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Hace 8 años, 3 meses, 5 días.

- ¡Hijo de perra! -exclamé caminando fuera de su porche en dirección a mi propia casa.

Tenía un solo pensamiento en mi cabeza: Odio a los niños.

¡Ugh! Mamá tenía razón cuando me dijo que la mayoría de los chicos eran idiotas.

Pero, como no, yo tenía que ignorarla como siempre e ir a saludar al vecino que tenía casi mi edad el primer día que nos mudamos. Obviamente, fue una pésima idea.

De haber sabido que me iba a usar como blanco para su guerrilla de globos de agua, nunca me habría acercado a la casa de al lado.

Ahora, que lo peor no fue eso, sino tener que esperar afuera de casa con la ropa y el cabello empapadas de, lo que espero que sea solo agua, por que mi mamá no quiere abrirme la puerta. Como dije, nunca debí dudar de mi adorada madre.

- ¡Papá! ¡Por favor! -rogué una vez mas, aún sabiendo que era inútil; en mi casa siempre se hace lo que mamá dice.

- ¡Lo siento cariño, a papá le toca lavar los trastos hoy, está ocupado! -la voz de mi madre sonó en respuesta y solté un suspiro.

- ¡Esto puede ser considerado motivo para demandarlos por padres negligentes! ¿Lo sabías? -escuché su risa ligera alejarse cada vez más de la puerta y supe que no me abrirían hasta que llegara la hora de cenar.

Frustrada y sin esperanzas de entrar a casa en las próximas dos horas, me senté en el suelo, recargando mi espalda en la puerta, por lo menos no tenía que soportar al maldito vecino.

- ¡Hey, vecinita!-su molesta voz, me hizo cerrar los ojos.

- Dejame en paz, tu presencia en mi casa me perturba. -murmuré, tratando de ignorarlo.

- Tienes un vocabulario bastante amplio para tu edad, pastelito. -sentí como se sentaba frente a mi en el suelo, así que abrí los ojos para verlo.

- No sabes mi nombre, mucho menos mi edad, idiota.

- Auch, ¿Qué diría tu madre si te escuchara hablar así, pastelito? -podía decir, por el tono de su voz, que lo único que quería era molestarme para pasar el rato.

- ¡Deja de llamarme pastelito! Y yo puedo hablar como se me antoje.

- ¿De verdad? -el idiota enarcó una ceja, que envidia, yo no podía hacerlo. - Yo no te calculo más de 10 años, pastelito.

- Tengo 12, imbécil, y deberías aprender a respetar a tus mayores.

- ¿Mayores? La última vez que revisé, 14 era mayor que 12, pequeña. -dijo sonriendo abiertamente.

- Si, bueno, yo hablaba de edad mental, ya sabes, es obvio que tu tienes la madurez de un niño de preescolar... No, espera, incluso mi hermanito Luke es más inteligente que tu, pedazo de imbécil. -espeté, levantandome del suelo y caminando lejos, no tenía idea de a donde podía ir, pero él no tenía por que saberlo.

Para cuando reaccionó yo había avanzado ya un buen tramo, mi vecino, de quien por ahora solo sabía que a) era un idiota y b) tenía 14 años, se puso a trotar hasta que me alcanzó, entonces redujo el paso hasta caminar a mi ritmo.

- Eso fue un poco rudo, ¿Sabes, pastelito?

- Esa era la idea.

- Y, ¿A donde vamos?

- ¿Vamos? Yo nunca te invité a acompañarme.

- No tienes idea de a donde vas, ¿Verdad? -insinuó con tono burlón.

Aceleré el paso, ignorandolo olimpicamente.

- Venga, pastelito, yo se a donde podemos ir. -su mano se cerró sobre mi muñeca y prácticamente me arrastró con él, obligandome a darme prisa.

Antes de que piensen otra cosa; me resistí, ¡Claro que me resistí! Pero había tres pequeños problemas; Uno, el cabrón era mayor que yo. Dos, también era más alto. Y tres, mucho más fuerte.

¡Maldigo a la pubertad! Siempre más generosa con los estúpidos niños.

- ¿Hay necesidad de arrastrarme con semejante salvajismo?

- ¿Hay necesidad de hablar como sí tuvieras 40 años, pastelito? -respondió a mi pregunta con otra pregunta.

- Mi nombre no es pastelito, es Carissa, pedazo de imbécil.

- Pues, mi nombre no es "pedazo de imbécil", es Matthew Jenner. -me miró sonriendo de manera risueña, con sus ojos azules brillantes. Si no me hubiese atacado con bombas de agua y posteriormente no me hubiese secuestrado, incluso podría creer que era un buen chico.

- Mi apodo es mejor, ¿Qué clase de nombre es Matthew Jenner? Pedazo de imbécil te pega más.

- Pues, por mucho que a mi si me guste tu nombre, me quedo con pastelito.

- Eres insufrible.

- Eso me han dicho. -respondió con simpleza mientras me guiñaba un ojo.

- ¡Por favor! Apuesto mi mesada a que es la primera vez que escuchas ese adjetivo en tu misera existencia, no creo que tus amistades cuenten con tanto vocabulario. -espeté y, aprovechando su sorpresa para soltarme de su agarre, continué mi camino.

Por algunos tres segundos el idiota de Jenner no reaccionó, pero después pareció despertar de su estupefacción y caminó hasta alcanzarme.

Comenzaba a creer que este chico tenía algún problema de retraso mental o algo.

- Pastelito, ¿Segura que tienes 12? -rodé los ojos ante su pregunta.

- Si, Jenner, resulta que soy de esas personas que recuerdan la fecha en la que nacieron.

- Auch, pastelito, no hay necesidad de ser tan cruel conmigo.

- Dejaré de portarme así, cuando dejes de llamarme pastelito.

- Supongo que puedo acostumbrarme a tu actitud, pastelito.

Yo reí sin poder evitarlo por el tono que utilizo para decir "pastelito", claramente me estaba retando.

- Bueno, ¿A donde vamos, Jenner? -el idiota me miró sorprendido, quizá esperaba que me resistiera un poco más pero ¡Hey! Estaba cansada y su compañía me resultaba divertida.

- Vamos por un helado, pastelito, es mi manera de disculparme por la travesura de hoy... Y por todas las que te haré en el futuro. -nuevamente me dedicó un guiñó y tomó mi mano para arrastrarme tras él.

- Ni creas que te lo voy a poner fácil, cada bromita que me hagas, te la devuelvo, pedazo de imbécil. -le avisé seriamente.

Matthew Jenner me sonrió, y fue así como empezó todo.

Supe con certeza que nunca en lo que me quedara de vida podría olvidar ese día.

Verán, ese día, conseguí un nuevo apodo, una especie de amigo realmente idiota y un par de helados gratis... Claro, después de ser golpeada por una cubeta de globos de agua, pero ¡Hey! A mi me parece un precio bastante razonable.

¡Hey! Primer capítulo y comienza esta historia, ¿Qué les parece? ¿Qué piensan de Jenner y Car?

My Adorable Mistake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora