xv. una madrina designada

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GUERRA CIVIL,
capitulo quince: una madrina designada!


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          LEON KENNEDY SABÍA PERFECTAMENTE CUANDO ESTABA EN PROBLEMAS, solo que, en ese momento, al ver a su mujer en el mismo lugar que él, decidió concluir lo siguiente: que estaba hundido en demasiada mierda como para inventar alguna excusa. En el frenesí que ocurrió en las últimas horas desde que llegó fue suficiente para ponerlo de mal humor y ver a la figura de su mujer frente a él — de brazos cruzados, apoyada sobre la pared de piedra y con una expresión que a ojos de él no parecía nada amistosa. Sí, definitivamente Leon Scott Kennedy estaba hundido en mucha mierda. Pero, por otro lado, agradecía gratamente la presencia de su esposa y (casualmente) compañera de crimen en un entorno tan hostil como lo era ese lugar. Terminó por deducir que fue Hunnigan quien la envió por él, lo cual era un alivio y un llamado de atención al mismo tiempo por sus actitudes. Sin embargo, en lo que a él se refiere, no llegó a importarle un bledo.

          JD parecía estar achicándose más y más conforme la mirada fulminante de la pelirroja se hacía más intensa, sumada a la mirada azul del castaño que estaba en contra de ella: tan examinante como siempre.

          Si él conociese los detalles, simplemente rodaría los ojos.

          (Pero el eslavo estaba siendo más intimidado por los norteamericanos que por su propio comandante.)

          —¿No vas a decir nada, Kennedy?—preguntó Lottie rompiendo súbitamente el silencio, su postura intacta.

          —Tengo...varias preguntas—sentenció el aludido, su mirada fija en ella, recomponiéndose de la sorpresa—. Pero empezaré con la primera: ¿Qué diablos haces aquí, Lottie?

          Charlotte tuvo que contenerse de darle un balazo debido a que no solo estaba exponiéndola en territorio enemigo, sino que también tiene la audacia de revelar su identidad a un guerrillero. Ella agradeció conocer el sarcasmo y el cinismo que él heredó conforme avanzaban los años, pero algunas veces eso llegaba a irritarla. No obstante, ella sonrió de lado, queriendo redoblar la apuesta.

          —Ouch, eso es un poco brusco—respondió la pelirroja ladeando su cabeza a un lado—. Solo he venido a buscar y a llevar el trasero de mi querido marido de vuelta a Estados Unidos.

          JD frunció el ceño confundido, sin creérselo—¿Qué?¿Él es tu marido?¿No era tu compañero?

          —Compañero y marido—gruñó Kennedy sin quitarle los ojos a Charlotte, confirmando la sospecha—. ¿Quién te envió aquí?

          —Ah, ah—lo interrumpió ella—. Las preguntas aquí las hago yo y decir que tú estás en problemas por ir en contra de órdenes es quedarse muy corto.

NOIRE ━━ Leon S. Kennedy ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora