diecisiete.

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Me coloque las gafas para que no se vieran mis ojeras, tome mi bolso y salí de mi habitación.

Baje las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible, ya que hoy por ningún motivo quería encontrarme con Mitsuya.

Llegue al piso de abajo, estaba por salir, cuando escuche su voz.


— ¿______? — dijo en tono de pregunta.

Lo ignore olímpicamente, fingiendo que no lo había escuchado salí, pero volvio a llamarme.

— _______ — me di media vuelta para verlo — Quiero hablar contigo — me dijo.

— Sabes, tengo detención, y ya voy tarde... — le dije fríamente mientras salía.

— Entonces te llevo — me dijo caminando hacia donde yo estaba.

— No, no es necesario — le respondí, pero ahora él fue el que me ignoro.

Subí a su auto, en realidad si era necesario ya que ni de broma llegaría en veinte minutos si me iba caminando, y no estaba como para soportar doble castigo, ya que aún sentía que mi cabeza estaba por explotar.

El ambiente en el auto era demasiado denso, gracias al incómodo silencio que había, normalmente íbamos peleando, pero ahora ninguno reclamaba absolutamente nada.

Gire un poco mi cabeza, para poder verlo. Ya que gracias a mis lentes no se daría cuenta de que lo miraba. Su mirada no se despegaba del camino, y su rostro era totalmente neutro. Mire su cuello y tenía igual unas marcas en el. Solo que se notaban un poco más.

— Dime que no las hice yo, dime que no las hice yo, dime que no las hice yo... — rogué en mi interior mientras regresaba mi mirada hacia el frente.

(...)

Se paro en la puerta del instituto y volteo a verme.

— De verdad necesito hablar — me dijo.

— Me iré caminando a la casa — le interrumpí.

Sinceramente no quería hablar con él, se había aprovechado del estado en el que estaba, y peor aún, teniendo novia. Así que no hablaría con él para nada. Solo fingiría que nada había pasado. O mas bien que no recordaba nada.

Mientras entraba, escuche el rechinar de las llantas del auto de Mitsuya, se había molestado.
Entre para dirigirme al aula de detención, en el camino me topaba con personas que me sonreían, me saludaban de lejos o me decían "buena fiesta". Sin ponerles mucha atención seguía caminando, hasta que me tope con alguien que me miraba con cara de pocos amigos. —Rayos — pensé mientras le dedicaba mi mejor sonrisa.

— ______... — alargo imitando mi voz, ya que así lo había hecho cuando me dijo que no me quería ebria.

— Lo siento... Se me escapó de las manos... — le dije con cara de cachorro abandonado.

El Niñero | Mitsuyᥲ TᥲkᥲshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora