𝖈𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 𝟔 - 𝖘𝖊𝖙𝖇𝖆𝖈𝖐𝖘

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El momento favorito del día de Ivy era aquel en el que se metía en la ducha y podía dejar de fingir que era una humana durante unos cuantos minutos. Ahí no tenía que acordarse constantemente de que debía mover el pecho imitando una respiración normal y que las personas, de media, pestañeaban veinte veces por minuto.

Podía quedarse todo lo recta que quisiera porque nadie pensaría que su postura era inusualmente rígida. Podía sacar los colmillos y rozárselos con la lengua sin que nadie la mirara raro.

Pero tenía mucha sed. Siempre que entraba en la ducha se quitaba el collar porque tenía miedo de que se estropeara por el agua o se le cayera por el desagüe, así que lo dejaba bien escondido bajo su ropa limpia para que nadie se lo quitara o lo cogiera por curiosidad.

Así que, cuando escuchó que alguien entraba en el cuarto de baño y encendía la ducha contigua, comenzó a darse prisa. Tenía miedo de que descubrieran su collar, pero, sobre todo, tenía miedo de pensar durante demasiado tiempo en el hecho de que estaba a solas con una persona en el baño y que se moría de sed y podría ser muy sencillo limpiar los restos de sangre con el agua de la ducha una vez se la hubiera merendado.

Hasta que escuchó que la otra persona cantaba. Entonaba una canción antigua de amor, con una voz tan suave que hizo que Ivy cerrara los ojos y apoyara la espalda contra la pared de la ducha. De haber sido humana, Ivy habría percibido lo frías que estaban las baldosas contra su piel, pero ahora ella tenía una temperatura corporal incluso más baja.

Reconoció la voz sin problemas porque era una voz que últimamente le costaba sacar de su cabeza. Cissy cantaba sin ninguna vergüenza por encima del ruido del agua y, para sorpresa de Ivy, no cantaba nada mal.

Pero su deleite cambió rápidamente de motivo cuando pensó de nuevo en que estaban solas en el cuarto de baño. Cissy estaba al otro lado de la pared, desnuda, bajo el agua. Cissy, que era tan guapa, tan delicada, tan inalcanzable.

Cissy.

Se imaginó saliendo de su ducha para colarse en la de ella. Se imaginó enterrando la cara en su cuello y colmándolo de besos, como hacía días que deseaba hacer. Se imaginó acariciando su espalda y sus manos, pequeñas y suaves, enredándose en su pelo. Se imaginó besando más allá y más abajo, donde nunca había besado a otra chica. Se imaginó cómo sería escuchar los suspiros de la chica contra su oído, pidiéndole más.

Se imaginó hincando los colmillos en su cuello y salpicando las paredes de sangre. Se lo imaginó tan vívidamente que empezó a ver cómo salía el agua del color carmesí más oscuro y denso que había visto jamás, y ahogó un grito al ver cómo teñía las baldosas blancas y la cortina verdosa de tela.

—¡Han encontrado otro cuerpo! ¡Otro cadáver!

Ivy y Cissy salieron de la ducha enrolladas en la toalla y se quedaron mirando con estupefacción. La persona que había entrado a anunciar aquello ya se había marchado sin dar más explicaciones, así que no tuvieron más remedio que correr escaleras abajo hacia la sala común para averiguar qué había ocurrido.

Los alumnos estaban reunidos en un gran círculo mientras un estudiante de quinto contaba lo que había escuchado, todavía sin aliento, ante todo aquel que quisiera escuchar.

—Han encontrado el cuerpo de un estudiante de Gryffindor, un tal Tomás...

—¿Turbado? ¿De sexto?

La chica que lo preguntó se llevó las manos a la cabeza cuando confirmó que aquel era el nombre del fallecido. Ivy intentó acercarse todavía más para escuchar todos los detalles, pero era complicado oír algo por encima del jaleo que se estaba armando alrededor de la chica que lo conocía. Tuvo que agudizar su nuevo oído de vampira para poder entender bien lo que decían:

𝕸𝖆𝖌𝖓𝖎𝖋𝖎𝖈𝖊𝖓𝖙𝖑𝖞 𝕮𝖚𝖗𝖘𝖊𝖉 | Narcissa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora