Capítulo Veintiuno

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Cerré mis ojos dejando que las manos de Liam me hicieran relajar.

Jadee cuando sentí la presión en un lado de mi pie, casi chillé.

Chillona.

Cheryl, oh Cheryl, sabes que si SOMOS.

—¿Cómo fue que te lo torciste?. —Preguntó de nuevo.

—Ya te dije, me caí en educación física.

—No te creo nada Alanna, deja de arrugar la nariz y empezaré a hacerlo. —Advirtió con el ceño fruncido mientras seguía cubriendo mi pie con su enorme mano.

—Bueno, estaba intentando darle una patada a Lila pero la imbecil tuvo reflejos y metió su rodilla. —Expliqué. —Le patee la rodilla, nada grave para ella.

—Que mala, la estatura no te dejó alcanzarla, enana.

—Debiste ver como hice el ridículo y deja de llamarme así.

—Deja la bolsa de hielo en tu pie y lo haré cuando crezcas. —Habló poniendo de nuevo la bolsa en mi tobillo. —Eso te bajará la hinchazón, no te la quieres, si no lo hace tendré que llevarte al hospital.

—No me gustan los hospitales. —Admití en voz baja poniendo un puchero, él asintió con la cabeza levantándose de la cama.

—Lo sé, pero debes seguir estudiando. —Insistió dando pasos lentos hasta llegar a la cocina.

—Todo va bien, desde que estoy aquí, me siento tranquila. 

—Puedes quedarte todo lo que quieras... —Iba a seguir hablando pero lo interrumpí.

—Pero... Pienso irme a la casa de Karol cuando vuelva de México. —Aclaré, él arrugó la nariz .

—Puedo cuidarte, molestarte, ser tu esclavo... —Empezó diciendo las razones por las que debía quedarme. —Manosearte... Follarte... —Susurró un poco más cerca de mí, aquello me hizo erizar la piel, solté una leve risa.

—No quiero abusar de tu humildad.

—Y no lo estás haciendo, pero si lo haces algún día... —Corrió su mano por el sofá hasta llegar a mi muslo descubierto. —Dejaría que abusaras de mí, con todo el gusto del mundo.

Me apretó un poco la pierna.

—¿Qué no estoy herida?. —Pregunté tirando de su cabello, rozando sus labios con los míos.

Por el Dios de las bragas, ¡Qué rico huele!.

—Se supone que es así.

—Prende el televisor, pide pizza y...

—A sus órdenes señorita Juliens. —Hizo un saludo militar que me hizo reír.

—Quítate el cabello, hasta que quedes pelón. —Bromee, él bajó la mano lentamente con mirada de terror.

—Oye, algunas cosas no van dentro del mandato. —Se cubrió el cabello con las manos.

—Era broma. —Fruncí el ceño sonriendo.

—Ya sabía. —Susurró. —Iré a pedir la pizza.

Caminó como si fuera una modelo llendo directo al teléfono, esas eran una de las cosas que tanto me encantaban de él, lo bromista...

—¿Hola? Si, ¿Podrías hacerme el favor de traer una pizza extra grande con doble queso?, otra también... —Pidió, yo abrí los ojos. —Si, tamaño pitufo es que es para una enana, si, ya saben la dirección, ok, gracias.—Colgó, me quedé mirándolo cuando camino raro de nuevo volviendo a mi lado.

Todo Por Ti [Libro #1] COMPLETO (SAGA AQP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora