Pasaron varios días antes de que Percy sintiera que era momento de dejar su casa para volver a su palacio en las profundidades del mar, era su última noche y como era de esperarse no pudo dormir, Travis por otra parte no paraba de dormir abrazando la almohada como si se le fuera la vida, sentía un poco de pena por las condiciones precarias que habían tenido que vivir en su travesía que lo más preciado que había encontrado en su casa era su cama. El sol casi estaba por salir, pronto sería tiempo de la despedida de su mamá, Paul y su nueva responsabilidad: su hijo. Era raro, se le atragantaba la palabra en la boca. No es que nunca lo hubiera soñado o pensado, claro que sí, pero ahora que estaba dentro del juego se sentía tan carente de capacidad para dirigir la vida de esa pequeña criatura.
Había podido reflexionar sobre las cosas mientras que había compartido este tiempo con su familia, Sally estaba encantada de poder tenerlos en casa y hasta se había tomado unos días de su cronograma de escritura y sus entregas para poder pasar tiempo con Percy y su nieto. Paul por otra parte seguía dando clases y entendía que Sally necesitaba empaparse de su hijo por un tiempo, por lo que procuraba preparar todo para que se sintiera como en casa, también pasaba tiempo con Percy en las noches hablando de muchas cosas relacionadas con el mundo mitológico.
Pudo escucharlo, el sonido de esas pisadas, pudo sentir su presencia, al ser el dios de los héroes podía identificar el aura de cada uno, aún no sonaba el toque del timbre cuando Sally se despertó y saludo a Percy con un beso en la mejilla.
—No te alarmes de lo que vas a ver —Sally no entendía nada, recién está despertando su cerebro y era muy temprano para ella, el bebé aún dormía. Increíblemente era de sueño pesado y no ocasionaba alguna interrupción en la noche.
—¿De qué hablas? —el negó rápidamente, el tiempo se le acababa.
—Debo ir a buscar algo para comer —miró de reojo en su habitación, Travis seguía allí, sería su venganza.
—Bromeas, voy a prepararte algo —Percy la tomo de los hombros y le dio un beso en la frente.
—No, no hay tiempo, regreso enseguida —luego de eso chasqueo los dedos y desapareció para trasladarse al jardín de Hestia, un lugar tranquilo para esperar los resultados.
Sally se quedó un tanto desconcertada, pero a lo pocos minutos sonó el timbre de alguien que llamaba a la puerta. Cuando abrió la puerta no era otra que Katie Gardner.
—Querida, buen día —Katie tenía siempre una sonrisa para Sally, nunca le había dicho la naturaleza del porque iba regularmente a preguntar si Percy había pasado por casa. Nunca se lo diría a nadie, pero su corazón empezaba a quebrarse de no poder dar con ellos. Le parecía cruel que nadie le dijera nada al respecto.
—¿No vino Percy por aquí? —Sally siempre le devolvía una sonrisa cuando veía y muchas veces habían tomado té juntas, pero siempre había una negativa a ello. No se atrevió a preguntar porque buscaba con tanta urgencia a Percy o el por qué no contestaba a sus llamados.
—De hecho, tienes suerte, él estuvo aquí hasta hace unos minutos, pero Travis sigue durmiendo —el rostro de Katie se iluminó de tal forma que hizo sonreír a Sally.
—Travis —en su mente esta no era la forma en que lo iba a encontrar, pero servía a su propósito. —¿Puedo pasar? —Sally se quedó un tanto aterrada por la mirada despiada que tenía Katie en el rostro.
—Claro, querida, lo despertaré —no estaba segura si sería la mejor de las ideas, dentro suyo pensó que el cobrade de Percy había previsto esto para darle un mal rato a Travis.
—No, no te molestes, lo haré yo —Sally se quedó mirando como Katie se dirigía a la habitación de Percy.
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Algunas cosas toman tiempo
Roman d'amourLa muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del mar. Pero el sabia que no podía esconderse del mundo y de sus amigos por siempre, tenia que seguir adelante. Y tal vez no seria de la forma...