xxvi. china no es para todos

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DESASTRE GLOBAL,
capitulo veintiséis: china no es para todos!


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Lanshiang, China — 30 de junio de 2013.

          EL SILENCIO DE RADIO EN UNA MISIÓN SIEMPRE FUE UNA GRAN PREOCUPACIÓN PARA EL MATRIMONIO KENNEDY. A pesar de las circunstancias extraordinarias, ellos creían que el contacto constante era una matriz esencial para todo tipo de misiones. Al menos un mensaje, una señal de vida que sea reconocible a la vista. No había nada de eso para ellos en ese preciso instante, donde la niebla se empezaba a ver de manera más espesa, donde sus pasos debían ser medidos ante la inevitable trampa a la que se dirigían. Hunnigan logró allanarles el camino, dispersar la atención del gobierno al menos por unos instantes para que ellos pudiesen salir con vida de Estados Unidos.

          ¿Y detrás de ellos?

          Solo estaban los escombros en llamas de la ciudad de Tall Oaks.

          Lottie lloró en silencio la pérdida de otra ciudad bajo los efectos del virus, como también de la gente poderosa y corrupta como lo era Derek C. Simmons. Sin embargo, ella no podía hacerlo por siempre, no cuando el perpetrador del crimen andaba suelto. Ninguno de ellos podía tomarse el lujo de dejarlo ir, sin al menos cuestionar sus actos frente a la justicia austera. Entonces, la mujer de cabellos pelirrojos se recogió el cabello en una trenza y se colocó una camiseta bordó con mangas un poco largas, sus pantalones negros tenían los bolsillos suficientes para poner fundas y munición al alcance. Sus botas marrones tenían algunos rasguños, pero harían bien el trabajo. Su chaleco antibalas fue un peso que la ayudó a centrarse, pese a la falta de sueño y su claro malhumor. El avión donde ella se cambió se movió un poco, debido a la turbulencia, haciéndola tambalearse un poco hacia la puerta.

          (Por un segundo, ella sintió que estaban acercándose un poco más hacia el destino.)

          Se preguntó cómo un vuelo de cabotaje era capaz de llevar gente hacia la ciudad de Lanshiang en medio de una puñetera catástrofe, aun así, la respuesta la sorprendía con creces. La pelirroja caminó hacia el sector de primera clase, donde su marido estaba sentado contra la ventanilla del avión. Su atuendo era en su mayoría de color negro: pantalones y chaleco antibalas junto con sus correas y fundas atadas de manera apretada. Lo que realmente le resultó atractivo de ese atuendo era una camisa color azul marino que resaltaba en todo ese negro. Sí, definitivamente su marido resultaba ser la persona más atractiva en kilómetros a la redonda.

          Y ella no se quejaba para nada.

          —Hola, guapetón—dijo ella desde su lugar, una sonrisa ladina bailaba en sus labios.

          Kennedy giró su cabeza hacia ella, mirándola de pies a cabeza—Vaya...pero qué placer para mi vista.

          Lottie, por primera vez en la noche, soltó una carcajada genuina. Leon apreció aquel lado intocable de ella, queriendo aferrarse a eso un poco más antes de que se desatara el infierno. Se sentó a su lado, llenando aquel lugar vacío como lo hizo en horas anteriores. El rubio, percibiendo el calor corporal de su mujer a su lado, alzó una mano enguantada para poder entrelazarla con la de ella y darle un firme apretón.

NOIRE ━━ Leon S. Kennedy ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora