veinticinco.

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— Muy bien, mucho trabajo... Y aún no lo sabemos... — contesto en orden cada una de mis preguntas — ¿Y tú? ¿Cómo te llevas con Mitsuya? — me pregunto seriamente.

— No lo soporto, solo quiero que regresen tan pronto como sea posible para que se vaya.

— Entonces seguro que todo esta bajo control — dijo alegre mi padre.

— No, no me deja hacer nada divertido — le dije haciendo una voz de niña pequeña.

— Sabía que él era buena elección... — dijo seguro — Bueno hija, le diré a tu madre cuando llegue que te marque.

— ¡Esta bien! — le dije feliz — Los amo — fue lo último que dije antes de colgar, me di la vuelta para ir hacia afuera de mi habitación y buscar a Mitsuya, pero al parecer él se me había adelantado, ya que estaba recargado en el marco de la puerta.

— "No lo soporto" — levanto una de sus cejas — "Regresen tan pronto como sea posible para que se vaya" — solto una fría carcajada — No cambias más — dijo molesto y se dio la vuelta para irse por el pasillo. Había escuchado la llamada. Todo lo que yo había dicho, bueno, mentido. En cuanto reaccione, salí corriendo de mi habitación.

— ¿Mitsuya? — dije mientras daba dos ligeros golpes sobre la puerta de su habitación — Mitsuya, ábreme — le dije, ya que la puerta estaba cerrada con seguro — Déjame explicarte.

— ¡Ja! — solto una sarcástica carcajada — ¿Qué me vas a explicar? — abrio la puerta — ¿Que finges que te gusto para que te devuelva el auto? O ¿Para hacer otra fiesta? — me miraba despectivamente.

— No — le dije seria, no me gustaba para nada como me hablaba, estaba a punto de darme la media vuelta y tirar a la basura nuestros cinco minutos de reconciliación. Respire profundo y pensé antes lo que estaba por decir y no arruinarlo como las otras veces — Cuando te tranquilices y si es que se te llega a dar la gana de escucharme, hablamos — sonreí forzadamente y me di la vuelta — ¿Esa fui yo? — pregunte extrañada en mi interior. Esperaba que me reclamara por irme, pero al contrario, solo escuche como cerraba la puerta nuevamente.

Resignada entre a mi habitación, donde pase todo el día. Ya que, claramente a Mitsuya no le dieron las mínimas ganas de escucharme.

Me puse un short y una blusa de tirantes para dormir, Para después acomodarme debajo de las sábanas y en cuestión de segundos caer en un profundo sueño.

(...)

Me desperté por el constante cosquilleo que sentía en mi mejilla, que poco a poco se desviaban a mis labios, delineando delicadamente el margen de estos. Abrí los ojos lentamente y me encontré con Mitsuya. Quien era el responsable del cosquilleo que me provocaban sus suaves caricias que hacía con el torso de sus dedos. Al verme despierta me sonrio y ceso las caricias.

— ¿Te había dicho antes que eres hermosa? — me dijo mirándome fijamente.

— Engreída, loca, malcriada, inmadura, egocéntrica... — enumere con los dedos — No, creo que no me lo habías dicho — le respondí haciéndolo reír, mientras miraba hacia el piso apenado.

— Entonces supongo que solo lo pensé — seguía mirando hacia abajo.

— Mitsuya... — lo llame haciendo que subiera su mirada — Si le dije eso a mi padre es porque lo conozco — le explique — Si le hubiera dicho que nos llevamos bien, inmediatamente contrata a otro.

— ¿Entonces no quieres que me vaya? — levanto su ceja izquierda mientras se comenzaba a acercar.

— No... — le dije mientras me hacía a un lado y movía las sábanas para que entrará junto conmigo, rio por mi accionar. Se acomodo a un lado de mí y me abrazo por la cintura para después apegarme a su cuerpo, me abrace a su torso y acomode mi cabeza en su hombro, para poder ocultar mi rostro en su cuello y poder aspirar su delicioso y varonil aroma.

Pasábamos todo el tiempo juntos, me divertía mucho con él, llevábamos una semana de que nos hicimos "amigos".

— ¡Mitsuya! ¡Bájame! — le grite desesperada.

— ¡No lo creo! — dijo riendo mientras caminaba conmigo en brazos hacia el jardín.

— ¡Mitsuya! — alargue pataleando cuando vi que se dirigía a la piscina y se paraba en el borde —Solo fue una broma... — solté una carcajada — Además, creo que te ves muy lindo con bigote, barba y lentes — volví a reír.

Flashback.

Mitsuya se había quedado completamente dormido, y yo simplemente no lograba dormirme, me puse de pie y baje por un vaso de agua a la cocina.

Ya con mi vaso en la mano subí de nuevo a mi habitación, camine por el lado donde estaba Mitsuya para dejar el vaso en la mesa de luz. Me senté con cuidado a un lado para admirarlo, irradiaba tranquilidad verlo así. Volví a tomar el vaso y por accidente cayeron mis plumas, lápices y marcadores de la mesa. Me agache para levantarlos, mire una vez más a Mitsuya que dormía plácidamente y después dirigí mi mirada a los marcadores que traía en mis manos. Guarde todos excepto el negro. Lo destape y dibuje en el rostro de Mitsuya un gracioso bigote, un poco de barba, unos lentes y un pequeño corazón en su mejilla derecha.

Fin flashback.

— Y a mí me pareces preciosa mojada — me dijo mientras ponía sus brazos como para lanzarme a la alberca pero no lo hacia.

— Es que no podía dormir — le dije mirándolo tiernamente.

— Ni creas que esa cara me convence... — me dijo, aunque yo estaba cien por ciento segura de que lo convencería.

— ¿Ni esto? — le dije sensualmente antes de atrapar sus labios, me siguio el beso, era un beso tranquilo que poco a poco se volvía salvaje, pero antes de que se transformara por completo me separe de sus labios, no sin antes dar una pequeña mordida en su labio inferior. Termino de saborear el beso pasando su lengua por sus labios, primero el inferior y luego el superior.

— Ya, ya. Me convenciste... — me dijo mientras me bajaba sin soltarme, toque el piso con las puntas de mis pies y así me quede para poder a alcanzar nuevamente los labios de Mitsuya y dar un corto beso sobre ellos.

— Vamos adentro — me dijo sonriente mientras me tomaba de la mano, estaba por caminar y olvide que estaba parada sobre el borde de la piscina, y de un momento a otro estaba dentro de ella.

— ¡MITSUYA! — le grite tratando de sonar molesta pero no lo logre, una fuerte carcajada se escapo de mis labios.

El Niñero | Mitsuyᥲ TᥲkᥲshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora