Capítulo Treinta Y Cinco

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Todo en la vida no era perfecto, claro que no, habrían grietas que nos harían arrepentir de cosas, y el ematoma en mi panza me daba la señal de que esta era una de esas grietas

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Todo en la vida no era perfecto, claro que no, habrían grietas que nos harían arrepentir de cosas, y el ematoma en mi panza me daba la señal de que esta era una de esas grietas.

—Tonta, tienes que tener más cuidado, me asustaste.

—No es nada, solo, solo un golpe.

—Deberíamos ir al doctor.

—Son las diez de la noche, Liam.

—Quiero saber que nada malo te está pasando, sabes que desde hace un tiempo estás enferma y estoy comenzando a sospechar que sabes que pasa y no quieres decírmelo.

Lo miré un momento. ¡No podía sospechar nada, no podía hacerlo!. Sacudí mi cabeza antes de reír.

—No seas tonto, cuando era pequeña me enfermaba muy seguido, es normal.

—Bien, pues yo no lo veo muy normal.

—Deja de preocuparte por tonterías.

—Claro, tonterías —rió sarcasticamente —. Mira la mierda de morado que tienes en el abdomen.

—Es solo eso, un morado —rodé los ojos.

—¿Y el sangrado?.

—Ya no tengo nada.

—Pero...

—Nada Liam, ya, por favor. Mañana iré al doctor si eso te tranquiliza, te lo prometo.

—Bien, y me dices que pasa —insistió —, no quiero tener enterarme de algo que no me hayas dicho por otra boca.

—Siempre te lo digo todo.

—Eso espero. Porque también me prometí no volverte a ocultar nada.

—Ahora, solo quiero... —lo tomé del cuello para pasarle la lengua por los labios —Pasar un rato con mi novio.

—Estás herida, no voy a hacerte el amor así.

—Vamos, no seas aguafiestas —me colgué de su cuello, pero no accedió a mirarme. Sabía que si me miraba, iba a perder —Liam, mírame —exigí tomándolo por la barbilla, sus ojos azules se encontraron con el azul grisáceo de los míos.

—No quiero hacerte daño —susurró bajando la mirada a mis labios, yo toqué los de él con mi pulgar.

—No lo harás, ya no tengo nada, ya no duele —y era cierto, no me dolía nada, supongo que el bebé era tan pequeño que debía de golpearme muy fuerte en el vientre para que le pasara algo, igualmente iría al doctor a descartar cualquier cosa.

—Dios... No puedo resistirme a ti, por más que lo intento —me tomó por los cachetes, yo me pasé la lengua mojando mis labios —, eres demasiada atracción.

Me besó el cuello dando inicio a los toques sexuales, sentí sus manos explorarme por encima de mi ropa, se separó de mí unos pocos segundos para levantar mi blusa de pijama, me miró por un momento el moretón de la panza, pero lo desvié tomando sus mejillas y plantandole un beso que lo dejó tonto.

Todo Por Ti [Libro #1] COMPLETO (SAGA AQP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora