x. el anhelo que nunca se perdió

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DOLOR SIN FIN,
capitulo diez: el anhelo que nunca se perdió!


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Baltimore, Maryland, Estados Unidos — 2 meses después.

          CHARLOTTE HARMON-KENNEDY TENÍA QUE DEJAR DE SENTIR PICOS DE ESTRÉS, al menos por un buen tiempo, pero había veces que la situación ameritaba que ella estuviese estresada y eso realmente apestaba en todos los malditos sentidos. La muchacha de cabellos largos se recostó contra el respaldo del auto, cerrando los ojos por un segundo para poder juntar toda su mierda y enfrentarse a lo que se estaría enfrentando en un par de minutos. Leon, a su lado, le miró por el rabillo del ojo mientras mantenía ambas manos en el volante del auto; avanzando lentamente por el vecindario tan característico de Baltimore donde ambos crecieron alguna vez y abandonaron por un sueño que pronto se convirtió en una pesadilla. El castaño apoyó su mano derecha en la pierna de ella, dándole un ligero apretón. Ella lo miró, relamiéndose los labios de manera casi inconsciente.

          Leon podía ser una de esas personas que podría mantener la calma en momentos tensos como el que pasaba Lottie en esos momentos.

          —Tranquilízate, por favor—le dijo Leon de manera suave, pero Charlotte podía jurar que tenía algo de diversión en su tono—. Solo iremos a darle una visita a tu madre.

          —No hay nada que pueda tranquilizarme, Kennedy—sentenció la pelirroja fulminándolo con la mirada—. Iremos a ver a mi madre luego de casi dos años y la última vez que fuimos éramos compañeros de equipo a punto de entrar al entrenamiento del maldito Servicio Secreto—Leon sofocó una carcajada, Lottie le pegó un manotazo—. Ahora se encontrará con que estoy viva, casada con un agente federal y con una hija adoptiva de ocho años.

          —Casi adoptada—recalcó el castaño haciendo que Harmon rodase los ojos—. Gracias a Dios que Nora aceptó cuidar de ella mientras nosotros hacemos los papeles necesarios para concretar su adopción.

          Aquellos sí que se trataban de finos detalles.

          Al volver de aquel lugar donde mataron a Dalton, Leon y Charlotte pasaron las siguientes veinticuatro horas esperando a que vengan a extraerlos para volver a Estados Unidos — corroborando más de una vez de que Bauer estaba realmente muerto entre los escombros. Horas antes logró llegar un paquete que traía pertenencias útiles que servirían para su extracción, todas ellas pactadas por Adam Benford e Ingrid Hunnigan. Leon fue el primero en abrir la caja, permitiéndole a Lottie unos minutos más de descanso y procedió a abrir dicho paquete sin más preámbulos. El castaño frunció el ceño al ver una nota que estaba firmada por la propia Hunnigan, la cual decía: "¡Felicitaciones a los novios! Con grata alegría, el maldito gobierno de los Estados Unidos y mamá Hunnigan". Cuando miró en su interior, se topó con un documento dentro de una carpeta, dos boletos de avión (tendrían que hacer su propia extracción ellos mismos), una cajita pequeña y un pasaporte dentro.

NOIRE ━━ Leon S. Kennedy ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora