veinte.

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— Si me gustaras ya te tendría aquí — levante mi mano mostrándole la palma de mi mano.

— ¿Cómo? ¿Así como yo te tengo a ti? — levanto una de sus cejas mientras sonreía victoriosamente de lado.

— Bien sabes que no es cierto — le dije riendo, me di media vuelta y camine hacia las escaleras.

— ¡Ey! ¡No hemos terminado! — decía mientras caminaba detrás de mí.

— Sabes no estoy de humor — le dije con fastidio.

— Es algo que a mí no me interesa — me dijo — Sabes que el castigo que te estoy dando no es nada a lo que realmente te mereces — me dijo poniéndose en frente de mí, evitando que siguiera caminando.

— Mitsuya, ya no hay nada que me puedas quitar... ¡no tengo auto, dinero, celular y ni siquiera instituto! — le dije sacándole la vuelta.

— Tampoco televisión — me dijo siguiéndome.

— Esta bien... — tome la perilla de la puerta.

— Y de aquí a que me vaya, no quiero a ese idiota aquí — se refería a Draken.

— ¿Qué? — le dije mientras volteaba a verlo.

— Como escuchaste.

— Ni siquiera mis padres me prohíben verlo cuando me castigan — le dije molesta, Draken para mí era como un hermano y después de lo sucedido necesitaba hablar con él.

— Pero ahora yo estoy a cargo y él no me agrada — dijo despectivamente.

— Alguien está celoso. Mitsuya tiene celos... celos — comencé a cantar con una tonta tonada, el solo reía fastidiado.

— Si, claro... — dijo sarcástico.

— Tiene celos... y se molesta porque tiene celos... — no podía parar de reír por mi improvisada canción.

— Basta — me dijo mientras caminaba hacia las escaleras nuevamente.

— ...Muy molesto, alguien me quiere pero no puede, porque tiene celos, celos, celos — seguía cantando y riendo.

— ¡Ya! — me grito desesperado mientras que fugazmente me acorralaba contra la pared.

— Alguien está asustada... — comenzó a cantar, mientras seguía acercando su anatomía a la mía.

— No tanto como los celos que sientes — seguía cantando mientras que el ponía sus brazos a mis costados, apoyándolos contra la pared.

— ¿Celos? — pregunto levantando una de sus cejas.

— Si, acéptalo, te deshaces por dentro — solté una burlona carcajada.

— Te equivocas — su respiración se mezclaba con la mía — Yo tengo una hermosa novia, cero problemática — podía sentir como su aliento acariciaba mis labios.

El Niñero | Mitsuyᥲ TᥲkᥲshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora