veintiuno.

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—¡Draken! - dije alarmada — ¡Son las siete de la noche!

— No puede ser... — abrio sus ojos como platos — ¡Ya deberías de estar dormida, niña!

— ¡Cállate y llévame a casa! — le dije riendo.

Subimos a su motocicleta y en unos minutos ya estábamos en la puerta de mi casa, me despedí y baje de su moto. El auto de Mitsuya seguía ahí, pero no me alarme porque se había ido en el auto de la bruja de Alice.

— Ho...hola... —  dije riendo nerviosamente sin avanzar un paso, me miraba sumamente molesto, baje mi mirada hacia el piso y comencé a jugar tímidamente con mis dedos, permanecía en silencio, aproveche cuando tapo su rostro con frustración y corrí, pero fue totalmente inútil, me atrapo y me regreso a donde estaba desde un inicio.

— ¿No te quedo claro lo que te dije? — me pregunto fríamente — No televisión, no teléfono, no salidas y no él — dijo enfatizando las últimas palabras.

— Ya te dije, Mitsuya — le respondí mientras me armaba de valor y comenzaba a caminar rumbo a las escaleras, solo que él nuevamente me impedía el paso — Él es como de la familia, así que lo veré cuando yo quiera — esto último se lo dije a unos centímetros de distancia, ahora yo también molesta.

— ¡Y yo ya te dije que el que esta a cargo soy YO! — me dijo subiendo el tono.

— ¿¡Pero por qué no puedo hablar con él!? — yo también subí el tono de mi voz.

— ¡Porque simplemente no quiero!

— Dame una buena razón y tal vez lo piense — le dije mientras volvía a caminar, pero me tomo por el brazo.

— ¿¡Qué quieres que te diga!? — me grito — ¿¡Que me pone mal!? ¿¡Que me molesta verlo tan cerca de ti!? ¿¡Que no me gusta la forma en la que te mira ni como te abraza!? ¿¡Eso quieres que te diga!? — decía desesperado, yo solo abrí mis ojos a tope.

— ¿C... cómo? — tartamudee nerviosa.

— ¡Ya te lo dije! Tenías razón, los celos me carcomen por dentro — comenzo a acercarse y automáticamente comencé a retroceder.

— P...pero tú... tienes novia... — volví a tartamudear.

— Termine con ella — se acerco más a mí.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Porque no puedo seguir engañándome... — poso una de sus manos en mi cintura y otra en mi cuello, para después acoplar nuestros labios, sus suaves labios succionaban los míos, no pude evitarlo y seguí el beso, su miembro bucal entro en mí, para buscar al mío y envolverse en una increíble guerra. Subí mis manos a su nuca, donde comencé a jugar con su cabello, su mano que reposaba sobre mi cuello ahora se encontraba en mi cintura, formando un abrazo. Mis pulmones aclamaban por oxígeno y al parecer los de él también, ya que se separo de mis labios, para recargarlos de aire. Se volvio a acercar a mis labios, pero esta vez corrí mi rostro. Sus ojos color lavanda se posaron sobre los míos, buscando una respuesta de mi accionar. Aunque la verdad ni siquiera yo tenía una respuesta concreta.

— Mitsuya... yo... yo no te entiendo... — le dije mirando hacia el piso — Primero me besas y me entero de que tienes novia, después me besas teniendo novia y... yo... yo no te comprendo — tome sus manos que aún se encontraban en mi cintura y suavemente las puse en sus costados. Subí las escaleras hasta que llegue a mi habitación. Después de cambiarme me deje caer sobre el acolchado. No sabía ni qué pensar, tal vez me había dicho la verdad, pero y ¿si no lo era? Si solo estaba jugando conmigo, o si se estaba vengando por lo que yo lo había hecho pasar.
Y además por qué terminaría con su novia de veinte o veintidós años, por una chica de diecisiete, que además es ilegal si llega a pasar algo.

FLASHBACK

— Hey... ¿qué dijimos de las peleas? — susurró sensualmente en mi oído derecho, yo solo me dedicaba a controlar mi ritmo cardíaco al igual que mi respiración, se separó un poco solo para girarme sobre mis talones, pero automáticamente volvió a unir nuestros cuerpos, tanto que ni siquiera la mas mínima corriente de aire pasará entre nosotros.

Me aventuré a mirarlo a los ojos, cosa de la cual me arrepentí, ya que su hermosa mirada color lavanda me hipnotizó por completo, su rostro comenzó a acercarse, nuestras respiraciones se mezclaban y sentía como su mentolado aliento acariciaba mis labios. Hasta que finalmente nuestros labios hicieron contacto, era increíble lo que me hacían sentir sus suaves labios.

Seguía pensando en las cosas que habían pasado con él, y llegue a la clara conclusión de que tal vez sí me gustaba y por esa misma razón era importante para mí no arruinar las cosas sin saber si realmente siente algo por mí. De un momento a otro caí en un profundo sueño.

Me desperté ya que los rayos del sol que se colaban por las cortinas iban directo a mi rostro. Frote mis ojos antes de abrirlos para evitar ser cegada momentáneamente, mire el reloj, eran las diez de la mañana. — ¡Se me hizo tarde! — pensé asustada, pero después recordé que por dos largas semanas no asistiría a clases. Me sente sobre la cama y estire mis brazos, ya cuando estaba completamente despierta me puse de pie y camine hacia el baño.

Abrí la llave para que se llenará la tina, pero antes deje caer jabón líquido especial, para que formará espuma. Cuando la tina estaba llena de agua y burbujas entré. Si una ducha me tranquilizaba, un baño de espuma lo hacia doblemente.

Después de aclarar mi mente, mas bien de tratar  de aclarar mi mente, salí. Tome un short y una playera blanca.

Respire profundamente antes de girar la perilla de la puerta, solo salía porque mi estómago pedía a gritos que lo alimentara. — ¿Y si esta abajo? — una voz en mi interior pregunto — Hablaré con él y le diré lo que pienso — le conteste casi susurrando.

Suspire y abrí la puerta, apenas salí, vi que venía saliendo de su habitación.

— Mitsuya — dije justo cuando paso frente a mí, pero siguio caminando sin siquiera voltear a verme.

El Niñero | Mitsuyᥲ TᥲkᥲshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora