Sentía la presión de la mirada de Percy desde su cama. Sentía la vergüenza de estar en la misma habitación que él y no poder decir nada por temor a decir algo incorrecto que desencadenara una escena que no podría explicar. Quería preguntar, miles de cosas, de hecho, lo hizo cuando el despertó, pero solo la miró para luego voltear la mirada hacia ventana, mirando a la nada. En la mente de Percy también había un cortocircuito sobre porque había terminado allí, de qué forma, porque extraño azar, pero era lo que le tocaba, la palabra gracias se le atoraba en el estómago, porque ella no se lo merecía, había cazado a su amado hijo como una bestia sin ningún remordimiento. De hecho, lo único amable que había salido de la boca de Percy fue la forma amable en que saludo a sus inquilinas, pero luego en soledad solo había silencio, un silencio incomodo, un silencio devastador.
Había seguido cuidando de él en silencio, sin decir nada, cada vez que necesitaba algo había estado allí para él, pero en su corazón la piedra de la culpa era demasiado pesada, prefería que Percy explotara contra ella, que dijera algo que la hiciera sentir más miserable de lo que ya se sentía para sentir algo de alivio. Percy sabía que eso era lo que buscaba, pero no era algo que le iba a dar de manera fácil. Ahora que había vuelto desde las entrañas de la tierra dejaría que la culpa y el remordimiento la hiciera pedazos, aunque en el fondo sabía que debía ser agradecido por no haberlo dejado tirado en la calle.
Pasaron 3 meses y Percy ya se sentía un poco mejor, todo este tiempo había estado chasqueando los dedos para poder probar si sus poderes estaban de vuelta, era inútil. No podía ni siquiera formar un arco iris para mandar un mensaje a nadie, estaba en la sala solo con Artemisa y cada vez que la miraba siempre uno de los dos terminaba apartando la mirada y el ambiente se tornaba pesado e incómodo. Decidió reunir cada ápice de fuerza de voluntad para no preguntarle por la vida de Eskol. Conocía a su hijo, después de ver lo que vio y la forma en que resistió y peleo contra Artemisa y las cazadoras sabía que ni siquiera quería verle la cara, por lo que uso la poca fuerza que tenía para concentrarse en dar con la ubicación de su hijo. Sabía que era una mala idea, pero en su corazón era al primero que quería ver, luego vería a su madre, Paul, Poseidón, Atenea.
Cuando Percy le había pedido que lo llevara a San Francisco lo había tomado como una locura, pero podía reconocer un rostro de determinación y no tuvo más remedio que poner un anuncio en la tienda de que estaría cerrado y compro unos boletos para ir a donde quiera que Percy estaba pensando ir. Un vuelo de 6 horas incomodas de silencio mientras Percy miraba por la ventana del avión pensando en que rayos iba a decirle a Eskol cuando lo viera, con qué cara iba a justificar a su hijo sus decisiones cuando lo había adoptado, mirado a la cara para decirle que no iba a hacer lo que precisamente terminó haciendo.
Percy se sentía como un GPS descompuesto, no podía dar con una ubicación exacta de Eskol por lo que en una camioneta que amablemente alquilo Artemisa empezaron a avanzar hacia un rumbo un tanto desconocido, pero se tornó más que evidente para Artemisa que estaban buscando a Eskol cuando vio la cara de concentración de Percy que respiraba con dificultad, como desesperado con dar con la ubicación de alguien, ella lo sabía esa sensación de querer encontrar a alguien con sus sentidos y tener dificultades para ello. En su momento se había sentido desesperada cuando le costaba dar con su caza.
—Detente allí —no había perdido ese tono de mando que tenía desde que se había convertido en dios a pesar de lo desgastado y maltrecho que estaba. Artemisa no podía decir o hacer nada al respecto estaba seguro que aún en ese estado la podría hacer pedazos.
—No creo que sea buena idea —trato de razonar con él. Estaban en una zona donde tranquilamente podría ser un descuartizadero de personas. Se veía solitario y peligroso.
—Lo que no es buena idea es que vengas conmigo —luego de ello Percy bajo, Artemisa quiso seguirle el paso.
—Percy... —susurró, pero se encontró con la mirada punzante de Percy que la hizo mantenerse en silencio. Quiso decir algo, pero Percy la detuvo.
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Algunas cosas toman tiempo
RomansaLa muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del mar. Pero el sabia que no podía esconderse del mundo y de sus amigos por siempre, tenia que seguir adelante. Y tal vez no seria de la forma...