Capitulo Dos

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Aún no captaba que allí estuviera parada la persona que me abandonó cuando más la necesitaba, no sabía que hacía aquí, ni mucho menos como si no pasara nada cuando estaba pasando de todo, cuando por fin reaccioné arrugué mi entrecejo.

—¿Por qué estas aquí?. —Exclamé enfadada haciendo que ella abriera los ojos como platos.

—Pensé que era bienvenida. —Miró a mi madre en busca de una respuesta, yo mientras, me crucé de brazos.

—Alanna, por favor, no seas grosera con tu hermana. —Me recriminó, yo reí sarcásticamente.

Jaja, si, hermana...

—¿Hermana? ¿Le dices hermana a esa cosa?. —La señalé descaradamente de cabeza a pies. —Dejé de pensar que tenía una hermana el día en que me abandonó. —Refuté, verla me hacía tener un sabor amargo en la boca.

—¿Puedes dejar de ser tan inmadura?.—Susurró mi madre acariciando el cabello de Dayan, yo por mi parte apreté los dientes.

Con ella si era cariñosa. Con ella era la mejor madre.

—Ok, cuando esta cosa se vaya de mi casa. —La señalé de nuevo y continúe mirando a mi madre a los ojos. —Me volveré madura.

Tú no serias madura ni aunque lo intentaras.

—¡Esa cosa tiene nombre y no vuelvas a...

Con pasos apresurados subí las escaleras, ignorando todo lo que tenía para decir mi querida madre, me enojaba que Dayan estuviera aquí, que hiciera como si no pasaba nada, me hacía creer que hay más hipocresía en la familia que en los amigos.

Y en algunas ocasiones es así.

Cerré la puerta de un portazo, enojada, y me desquité con los pobres peluches de felpa que me regaló mi abuela cuando era niña.

Era obvio que Dayan no iba a irse sin intentar "arreglar" las cosas. Golpeó mi puerta gritando mi nombre, cosa que me colmó la paciencia.

—¡No te quiero ver, lárgate!. —Grité desde el interior de la habitación, empezaba a molestarme más su presencia.

—¿Podemos hablar?. —Preguntó desde afuera.

—¡Entiende!, ¡Quiero que te largues!. —Y como siempre la reacción que salía de mi ataque de ira, aquella de la que tanto temía, me obligaba a hacer cosas que no quería.

Levanté mi lámpara y la lancé hacía la puerta, imaginando que era mi hermana en lugar de aquel pedazo de madera, impactó contra ella rompiéndose en pedazos.

Noté como Dayan había logrado abrir la puerta y su mandíbula casi cae al suelo cuando notó el desorden que había hecho en tan solo unos minutos.

—¿Qué?, ¿nunca habías visto una habitación?. —Ironicé, ella no dudo y giró su vista hacia mí.

—Por favor Alanna, hablemos... —Suplicó.

—Creo que tú y yo no tenemos nada de que hablar, no quiero verte, después de lo que pasó es imposible para mi poder visualizarte sin recordar, vete por favor. ¿Para que vienes ahora?. —Hice una pausa intentando encontrar las palabras completas. —No te necesito, cuando te necesitaba no estuviste para mi y me dejaste sola, me abandonaste, ayudaste a destruirme, y ahora estoy genial. —Solo tiré los peluches de felpa al piso, veía en los ojos negros del oso:

Todo Por Ti [Libro #1] COMPLETO (SAGA AQP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora