Capitulo 3

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Amelia comenzaba su rutina de la mañana temprano, una ducha con agua bien caliente y un café con tostadas mientras leía las últimas noticias del día. Su desayuno se vio interrumpido cuando sintió cuatro patas subirse de repente encima suyo exclamando caricias.

— Hola bebé, buenos días. — Dijo Amelia mientras lo acariciaba y buscaba acurrucarse entre sus brazos acostándose así en la mesa.

Le dejó un poco de comida para que tuviera hasta su vuelta, y terminó de preparar el bolso para ya dirigirse al cuartel.

Una vez llegando allí, fue directamente hacia el vestuario para guardar el bolso en su casilla y cambiarse de vestuario colocando así el conjunto deportivo que pertenecía al cuartel.

Cerca de ella se encontraban Marina y Jesús entrando al vestuario conversando de cosas aleatorias.

— Parece ser, que Luisita va a reemplazar a Sebas. — Escuchó decir a Jesús.

— No me jodas ¿en serio? — Se sorprendió Marina.

— Si, yo tampoco pensé que volvería. —

— Ya era hora, se la echa de menos. — Dijo Marina.

— Si, aunque no creo que se quede, será hasta que Sebas se recupere pero aun así, volver aquí, debe ser difícil. — Dijo Jesús

— Ya, pero tenemos que tratar de que se sienta cómoda, es muy buena chica.

— Si, espero que nadie meta la pata. — Dijo Jesús haciendo reír a Marina

— Empezando por ti, tío. Que a veces se te va la olla. — Dijo Marina

— Oye, que voy a tener cuidao.

— Mas te vale, ahora vamos que tenemos que entrenar.

Amelia que mantuvo su postura allí sin decir ni una palabra pero escuchando la conversación en si, le intrigaba saber quien era Luisita y porqué había tanto revuelo con que volviera al cuartel, debía de ser algo grave para que aquella chica no quisiera volver a pisar el lugar, Amelia era recientemente nueva en aquel lugar, así que nunca había llegado a conocerla y hoy finalmente la conocería.

Mientras se dirigía hacia la sala de descanso para prepararse sobre una clase que daría hoy a unos niños de un colegio que visitarian el cuartel y se encargaría de mostrarles el lugar y explicarles algunas cosas, como mostrarle las vestimentas o los camiones.

— Bien, esto de aquí se llama alarma de seguridad personal, si un bombero está completamente inmovil durante más de 18 segundos, suena una alarma más fuerte hasta que se mueva de nuevo. — Explicaba a unos niños sentados en el piso que la miraban atentamente y a cada uno le había colocado un casco de bombero.

— ¿Por qué? — preguntó uno de los niños.

— Bueno, si está herido o atrapado sabremos dónde encontrarlo. — Respondió haciendo activar la alarma comenzando a sonar un pitido fuerte donde los niños comenzaron a taparse los oídos mientras se reía levemente y lo apagaba. — Eso es fuerte ¿no? — Preguntó y todos los niños asintieron. Bien sigamos, este cuartel es especial porque tiene una patrulla de rescate, la patrulla 16 cubre gran parte de la ciudad, son expertos en rescates en el agua, extracción, un poco de todo.

— ¿Y tú estás con ellos? — Preguntó otro niño.

— Claro, mi padre fue miembro de este cuartel por años y me ha entrenado para que hoy pueda estar aquí.

Al terminar de contar un poco sobre la clase, los llevó a una visita guiada por el cuartel para que conozcan cada lugar, pasando por los camiones primeros, luego los vestuarios, el gimnasio, animó a algunos chicos a lanzarse por el caño que conectaba el vestuario con la sala principal donde se encontraban los camiones cuando de repente vio a Marcelino caminar hacia la sala de oficinas con una chica rubia pero no pudo verle el rostro, solo pudo observar desde la espalda y entendió perfectamente que seguro se trataría de su hija.

Cuartel 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora