación. Y no obtuvo ninguna respuesta en el corto plazo. — Travis — no se escucha nada por un periodo de tiempo hasta que un ligero sollozo se filtró de la parte más lejana de la habitación.

— Katie — un pequeño susurro casi imperceptible se filtró en el aire. Percy avanzo hacia la voz tratando de dar tiempo a ser reconocido.

— No exactamente... lo siento... — Percy trato de aligerar el clima con el comentario. Sin percatarse que Katie estaba escuchando todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Percy se encontraba en un estado de vulnerabilidad necesario para poder acercarse a Travis sin que lo viera como un dios lejano y ajeno a lo que estaba pasando.

— Percy Jackson... perdón... — Percy sintió un ligero escozor al escuchar la voz quebrada de Travis. Se notaba que estaba en una gran depresión.

— No hace falta. Somos amigos — Era cierto las palabras de Percy y Travis lo sabía, pero el dolor nublaba su juicio y una ligera pero sarcástica risa se filtró con el mensaje tácito de la negación de las palabras de Percy. — Ha pasado mucho tiempo — Percy se inclinó hacia la figura de un derrotado y escuálido Travis. Se veía tan distinto, como si el tiempo hubiera pasado arrasando a su paso la felicidad y el carisma del hijo de Hermes.

— Demasiado — declaro Travis sin atreverse a levantar la mirada. En el fondo el hijo de Hermes se sentía avergonzado de su condición actual. Era un lastre para su padre, para el campamento, para Katie. Tal vez ese era el peor de los pesares, haber arrastrado a la hermosa hija de Deméter. Sabía que había un entendimiento implícito entre ellos, ya que antes de la guerra había estado en "citas". Travis no esperaba nada de ella luego de lo que había acontecido. Pero sin embargo aquí estaba. A su lado.

Algunas cosas toman tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora