Capitulo 14

2.7K 264 58
                                    

Amelia esperaba inquieta en la cocina de su piso. Cuando el día anterior le había mandado un mensaje a Luisita para quedar para almorzar, no había sido consciente al 100% lo que eso conllevaba. Estaba nerviosa a más no poder pero quería hacerlo, quería lanzarse a volar porque sentía que valía la pena enfrentarse a todos sus miedos por Luisita.

Habían quedado sobre las doce y ya se pasaban dos minutos de la hora acordada y los nervios se hacían cada vez más grandes. Había decorado la mesa con su mejor mantel y su mejor vajilla que normalmente no solía usar y estaba preparando un pollo al horno con verduras, que sin saber como estaba logrando hacerlo.

Escucho cómo sonaba el telefonillo alertando que Luisita ya estaba ahí, le dio paso para que entrara al edificio, y se fue a esperarla al marco de la puerta, la vió salir del ascensor y la respiración se le corto como cada vez que la veía, venía vestida completamente sencilla pero aunque Luisita se pusiera una bolsa de basura quedaría igual de guapa.

– Holaa – Saludó alegremente Luisita.

– Hola... – Le devolvió el saludo. – Pasa.

– Vas muy guapa. – Le dijo y se sonrojó ante su propio comentario.

– Pero si voy normal. – Mintió porque sabía perfectamente que se había vestido para la ocasión.

– Que rico huele... Creí que la cocina no se te daba bien. – Dijo riéndose.

– No, claro que no, soy pésima pero por ti he mirado videos tutoriales y leído algunas recetas y las indicaciones para saber hacer todo de la mejor manera posible.

– ¿Qué estás cocinando?

– Pues un pollo al horno con especias acompañado de patatas, zanahoria y calabaza al horno.

– Amelia, estás bromeando ¿verdad?

– ¿Por qué?

– ¿En serio estas cocinando eso?

– Pues si, mira ven. - Cogió la mano de la rubia y la arrastró hacia la cocina, se puso un guante y abrió el horno sacando el pollo que estaba cocinado a la perfección.

– Amelia en serio, no tenías por qué hacer todo esto, que con pedir comida me conformaba.

– Pero quería hacerlo, de verdad. Además así puedes ver que no se me da taaan mal la cocina. - Dijo sonriendo orgullosa. – Pues vale, ve al comedor que enseguida llevo la comida.

Luisita al llegar al comedor se sorprendió al ver cómo estaba decorada la mesa, que no sólo tenía otro mantel y otra vajilla a la que acostumbraba a ver, sino que estaba su vino favorito sobre la mesa.

– ¿Teníamos que festejar algo y lo olvidé? – preguntó haciendo un repaso mental por sí lo habría olvidado.

– No, no... es solo que me apetecía que fuera distinto.

– Pues me gusta. Traje postre. – De las veces que Amelia la había invitado a comer, siempre había sido ella quien llevaba el postre. – Lo pongo en la refri.

Luisita tomó asiento esperando a que Amelia volviera de la cocina ya con la comida servida, y aunque ya habían compartido almuerzos varias veces, dentro suyo sabía que este era un almuerzo diferente. Todo era diferente, como estaba actuando Amelia y como había ambientado su piso creyendo así que festejarían alguna ocasión especial y por un momento al darse cuenta de todo lo que estaba implicando aquello, lo relaciono a una cita romántica y su ansiedad comenzó a crecer haciendo que se pusiera nerviosa automáticamente, es que si Amelia tenía alguna intención de hacer que aquel almuerzo significara algo romántico, ya estaban en ello y a Luisita le entró un miedo atroz.

Cuartel 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora