XV

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Hace 2 años.

Jenner.

El sonido de la lluvia cayendo fuera no me dejaba dormir. Algunos podrán llevarme la contraria y decir que las leves gotas de lluvia contra la ventana son relajantes pero eso es seguramente porque nunca han sufrido de insomnio por causa de una desquiciada que no deja de llamarlos a medianoche para disculparse una y otra vez por algo que pasó hace meses.

Y de lo que no me había enterado hasta hace una semana.

¿Por qué no simplemente dejaba de contestar a sus llamadas y mensajes? ¿Por qué no podía tratar el asunto con la misma frialdad y ligereza con qué ella trataba todo? Ah, sí, porque estaba jodidamente enamorado de ella.

Finalmente me harté de la estúpida canción que había elegido como su tono de llamada y atendí al primer timbrazo de su veintiavo intento por contactar conmigo. Mi saludo fue corto, seco y no estoy seguro de que se pueda calificar como tal en realidad.

¿Piensas abrirme? —su voz fue demandante y parecía cabreada. Bien, porque yo también estaba muy cabreado con ella.
¿Para qué demonios quieres que te abra? Deberías aprender a tomar una indirecta, no quiero hablar contigo.
Estás hablando conmigo, idiota.
Voy a colgar. —avisé, sin saber muy bien por que al tiempo que rodaba los ojos.
Se donde guardas la llave.

Hice caso omiso a su última declaración y colgué la llamada, cerrando los ojos con fuerza y llevando las manos a mi rostro, golpeandome mentalmente por ser tan estúpido, porque incluso cuando estaba jodidamente molesto con ella, una parte de mí, sin duda alguna la parte más idiota, no podía evitar alegrarse al ver todos los esfuerzos que Carissa estaba haciendo por hablar conmigo, por aclarar lo sucedido.

¡Matthew Jenner, deja de ser un puto cobarde y ven a hablar conmigo! —gritó su voz desde lo que supongo es la sala de mi apartamento pero no me muevo.

Sus pisadas resonaron en dirección a mi habitación y la escuché murmurar maldiciones antes de tocar la puerta. Me quedé callado, otra vez.

Casi pude sentir su frustración por la forma en que aporreó la puerta, ella se rindió, sabiendo que no abriría así que abrió ella misma. Sabe que odio cerrar completamente mi puerta.

¿Quién te ha dado permiso de pasar? —es lo que salió de mi boca una vez estuve incorporado en mi cama.
Te dije que sabía donde guardabas las llaves. —me respondió con simpleza al tiempo que se sacudía el cabello, que estaba un poco humedo quizá por la lluvia de afuera. —Tenemos que hablar, de verdad, tuve una, uh, idea.

Examiné su rostro y me doy cuenta de que estaba sonrojada, me tensé, porque definitivamente no iba a aceptarlo si venía otra vez a solo tener sexo conmigo y a luego hacerlo con algún otro cabrón con el pretexto de experimentar. Yo la quería, la deseaba, pero solo para mí. No soportaba saber que para ella no sería más que una experiencia de la que aprender.

¿Vienes de nuevo a probar algo conmigo? —enarqué una ceja en su dirección, sin ocultar mi molestia.
Matt... Te he dicho que para mí no era la gran cosa, yo no sabía que era importante para ti.
Siempre has sabido lo importante que eres para mí. —repliqué, levantandome completamente de la cama para salir de mi habitación con ella pisandome los talones.

Mi respiración se agitó cuando sus pequeñas y delicadas manos tocaron mi espalda y se deslizaron hasta rodearme, abrazandose a mi torso. Sus labios se presionaron en el centro de mi espalda ahora y sentí como toda mi molestia se desvaneció en contra de mi voluntad.

Solo dejame hablar. —me pidió y esta vez no pude ni quise negarme, asentí con la cabeza y ella se movió para quedar frente a mí, sus ojos verdes demandando toda mi atención.

Ella mordió su labio inferior y cerró y abrió los ojos un par de veces, como si estuviera buscando valor para hablar. No la presioné, pero quiero saber por qué fue que hace más o menos un año me entregó su virginidad. Por qué después actuó como si eso no tuviera importancia. Por qué...

Yo confío en ti, con todo mi ser, Jenner. —me confesó en lo que debía de ser el tono de voz más serio que ella había empleado alguna vez. —Confío en ti lo suficiente como para haber tenido mi primera vez contigo, porque aunque el sexo nunca fue un tabú para mí, realmente quería tener mi primera experiencia con alguien a quien le importara. Lamento no haberlo aclarado en ese momento.

Traté de comprenderla, así que cerré los ojos y analicé sus palabras, tenía sentido para mí que ella tomara esas acciones, en especial porque después de tantos años sabía perfectamente como razonaba, sabía como pensaba.

También lamento no haberte dicho que estaba viendo a otras personas, yo... Tú sabes como son las cosas para mí, quería experimentar un poco sin tener que atarme y bueno, tú definitivamente serías un compromiso mayor.

Hice una mueca ante sus palabras, la entendía pero eso no quería decir que lo que hacía y decía me agradara demasiado. Me sentía jodido como una de esas chicas a las que ves haciendo la caminata de la vergüenza luego de haberse acostado con algún idiota que no pensaba llamarlas nunca.

Fue mi culpa, no debí haber pensado que teníamos algo exclusivo, así no es como funciona para ti. —me encogí de hombros, tratando de restar importancia al asunto que me quitaba el sueño.

Vi con expectación como relamía sus labios y abría la boca, dudando sobre si debía decir algo o no. Al final lo hizo, y lo que dijo era algo que nunca en la vida había esperado escuchar.

Seamos exclusivos. —murmuró y al ver mi expresión, se apresuró a seguir: —No me refiero a ser, como novios, quizás... Amigos con beneficios, eso suena como algo que puede funcionarnos, ¿No crees?
Pero seríamos exclusivos.
Ajá.

Sonreí, no completamente satisfecho pero con la palabra "exclusivos" resonando en mi mente, mareandome un poco con las emociones que me abrumaban.

Y yo podría besarte cuando quisiera. —murmuré acercandome, viendo como ella pasaba saliva.
Pero no en publico. —replicó para dejar claro su punto.

Aquello debió molestarme pero estaba demasiado embobado con la idea como para que los detalles menores de su reglamento me preocuparan en ese momento.

Pero justo ahora, podría besarte. —respondí con el mismo tono antes de inclinarme para unir nuestros labios.

Respondió a mi beso con una rápidez y unas ganas que me hicieron enloquecer, mis manos se deslizaron por su cintura, atrayendola a mí. Sabía que aceptar era una mala idea, pero si eso era lo máximo que ella estaba dispuesta a darme por ahora, entonces yo no iba a desaprovechar la oportunidad. Sería su amigo con beneficios por el tiempo que ella quisiera, por el tiempo que me tomara ganarme su corazón, por el tiempo que le tomara darse cuenta de lo dentro de mi piel que estaba desde que la conocí.

Por lo que le tomara comprender que ella era tanto mía como yo era suyo.


Oops, ¿Ya me odian? ¡Se que tardé un mundo en subir! Y no tengo excusa, pueden odiarme :'( pero yo aún los amo, así mucho.

¿Ya me perdonaron? Besos, su escritora irresponsable

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¿Ya me perdonaron?

Besos, su escritora irresponsable.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2016 ⏰

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